Todos nos hemos parado a pensar en algún momento de nuestra vida por esa chispa de la vida y de la felicidad; hasta donde éramos capaces de absorber publicidades subliminares que nos absorbieran y manipularan en la recepción de un mensaje particular.
No es cuestión baladí que muchos profesionales de la sociología, psicología y de la creatividad, en sus empresas dedicadas al freelance publicitario, generen y manipulen imágenes, datos, colores, expresiones,…., para hacernos llegar un mensaje pseudo enfrascado que no significa lo mismo sino todo lo contrario a lo que percibimos, si no le damos la vuelta como el cuento de la abuela.
Lo que es bien cierto que estamos inmersos en una sociedad de consumo donde, desde la valla publicitaria, hasta el brik de zumo está dándonos un mensaje. Ni Fernando de Sausure se lo hubiese podido imaginar hasta donde podía llegar su teoría de la semiótica en relación a la publicidad subliminar.
La cuestión es que gracias a la difusión de la comunicación, también se difunden los casos que demuestran y desmontan esos mensajes, conociendo los mecanismos no sólo físicos sino también psicológicos que subyacen a muchas técnicas utilizadas, desde el tres por dos, hasta el propio color amarillo sobre negro por decir un algo para conseguir llevarnos al huerto de la compra inmediata y no razonada.
Y este razonamiento se frena y debe frenar desde el conocimiento de la manipulación consciente que nos permita ser personas menos manipulables y más libres para actuar según nuestros propios intereses. Es cierto que no podemos vivir aislados del mundo que nos rodea, pero lo que si podemos ser o intentar ser es independientes y mantenernos al margen de políticas de ventas, por muy profesionales que se consideren.
Con el paso del tiempo te haces mucho más minimalista, y además de una forma absoluta es decir comprendes que la felicidad no está en tener cosas o bienes de consumos sino en acercarnos a los objetos intangibles como necesarios para transformar nuestro caótico mundo.
También comprendes con el paso del tiempo, que los cánones de belleza se marchitan, que las esbelteces no sucumben al fantasma de la enfermedad y que en definitiva lo que importante es encontrarte realmente satisfecho contigo mismo, viviendo ese presente real y efectivo.
Por otra parte cada uno tenemos nuestro mundo cultural propio, con lo cual todas las manipulaciones publicitarias no nos pueden llegar, precisamente por carecer del interés que no nos producen.
Está claro que en general todo está estudiado y mercantilizado, si bien sólo queda ser conscientes de cual son realmente nuestras necesidades reales que no banales y aplicarnos la máxima de que más vale ser más libre para realmente ser lo que tu quieres ,que dejarte llevar por el anzuelo caprichoso del merchandising.
Ferran Aparicio
1 de Septeimbre de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario