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domingo, 5 de octubre de 2014

APOLOGIA DE UN DESTINO

Es cierto o así a mi me lo parece, que aunque las circunstancias y los acontecimientos de una vida expresen lo contrario, nada ni nadie puede hacerte sufrir, controlar tu vida, pues esta en tus manos el mantener el control de tu vida y de tu felicidad.
Quizás y sólo quizás, el acto se traduce a enfrentarnos por mal que nos sepa con nosotros mismos, y en este sentido surgió la logoterapia.

La logoterapia es una psicoterapia que propone la voluntad del sentido, priorizando la motivación primaria del ser humano y fue fundada por el psiquiatra vienés Víctor Frankl, superviviente del holocausto, ámbito que le ayudó a valorar el sentido real de la vida y sus propias connotaciones.

Frankl, enfoca la voluntad del sentido como la tensión radical y sana del hombre para hallar y realizar un sentido, en definitiva un fin, que nos ayuda a enfrentarnos a nosotros mismos.

El enfrentamiento y en contra de lo que común piensa la gente no es de dentro a fuera, sino todo lo contrario; desde la propia interioridad hacia la realidad exterior es lo que nos ayuda a trascendernos a nosotros mismos desarrollando nuestras potencialidades, en definitiva un acto que no convierte en seres más humanos.

Es cierto y habitual , tanto en los que lo hemos vivido en primera persona, como cuando hemos sido espectadores de situaciones que cuando no se encuentra sentido a una vida; abrimos la puerta de la depresión, una puerta que nunca más se cerrará y su visibilidad dependerá del vacío existencial que contengamos en cada momento.
Es por ello que con esta filosofía la logoterapia trata de afirmar la búsqueda de lo fundamental del ser humano que en definitiva no se trata de la búsqueda de la felicidad como concepto efímero, sino de la voluntad del sentido como emoción que conlleva al estado de felicidad.

Como fundamento de la logoterapia, Víctor Frankl, fundamenta en su teoría básica que: “al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de sus libertades humanas, la elección de la actitud personal que debe afrontar frente al desarrollo de cada día y de su propio destino”, pues en definitiva es libre de decidir su propio camino.

En este sentido y trascendiendo desde nuestro interior esa voluntad emocional uno llega a la convicción de que no podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia, pues en todo caso somos nosotros quienes decidimos como reaccionar e interpretar aquello que nos sucede, siendo conscientes de que no sufrimos por aquello que nos pasa, sino por aquello que interpretamos, aquello que decía Miguel Ruiz, no hagas suposiciones.

Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad, y en definitiva sólo se trata del control de nuestra voluntad del sentido.

Ferran Aparicio

5 de Octubre de 2014

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