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domingo, 1 de marzo de 2015

AFLOJANDO MACHOS


 Ha llegado un momento en la vida que uno por edad, por madurez o simplemente porque ha llegado su momento tiene que aflojar los machos y dejar de tirar o ser tirado hacia un camino imposible.

Analizándolo bien hemos construido un sistema que nos persuade a gastar dinero que no tenemos sobretodo en cosas que no necesitamos y lo peor de todo que muchas veces lo hacemos inconscientemente para impresionar a personas que no nos importan.

También es cierto que uno no puede ni de dejarse ni abandonarse, pues en cualquier caso aceptando cada etapa de la vida, vamos creciendo y aportando a la humanidad cosas, como espejo reflejo, tanto en lo que nos rodean como a lo que nos siguen precisamente porque ya hemos vivido la etapa que vemos reflejada en la gente joven, aun que en otras circunstancias seguramente.

Lo que si es cierto que ningún individuo decide cambiar hasta que su situación le viene insoportable, bien por agotamiento, bien por aburrimiento o simplemente por que ha llegado el momento, su momento.

Aflojar los machos es una forma sencilla y amena de explicar porque todos los seres humanos solemos actuar y pensar y comportarnos de una misma manera cuando sobrevenidos los penúltimos  brotes de escepticismo inconsciente, un día te levantas y te das cuenta que ya no vale la pena perder más tiempo, que no es necesario ir ya tan deprisa, que ya no te crees nada y en cualquier caso incluso cualquier razonamiento debe ser bien rumiado antes de sacar unas conclusiones precipitadas, en definitiva y si lo analizas fríamente has cambiado la forma de comprender tu vida.

El proceso de aflojar machos va también relacionado con el proceso de cuestionamiento de las creencias con las que has creado tu identidad y esto significa que un día te sorprendes y notas que te estas reinventando poco a poco, empiezan a aflorar nuevas ideas, nuevas creencias, rompiendo cadenas mentales ya agotadas que estaban limitando el seguir descubriendo nuevas etapas de tu vida.

Este proceso es real y existe, en mayor o menor grado en cada persona, en relación a lo que cada persona le pida a la vida, pero lo que también es claro es que debemos verificar toda la información que nos llega del exterior, cuestionándola  con nuestra propia experiencia, pues al fin y al cabo es algo propio que nos define.

Es cierto si miramos a nuestro alrededor que  existen muchas maneras de comprender y disfrutar la vida, tantas como personas hay en el mundo, pero sin embargo lo social marca un punto común en cuanto haber sido educados para seguir un estilo de vida dentro de un pensamiento único, y en nuestra sociedad es el estado del bienestar, sin más.

Les animo a aflojar los machos, aunque sea tan sólo por un momento y se lo piensen si la aceleración que están llevando les vale la pena en este real y concreto momento de su vida, porque yo ya lo estoy haciendo o al menos intentándolo como patología de la normalidad en esta nueva etapa.

                                                             Ferrán Aparicio

                                                       1 de marzo de 2015

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