Vistas de página en total

sábado, 25 de abril de 2015

EXILIO FORZOSO


Hace unos días saltaba a la palestra que más de ciento cincuenta mil personas, habían ahuecado el ala y se habían lanzado a una nueva aventura de trabajar en el extranjero. Los destinos eran, variados, variopintos y diferentes, ni les digo la cantidad de diferentes situaciones que había producido esta situación, pero el punto común era como no, la falta de una oportunidad laboral.

No voy a incidir sobre el concepto de fuga de talentos que empobrece a un país, además de arruinarlo en el sentido que cuando un estado político y social, ha fomentado la educación con el esfuerzo brillante de alguien, va éste y se nos va en su mejor añada, a rematar lo que aquí hemos generado, con sus costes respectivos para el resto de la sociedad, sin más que por una simple deficiente gestión laboral de posibilidad de desarrollar su talento.

La verdad que es cómico a determinadas edades donde ya lucen canas, el hecho de reflexionar llegando a la conclusión de que aquí no hay quien viva, además de esa famosa serie televisiva, el concepto que conlleva aparejado.

Al margen del revolutum político y social, donde muchos ya no sabemos dónde mirar más que al frente y con cuidado de no tropezar, me da pena pensar como han pasado los años y mucha gente nos encontramos como siempre en esa generación sándwich, que ni somos jóvenes ni somos mayores, pero hemos luchado por un futuro que nunca llega, por no decir un presente poco apetecible.

Es cierto que si me pillara con veinte años menos, yo sería el primero en salir corriendo con lo puesto, pues ya son varias las crisis económicas que hemos pasado los de mi generación, dicen que son cíclicas, pero cada día son más largas y se acercan más entre ellas y nos recuerdan con cotidianidad los debates que parecían olvidados desde la postguerra española.

Dicen que en el papel que cada cual escribe la historia de su vida se ve marcado por una arruga grabada en el mismo, para los más afortunados simplemente una marca para otros una brecha insalvable, pero lo que si es cierto que hay que perder los miedos y renovar el papel en que vivimos.

Es cierto que la imagen del exiliado forzoso actual, es una imagen más joven de la que en nuestra sociedad estábamos acostumbrados a recordar, donde los rasgos de hambruna y despedida con sollozos en las estaciones se transforma.
 
Hoy en día es más fácil viajar mucho más lejos a mundos donde las oportunidades están esperando a gente preparada. El exilio forzoso es una situación difícil pues a nadie le gusta salir de su zona de confort, pero sin embargo no podemos perder la perspectiva de que quien no se moja, no cruza el charco.

El viaje de la vida nos lleva ya en territorio nacional por caminos desconocidos, pero el inmovilismo puede ser la causa de nuestro suicidio, si no físico emocional, con que animo mal que me pese, a ejercer el derecho del exilio forzoso como algo natural, como siempre, sin más.                                               

Ferrán Aparicio
25 de abril de 2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario