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miércoles, 30 de septiembre de 2015

AHORA, A POR QUÉ ME DECIDO


En estos momentos en las universidades van a abrir sus puertas y van a dar comienzo las clases para los noveles alumnos, me pregunto cuanta gente ha entrado a la universidad  con algo de vocación y quien no se ha preguntado con los tiempos que corren a que me dedico y a por qué me decido.

Además de toda la burocracia de certificaciones, identificaciones, ingresos y demás componentes de esta receta componentes de admisión, está la dichosa nota de corte, que a favor o en contra ha jugado a que estos noveles universitarios pudieran acceder al menos a sus deseos o en su lugar a la lista de vacantes en las cuales han sido aceptados como recurso de última generación.

Es bien cierto que hoy en día nadie tiene el futuro asegurado, que la fuga de talentos es una realidad en esta España querida y que sería mucho más loable tener vocación que acostumbrase y fabricársela para ser al menos un correcto profesional, lo que también es cierto, es que los jóvenes de hoy en día, por las entrevistas que he tenido con ellos lo que les preocupa en primer lugar es cuanto se gana, en vez si realmente es su vocación.

La información de los sectores profesionales que corren en los últimos meses afirma que aunque con dificultades han sobrevivido a la crisis, independientemente que la tasa del paro ronda el 25% entre los universitarios que han acabado sus carreras y no encuentran árbol donde ahorcarse.

Lo cierto es que algunas profesiones han sido duramente golpeadas por el desempleo, especialmente aquellas derivadas de la construcción y de la burbuja inmobiliaria en la que la demanda es cero o menos uno, por decir un algo.

Las profesiones clásicas como  son las vinculadas a la sanidad, la educación y el derecho mantienen cuotas de paro  bajas frente a las derivadas de la comunicación y la protección al medio ambiente.

Hoy internet les permite acceder a encuestas donde se determina con datos los profesionales que se encuentran trabajando en un puesto relacionado directamente con su formación académica y de alguna forma ratifican que la elección de su vocación ha sido un acierto al pleno.

También es cierto que por la estadística de edad mucha gente no está trabajando directamente en  lo que se ha licenciado  o para donde encaminaron sus estudios y se encuentran haciéndolo en campos relacionados o próximos, sin ser necesario comentar el caso de los ninis, que son los que fundamentalmente se ocupan en el campo de los servicios, con vocación o sin ella o simplemente por dinero o diversión.

Animo a todo el mundo que ha empezado un proyecto de estudios a desarrollarlo y acabarlo con vocación, pues no hay que perder la esperanza  y pensar que siempre hay oportunidades para trabajar en aquello que verdaderamente te guste, sin perder la esperanza y con gran esfuerzo y como siempre , con algo de suerte.

                                                                Ferrán Aparicio
                                                      30 de septiembre de 2015

 

 

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