Cuando hablamos de
zonas de confort , un término que está muy de moda , hablamos de como el ser
humano llega un momento que renuncia a su lucha y se acomoda en todos los
sentidos , situaciones y emociones que la palabra puede abarcar.
Es
bien cierto que quién ha tenido que afrontar situaciones dolorosas, la mayoría
de las veces ha arriesgado su comodidad y ha apostado por la superación en
detrimento del estancamiento personal y emocional, pudiendo llegar a encontrar
esta calma en el momento y las circunstancias más insospechadas.
Pero
también es cierto que cuando vas cumpliendo años , salvo error o excepción te
vas aquietando y acomodando de alguna manera , dando o intentando dar la
importancia relativas que tienen las circunstancias y las cosas en sí mismas
Puede
ser que de forma inconsciente, nuestra lucha interior se fuese cristalizando en
logros imperceptibles para nosotros pero al acumularse uno detrás de otro, con
la perspectiva del tiempo nos ha trazado el camino al que nos ha llevado la
vida al punto que nos encontramos y consecuentemente si lo analizas fríamente te
das cuenta que no necesitas que todo sea ideal y esté controlado, simplemente
disfrutas de lo que tienes e ignoras lo que te hace daño o de alguna forma ya
no te llama la atención por resulta innecesario e imprescindible.
Quién
ha luchado por mejorar se da cuenta de que una de las mejores formas de
alcanzar el bienestar es, simplemente, saber cuidarse a uno mismo y cuando los
asesinos silenciosos como la tensión arterial yo simplemente la innegable
necesidad de llevar gafas de presbicia, te recuerdan el paso de los años y
reflexionar sobre una serie de sabias decisiones, que balancean lo que queremos
y lo que no queremos en nuestra vida.
Esto
implica de cierta forma el autocontrol y el aquietarnos para saber escucharnos, en lugar de solo
escuchar lo que los demás dicen de mí, pues lo que digan los demás está de más
o ande yo caliente ríase la gente.
Cuando
cruzas la barrera de los cincuenta te das cuenta que no hay nada peor que supeditar tu vida y
tu personalidad a la aprobación constante de los demás., pues al final de este
ciclo te das cuenta cómo has sido adicto a cosas tan superfluas como ir a la
moda no sólo a la moda de tendencia, si a ser adicto a patrones de conducta
guiados por la sociedad, que en definitiva es la quien ha supuesto lo mejor
para ti.
Si
te dejas llevar , tu personalidad nunca estará integrada en un todo, sino que
será una construcción de retales y viejas ideas impuestas en ti por la sociedad,
sin que tan siquiera te hayas planteado el verdadero sentido que tienen para tu
vida.
Al
final llegas a un punto que te das
cuenta que el secreto de la supervivencia bien avenida se centra en saber
escucharse a uno mismo, hacer caso a tu intuición, perderte por dónde los demás
dicen que no vale la pena que vayas y encontrarte al final del camino con el
trozo más auténtico de ti, para quedártelo y decidir llevarlo siempre contigo y
sobre todo de sentirte satisfecho de
haber hecho y sido lo que te ha apetecido sin ningún tipo o al menos con la
mínima influencia exterior y eso en sí mismo es un triunfo.
Ferrán Aparicio
15
de marzo de 2018
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