Como
cada año y después de una buena fiesta incluida su consecuente resaca, me
planteo como cada españolito todos esos retos que anoche en los cinco minutos
para la cuenta atrás, me venían rápidamente a la cabeza.
Los humanos somos en mayor o
menor medida, un poco cabezotas y parece que nos guste mortificarnos, pero la
pura realidad es que el tiempo pasa demasiado rápido y si bien resulta deseable
anclarnos en el presente, la trascendencia del factor tiempo nos trasforma el
presente en el pasado y el futuro en presente como si de un rayo de tormenta se
tratara.
Otro más ha llegado y todo
son retos y proposiciones, sin embargo peinando alguna que otra cana, me
resuena la madurez como concepto y la
experiencia como trayectoria.
El replanteo de este día, es como un balance en el que
cabe todo o casi todo, pues según pasen los años aprendes
que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tiene influencia sobre
nosotros, pero que nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos.
Esa madurez emocional te ayuda a aceptar tus derrotas con la cabeza
erguida y la mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de
un adulto. También es bien cierto que tu
racionalidad será más sensible a
construir todos tus caminos, porque el terreno de mañana es incierto para tus
proyectos y, el futuro, tiene la costumbre de caer en el vacío, dado que los
años van pasando demasiado rápido o en demasía.
Respecto al mundo que me
rodea , como a todo el mundo con el tiempo
aprenderás que las nuevas amistades continúan creciendo a pesar de las
distancias; y que no importa que es lo que tienes, sino a quien tienes en la
vida y que los buenos amigos, son la familia que nos permiten elegir, además
llegarás a la conclusión que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos
dispuestos a aceptar que lo amigos cambian, si bien también cambia su prioridad
en nuestras vidas y su posición en la escaleta de afinidad e intimidad.
Es bien cierto que desde la
madurez muchas veces tomas a la ligera a las personas que más te importan sin
darnos cuenta que todo pasa y todo llega y por eso mismo, siempre debemos decir a esa
persona que la amamos, porque nunca estaremos seguros de cuándo será la última
vez que la veamos.
Cuando empieza un año nuevo
de nuevo te lo replanteas incluso que no debemos compararnos con los
demás, salvo cuando queramos imitarlos para mejorar, con el paso del tiempo te
das cuenta que lleva mucho tiempo llegar
a ser la persona que quieres ser y que el tiempo pasa demasiado rápido.
Al final no importa donde
llegaste, sino a donde te diriges; y, si no lo sabes, cualquier lugar sirve,
porque la madurez te ha dado la claridad de saber lo que no quieres aunque no
sepas lo que realmente quieres teniendo en cuenta que la paciencia, requiere mucha práctica y madurar
tiene más que ver con lo que has aprendido de la experiencia, que con los años
vividos. Feliz año nuevo.
Ferrán Aparicio
1 de
Enero de 2018