Se
suele asociar el aburrimiento a perder el tiempo, cuando un individuo está
aburrido, no le encuentra sentido a aquello que está viviendo.
En
ese momento el sujeto no realiza ninguna acción o bien parece actuar en forma
automática. En ciertos casos, el aburrimiento sí promueve algún tipo de acción,
aunque ésta carezca de lógica o de coherencia, simplemente con la idea de
ocupar su tiempo, aunque realmente carezca de interés en lo que está haciendo.
Pero
el aburrimiento en sí mismo como estado emocional es un concepto subjetivo,
pues como otros conceptos como el amor, la libertad, la espiritualidad por decir
unos cuantos, depende de la persona que lo siente como propio y resulta
incomparable al resto de los humanos.
El
antídoto del aburrimiento es el entretenimiento, pero yendo más allá si la
acción que nos entretiene se convierte en rutina, aumenta la sensación de
estancamiento y, en consecuencia, genera aburrimiento.
Por
otra parte la reacción ante el aburrimiento, en ciertos momentos, puede ser una reacción positiva debido a que promueve
la creatividad y el cambio ante la rutina.
La
vida con la modernidad y la multimedia e independientemente de la economía de
medios ha cambiado generando un
contenido intenso y continuo y lo que
procesamos nos crea a veces la imposibilidad de llegar a estar en paz con nosotros mismos y con
lo que nos rodea, como si fuera una misión imposible.
Saber
escucharse a uno mismo, hacer caso a tu intuición, perderte por dónde los demás
dicen que no vale la pena que vayas y encontrarte al final del camino es
combatir al aburrimiento soberano que una vida se puede convertir por dejadez y
apatía.
Cada
uno debe conocer sus virtudes y defectos incluso su propias cicatrices frutos
de la vida y de la experiencia pues lo que es evidente que las cicatrices del
alma son invisibles, ero sólo cada persona debe de ser consciente que las cicatrices del alma vuelven a abrirse por
heridas del pasado que aún hoy duelen.
La
vida nos da un tiempo limitado para que la disfrutemos, así que no pienso
malgastar ni un segundo más ni físico ni de mis pensamientos y ni de mi tiempo
en intentar entender lo que significa
una rutina, pues evitar el aburrimiento soberano es puro autoconocimiento.
Como
siempre y reflexionando en voz alta, todo lo que sé ahora es un privilegio que
no compré con dinero y a mí me ocurrió
simplemente cuando empecé a cuidarme, y es verdaderamente es un regalo soberano.
Ferrán Aparicio
20 de julio de 2018