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sábado, 25 de febrero de 2017

QUERERES RECIPROCOS

Cuando hablamos de querer, lo primero que de una forma innata y espontanea nos viene a la cabeza es aquello de que:” querer, es poder”, sin embargo; la vida a todos nos ha demostrado que no siempre funciona como un silogismo automático, y por mucho que queramos no podemos, y recíprocamente podemos y no queremos.

En el caso de las relaciones personales, el tópico resulta  una premisa muy importante y con el paso de los años, te das cuenta que al igual que con el resto de los factores, principios y valores, que hemos ido formado y modelando en nuestra vida, las prioridades existen y el dejar en segundo plano algo o alguien, puede llegar a situaciones que incluso pueden llegar al olvido.

También todos conocemos o hemos oído aquello que suena  como “dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón”, pero  si hacemos un balance todos tenemos en el armario cosas, conceptos, lugares y especialmente personas, que hace tiempo que han caído en el olvido, nuestro olvido, de la misma forma  que nosotros mismos, lo somos para otras personas.

Generalizando podríamos llegar a decir que lo que las personas  hacemos es movernos en función del valor que le damos a lo que nos rodea, si es que nos rodea algo o alguien. Muy diferente puede ser aquello, de que: “por tu interés te quiero Andrés”, pero lo cierto es que al margen de la alevosía interesada, estamos las personas, como seres.

Al final la vida es un simple juego donde si las reglas son limpias , los quereres llegan a ser recíprocos, en caso contrario empezamos a jugar para ganar , y de ahí al menos de conseguir lo que buscamos;  deberíamos ser valorados por lo que somos o hemos sido y no por lo que valemos o interesamos.

No es agradable para nadie  entrar en el trance de sentirse plato de segunda mesa, todo lo contrario suele ser doloroso y decepcionante, verte arrollado al horizonte de la oscuridad, sin embargo es positivo reaccionar y saber posicionarte en la oscuridad, pues llegado el punto en que uno asimila cuál es su situación, su momento y su relación, la reciprocidad se convierte en  inestabilidad.

Suele ser frustrante esta situación, pero es más saludable a la larga solucionar ese desequilibrio que seguir manteniéndolo: al fin y al cabo la unión de dos personas es un contrato, en el cual dar es gratificante, pero recibir también es necesario.

Al final cuando existe la duda es cuando uno analiza la reciprocidad del querer y es que tener quereres recíprocos no es algo fácil y duradero , parece que tiene fecha de caducidad, como muchos productos frescos, al final solo se trata de analizar cuál es el orden de nuestras prioridades y saber si es reciproco en el querer.

Resulta importante cultivar relaciones honestas  y reciprocas que permitan mantener una autoestima equilibrada y nos dejen retroalimentarnos de las pequeñas cosas de los dos, pues con las cosas del querer, no se juega.

                                Ferrán Aparicio
                           25 de Febrero de 2017