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martes, 20 de febrero de 2018

ABURRIMIENTO SOBERANO

Se llama aburrimiento al hastío, el desaliento o la desazón que experimenta una persona a partir de una determinada molestia o cuando no encuentra algo que le proporcione entretenimiento.

Se suele asociar el aburrimiento a perder el tiempo, cuando un individuo está aburrido, no le encuentra sentido a aquello que está viviendo.
 
En ese momento el sujeto no realiza ninguna acción o bien parece actuar en forma automática. En ciertos casos, el aburrimiento sí promueve algún tipo de acción, aunque ésta carezca de lógica o de coherencia, simplemente con la idea de ocupar su tiempo, aunque realmente carezca de interés en lo que  está haciendo.
 
Pero el aburrimiento en sí mismo como estado emocional es un concepto subjetivo, pues como otros conceptos como el amor, la libertad, la espiritualidad por decir unos cuantos, depende de la persona que lo siente como propio y resulta incomparable  al resto de los humanos.
 
El antídoto del aburrimiento es el entretenimiento, pero yendo más allá si la acción que nos entretiene se convierte en rutina, aumenta la sensación de estancamiento y, en consecuencia, genera aburrimiento.
 
Por otra parte la reacción ante el aburrimiento, en ciertos momentos, puede ser  una reacción positiva debido a que promueve la creatividad y el cambio ante la rutina.
 
La vida con la modernidad y la multimedia e independientemente de la economía de medios ha cambiado generando  un contenido  intenso y continuo y lo que procesamos nos crea a veces la imposibilidad de  llegar a estar en paz con nosotros mismos y con lo que nos rodea, como si fuera una misión imposible.
 
Saber escucharse a uno mismo, hacer caso a tu intuición, perderte por dónde los demás dicen que no vale la pena que vayas y encontrarte al final del camino es combatir al aburrimiento soberano que una vida se puede convertir por dejadez y apatía.
 
Cada uno debe conocer sus virtudes y defectos incluso su propias cicatrices frutos de la vida y de la experiencia pues lo que es evidente que las cicatrices del alma son invisibles, ero sólo cada persona debe de ser consciente que  las cicatrices del alma vuelven a abrirse por heridas del pasado que aún hoy duelen.
 
La vida nos da un tiempo limitado para que la disfrutemos, así que no pienso malgastar ni un segundo más ni físico ni de mis pensamientos y ni de mi tiempo en intentar entender  lo que significa una rutina, pues evitar el aburrimiento soberano es puro autoconocimiento.
Como siempre y reflexionando en voz alta, todo lo que sé ahora es un privilegio que no compré con dinero y a  mí me ocurrió simplemente cuando empecé a cuidarme, y es verdaderamente  es un regalo soberano.
Ferrán Aparicio
20 de julio de 2018