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sábado, 20 de noviembre de 2021

CONJUROS, RITUALES Y HECHIZOS, OTRA FORMA DE VIVIR

 

Si atendemos al estricto significado conceptual de las palabras, un conjuro es una fórmula mágica con la que se pretende realizar diversos actos mágicos, principalmente el de hacer un hechizo, invocar una divinidad o una fuerza sobrenatural para pedir su intervención, o el de exorcizar o ahuyentar el mal.

 El ritual se puede definir como una serie de acciones, símbolos o tradiciones que se suelen realizar con el fin de atraer buena suerte y alejar o limpiar algún objeto de energías negativas.

El hechizo es un acto mágico que pretende producir efectos sobre la realidad mediante procedimientos sobrenaturales, como el uso de conjuros, lo cual determina su relación con este y tiene  un  carácter litúrgico o ritual.

 Es bien cierto o al menos a mi me lo parece  que todas estas  acciones que componen el puzle de la vida, se engendran en una proyección del pensamiento, donde el pensamiento es así el manantial de nuestro destino.

Normalmente se encuentran las situaciones que se provocan entre el bien y el mal, y donde hay que empezar a poner remedio cuando el camino no se ve y las  dificultades es la atalaya más elevada donde recomponer el mapa de la vida, sin embargo el sinsentido del azar, que amenaza los eventos claves de la vida, puede estar controlado por un sencillo ritual y simplemente es una forma de concentrar la atención y esta simple acción natural ya supone un beneficio medible objetivamente.

 El equilibrio psicológico y disponer de tiempo para ordenar la propia vida, son los requisitos mínimos para llenar de significados el más mínimo de los detalles, pues lo cierto es que en la vida se dan una gran diversidad de situaciones que parecen indicar que dependemos del puro azar., pues la realidad siempre supera nuestras cuentas y  sobre cualquier cosa que podamos imaginar la realidad sube varios niveles de complejidad.

La naturaleza guarda sus secretos en cada una de sus partes, pues lo que está claro es que hay tesoros ocultos, todo está en todo y la sincronicidad  existe y por ello  se puede recurrir al conjuro, el hechizo como rituales  de reacción, pues lo que está claro en sus contenidos y formas es que  las palabras sueltas no significan lo mismo que examinadas en su conjunto, y en cada palabra está la potencia transformadora de que le da el significado profundo del conjuro completo.

Los deseos, las fuerzas naturales involucradas, la personalidad del solicitante y los aspectos astrológicos son los ejes sobre los que giran  las expresiones lingüísticas dotadas de un simbolismo que trasciende el significado habitual de las palabras.

Es por ello que existe una forma de afrontar la vida que descubre en todos los detalles cotidianos como  una conexión con la totalidad del universo y  por ello  les animo a investigar sobre el tema, pues  problemas , necesidades y cambios , queremos y deseamos todos.

 

                Ferrán Aparicio

         20 de noviembre de 2021

viernes, 15 de julio de 2016

PARTIDA DE POKER

El otro día viendo unas imágenes de televisión, me resonó una frase que me llamó profundamente la atención. “la partida de cartas,…, no está acabada,…, como la vida misma”, frase que me hizo reflexionar por aquello que te toca doblemente la moral.

Nunca me ha gustado jugar a las cartas ni a juegos de azar, bien por que acepto honestamente el hecho tanto de perder como ganar, bien porque no me gustan los juegos de azar por tener una mentalidad pragmática y racional fruto de mi formación y haber estudiado estadística, y llegar a darte cuenta que el conjunto inverosímil de posibilidades que tiene cualquier combinación matemática es prácticamente ilimitado en función de las variables que entren en juego.

Más chocante es la lapidaria frase que se le atribuye a Willian Shakespeare que decía “ El destino es que baraja las cartas, pero somos nosotros las que jugamos”, y la verdad es que no le faltaba razón, pues en un juego y en la vida mismas hay acciones inmediata en función de una combinación de buenas o malas cartas , pero somos nosotros los que manejamos la combinación de posibilidades de acción y reacción para salir mas o menos victoriosos de la partida.

Las personas somos lo que somos y lo que creemos, sin embargo no podemos evitar tropezarnos con la palabra destino. La palabra destino como tal es algo intimidante en cuanto que nos conecta de una forma trascendental con algo más allá de nosotros mismos y de nuestro control de nuestra vida.

La pura verdad y de una forma confidencial puedo atreverme a decir que no sé si el destino existe o no existe, pero lo que si puedo afirmar es que el camino de la vida está llena de una sucesión de hechos y situaciones que son como una partida de cartas, en la que siempre confiamos en obtener el comodín que nos permita sustituir el elemento que nos falta para completar una situación que nos afecta en mayor o menor medida.

Si existe o no existe el destino, es algo difícil de explicar, pero lo que muchos si sentimos es que sentimos una fuerza interior y exterior que nos va moviendo, sin aparentes signos de firmeza y nos hace estar en cada situación en su justo momento, ni antes ni después, ni a favor ni en contra, siempre en su justo momento y con su justa intensidad.

Es bien cierto que en esa partida de cartas que todos jugamos, sí o sí, cuando llegamos a esta vida, el destino entendido no como una especie de certeza de lo que va a suceder en el futuro sino como una capacidad de reacción ante el momento que vivimos que ya no existe; el destino nos puede dar unas determinadas cartas, pero lo que hagamos con ellas es cosa nuestra y de ahí depende lo que puede suceder en el plano más amplio de la vida y del devenir de ésta.

Nosotros, cada uno de nosotros, somos los que jugamos la partida y como buenos jugadores de cartas debemos saber y entender que el ganar o perder, no depende tanto de las cartas que te han tocado sino de tu habilidad de jugar con ellas.

Ferrán Aparicio
15 de julio de 2016