CAMINO
A LA ILUSION
Es
bien cierto que caminar con la mente en blanco estimula la creatividad de
nuevas ideas, es como dejar fluir aquello que hemos percibido, oído o visto y
queda en un espacio virtual que de repente aparece en estos momentos de
inconsciencia vital que no física de un ejercicio tan básico del caminante no hay
camino se hace el camino al andar.
Como
concepto absoluto por todos es reconocido que la felicidad plena no existe,
pero como concepto relativo se pueden sumar muchos momentos de felicidad en un
día por lo que valga la pena sentirse plenamente satisfecho.
Vivimos
en una sociedad donde todo tiene que ser reconocido, visado y sellado por decir
un algo, sin darnos cuenta que ni tener mucho dinero, ni ser capaces de influir
en los demás, ni de ser relevadamente reconocidos tiene que ver con un
sentimiento propio e intransferible de logar y hacer aquello que realmente te
satisface sin llegar al protagonismo efímero
del concepto de felicidad.
Hay
secretos tan básicos cuando caminamos como el hecho de cuando surge la duda de
actuar, siempre entre hacer y no hacer, hay que escoger el hacer, pues al menos
obtendremos como mínimo una experiencia, eso sí, desde la intuición, pues si fuera
por la razón muchas veces ni nos moveríamos.
Al
final de ese camino a la ilusión, te das cuenta que no hay más alivio más
grande que comenzar un día a ser lo que se es, sin preocuparse por la mirada
ajena, pues aunque los caminos son públicos, siempre hay un a camino personal
donde nadie puede pisar sin tu propio permiso, por aquello de lo personal e intransferible.
El
camino de la ilusión maneja un inconsciente donde las metáforas son aceptadas, pues
en definitiva cuando un día de tas cuenta que conoces las leyes del inconsciente
te das cuenta de la magia que maneja esas leyes y no es más que el mundo que
nos rodea tanto en la posibilidad que se nos aparece, como las infinitas
posibilidades que se nos ocultan en el misterioso mundo del inconsciente
personal y colectivo.
Ferrán Aparicio
5 de febrero de 2016