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viernes, 10 de noviembre de 2017

BENDITA INDULGENCIA

Define la Wikipedia y otros muchos diccionarios como el de la RAE , que la indulgencia es la actitud o tendencia de la persona que tiene especial facilidad para perdonar las ofensas, o castigarlas con benevolencia, y para juzgar sin severidad los errores de los demás.

Sin embargo la indulgencia como concepto general está muy ligada a la Iglesia Católica y muy estrechamente ligado a los conceptos de pecado, penitencia, remisión y purgatorio. 

En su formulación actual consiste en que ciertas consecuencias del pecado, como la pena temporal del mismo, puedan ser objeto de una remisión o indulgencia concedida por determinados representantes de la Iglesia y bajo ciertas condiciones. 

Esta institución se remonta al cristianismo antiguo y tanto su práctica como su formulación han evolucionado a lo largo del tiempo. 

Si bien la doctrina protestante no la acepta por considerar que carece de fundamento bíblico, en la vida real y fuera de toda zona de influencia de la religión cristiana , me pregunto qué es la indulgencia, pues como concepto fuera de lo católico resulta ciertamente abstracto.

En la doctrina católica, la indulgencia, a diferencia del sacramento de la penitencia o reconciliación, no perdona el pecado en sí mismo, sino que exime de las penas de carácter temporal que de otro modo los fieles deberían purgar, sea durante su vida terrenal, sea luego de la muerte en el purgatorio. La indulgencia no es un sacramento como la penitencia. En este sentido vemos como la indulgencia es algo que recae sobre una acción y su duración que es eterna, pues parece ser que todo pecado lleva consigo una culpa y una pena. 

Otra de las circunstancias que me llaman la atención y me sorprenden es el hecho de que las indulgencias se pueden ganar para uno mismo o aplicarlas a los difuntos, nunca pueden aplicarse las indulgencias a otras personas vivas. 

Sin embargo para mí la indulgencia la tengo más relacionada con la capacidad de perdonar. Perdonar no significa olvidar o negar el dolor, sino cambiar las etiquetas del propio pasado, pues si somos capaces de tomar distancia, de empatizar con el otro y con sus motivos de fondo y de re-interpretar lo vivido, tendremos más capacidad para superar los recuerdos dolorosos y situaciones vividas.

Hay que recordar que perdonar es una actitud, y también una decisión que libera y una actitud para interpretar lo vivido desde un plano más amable.

Al final de una vida y desde la experiencia del personaje que representamos en este teatro diario, cuantos más años tienes, te das cuenta de lo simple y beneficioso que es ser indulgente, tanto en el plano divino como en el humano, pues para perder, perdonar y menos perder.

Ferrán Aparicio
10 de noviembre de 2017