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jueves, 10 de octubre de 2019

CHARME

Hay vocablos y muchas palabras que aparecen y desaparecen de nuestras vidas con cierta facilidad, por inusuales que son o porque no forman parte de nuestro entorno inmediato. Sin embargo cuando aparecen de nuevo, como es el caso del termino “charme”, se recuerdan con cierta añoranza.

No se si es cuestión de modas o modismos, pero lo que si es cierto es que “charme” se ha utilizado en determinadas épocas, como un termino importado del francés y que en determinada época estuvo muy en boga en España.

Aunque su traducción literal es “encanto”, esta palabra recoge muchos otros matices como elegancia, magnetismo, gusto y delicadeza.

Como término es difícil de explicar, es algo que se tiene o no se tiene, no se puede imitar y resulta como conducta algo intangible y como aptitud algo mágica. Quizás esto es debido a que el término “charme”, tiene que ver con los sentidos pero sentidos desde un punto de vista intelectual, dentro de un misterio quizás algo arrogante para los tiempos que corren, pero muy envidiable.

La persona con “charme” maneja de manera sorprendente su mirada desde una tranquilad absoluta, llegando a acompasar los tiempos en función de su propia música, por cierto muy llena de armonía, lo que le permite darse tiempo a sentir los movimientos y en esto se les percibe su radiante elegancia natural.

Al contemplar a una persona con “charme”, se despliegan los cinco sentidos, desde su voz, y su mirada a su movimiento natural genera un halo de misterio lleno de atracción, estilo y presencia.

La distinción que genera una persona con “charme” es de tipo genético, no se aprende ni se interpreta, pues lo que la hace distinta es esa mezcla entre; lo heredado, lo aprehendido, lo elegido, lo pulido, la educación, la cultura y la inteligencia, todas ellas en su justa proporción y situación y eso si de una forma natural.

Pero más importantes que estas cosas es gozar de la vida siguiendo la propia naturaleza, lo cual se logra solo gozando de buena salud y de estar enamorado de la vida, pues la fascinación es algo más notable que los gestos y modales, eso si siempre que se efectúe con naturalidad.

No se pueden vivir al mismo tiempo dos tipos de existencia: la necia, la excedida y la del prudente y moderada; ni se puede a partir de una cierta edad seguir haciendo vida nocturna y seguir con todo durante el día.

Cada uno tenemos nuestra filosofía y esa es la que nos acercará a nuestro éxito personal y lo que esta claro es que solo se vive una sola vez y más vale ser divertido que ser triste, y si no se tiene “charme”, saber apreciarlo y admirarlo, pues también es virtud, ya que la naturalidad es un factor a apreciar en cuanto que genera integridad y armonía.

Ferran Aparicio
10 de Octubre de 2019

viernes, 4 de abril de 2014

CHARME

CHARME
Hay vocablos y muchas palabras que aparecen y desaparecen de nuestras vidas con cierta facilidad, por inusuales que son o porque no forman parte de nuestro entorno inmediato. Sin embargo cuando aparecen de nuevo, como es el caso del termino “charme”, se recuerdan con cierta añoranza.

No se si es cuestión de modas o modismos, pero lo que si es cierto es que “charme” se ha utilizado en determinadas épocas, como un termino importado del francés y que en determinada época estuvo muy en boga en España.

Aunque su traducción literal es “encanto”, esta palabra recoge muchos otros matices como elegancia, magnetismo, gusto y delicadeza.

Como término es difícil de explicar, es algo que se tiene o no se tiene, no se puede imitar y resulta como conducta algo intangible y como aptitud algo mágica. Quizás esto es debido a que el término “charme”, tiene que ver con los sentidos pero sentidos desde un punto de vista intelectual, dentro de un misterio quizás algo arrogante para los tiempos que corren, pero muy envidiable.

La persona con “charme” maneja de manera sorprendente su mirada desde una tranquilad absoluta, llegando a acompasar los tiempos en función de su propia música, por cierto muy llena de armonía, lo que le permite darse tiempo a sentir los movimientos y en esto se les percibe su radiante elegancia natural.

Al contemplar a una persona con “charme”, se despliegan los cinco sentidos, desde su voz, y su mirada a su movimiento natural genera un halo de misterio lleno de atracción, estilo y presencia.

La distinción que genera una persona con “charme” es de tipo genético, no se aprende ni se interpreta, pues lo que la hace distinta es esa mezcla entre; lo heredado, lo aprehendido, lo elegido, lo pulido, la educación, la cultura y la inteligencia, todas ellas en su justa proporción y situación y eso si de una forma natural.

Pero más importantes que estas cosas es gozar de la vida siguiendo la propia naturaleza, lo cual se logra solo gozando de buena salud y de estar enamorado de la vida, pues la fascinación es algo más notable que los gestos y modales, eso si siempre que se efectúe con naturalidad.

No se pueden vivir al mismo tiempo dos tipos de existencia: la necia, la excedida y la del prudente y moderada; ni se puede a partir de una cierta edad seguir haciendo vida nocturna y seguir con todo durante el día.

Cada uno tenemos nuestra filosofía y esa es la que nos acercará a nuestro éxito personal y lo que esta claro es que solo se vive una sola vez y más vale ser divertido que ser triste, y si no se tiene “charme”, saber apreciarlo y admirarlo, pues también es virtud, ya que la naturalidad es un factor a apreciar en cuanto que genera integridad y armonía.

Ferran Aparicio
5 de Abril de 2014