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lunes, 20 de noviembre de 2017

PUERTAS ABIERTAS

Dicen que quien abre la puerta de la depresión nunca la logrará cerrar, pero sí ser consciente que existe en ese espacio inmediato que por circunstancias abrió sus puertas, voluntariamente o coaccionados por determinadas situaciones, un límite vital de cierta trascendencia.

La depresión como tal, todos sabemos que es una  enfermedad o trastorno mental que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés por todo y disminución de las funciones psíquicas.

Pero si analizamos estudios y análisis de esta patología clínica desde el punto de vista de la psicología, la depresión y la ansiedad, son signos de haber tratado de permanecer fuertes mucho tiempo, y esto viene de estudios estadísticos que determina que quienes han presentado este tipo de trastornos emocionales, se caracterizan más bien por ser personas fuertes, por ser personas constantes, que han tenido que trabajar heridas emocionales que vienen arrastrando de su pasado y que quizás por tratar de mantenerse lo más fuertes posibles, han acabado por fisurarse ante lo poco flexibles que pueden haber sido con ellos mismos.

En general salvo error o excepción a todas las personas nos gusta tenerlo controlado, incluso aquellas que viven al pairo y no controlan el momento en que están viviendo. Y es precisamente en esa exigencia de control excesivo, lo que produce la situación de ser vulnerables a abrir las puertas de la depresión.

La depresión y la ansiedad son patologías muy íntimamente relacionadas; la ansiedad se define como un estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, una intensa excitación y una extrema inseguridad. Esa inseguridad muchas veces manifiesta la desviación que puede existir entre sus expectativas y la realidad, sintiendo gran frustración al respecto, generando consecuentemente una depresión.

Estar concienciados de lo que es y significa una depresión o un estado de ansiedad,  es simplemente recordar que todos y cuando digo todos he dicho todos, hemos pasado un tiempo de depresión y ansiedad, pues la vida por mucho que nos exijamos y controlemos no es perfecta, así como nuestra vida  tampoco lo es y al final solo se trata de evitar el desequilibrio emocional aunque sea sólo temporalmente.

Al final sólo se trata de  estar ojo avizor del colapso en el manejo de tus emociones, dentro de tanta necesidad de controlarlo todo, lo cual genera un desequilibrio adicional, para el cual, en la mayoría de los casos no estamos  preparados.Tanto la ansiedad como la depresión comienzan a dar señales tempranas, que la mayoría de quienes se han visto afectados, han ignorado completamente. El cuerpo comienza a dar avisos, hasta que, si no se presta la debida atención, se instaura un cuadro cuyo manejo dependerá en gran medida de la aceptación, de la disposición para sanar y del entendimiento de que las señales de nuestro cuerpo son manifestaciones para hacernos saber que algo no lo estamos llevando bien en nuestras vidas.

Aprendamos a sanar las heridas del pasado, aceptemos, dejemos ir, crezcamos con las experiencias y aprendamos que la verdadera fortaleza es la que reflejamos al levantarnos, no al evitar caer.

                                                       Ferrán Aparicio

                                                20 de noviembre de 2017