Dicen que la empatía es
la capacidad cognitiva de percibir, interpretado como concepto en un contexto
común y popularmente interpretado como lo que otro ser puede sentir. También es
descrita como un sentimiento de participación afectiva de una persona cuando se
afecta a otra. Sin embargo dependiendo del enfoque, de lo que se hable, la
empatía, su origen y causas llegan a interpretarse de formas distintas.
Quizás
y sólo quizás esto tiene relación con las diversas creencias, valores y
principios ordenados por cada uno con una escala de valores.
Sin
embargo y después de una etapa de regalos, autoregalos, Black Fridays y full
Mondays, por decir un algo , me planteo si cuando compramos algo
para nosotros o para los demás pensamos en la empatía como concepto,
pues hacerse un regalo o escoger un buen regalo para otras personas, es un arte
empático que no todo el mundo domina.
Porque
para escoger un buen regalo o hacerte una buena compra, es decir regalarte a ti
mismo algo inesperado, se requiere de una empatía muy fina y un deseo real de ponerla al servicio de
dicha elección.
La
relación con el acto del regalo, también es un grado pues no es lo mismo elegir
para nosotros mismos que para los demás, desde el punto de vista no sólo del
detalle como muestra de afecto, consideración e intento de agrado, sino por las
consecuencias que pueden derivarse del acto aunque sólo sea un regalo.
Factores
como nuestro posicionamiento, estado de ánimo, cordialidad e intención pueden
diferenciar también los resultados que van desde el puro compromiso del acto o
al gusto del afecto por hacerlo. Yo en ese sentido prefiero regalar cosas
hechas por mí y al margen de su aceptación, si gustan es una forma de estar
presente en la vida de las personas que considero que quiero u aprecio, pues al
final lo que es evidente que un regalo hecho sin corazón no es más que una
transacción social.
En
los regalos como en la vida misma no podemos actuar de la misma manera si es
una acción para nosotros mismos que si es
para los demás, pues lógicamente será empáticamente proporcional al posicionamiento que hallamos
tenido en cuanto al acto empático de la elección de lo regalado.
En
general ya sea para nosotros mismos que también nos merecemos de vez en cuando
un regalo o bien para los demás, solo se trata de explorar tus propios gustos o
los ajenos, siendo la utilidad y la necesidad dos buenos aliados en el acierto.
Es
bien cierto que humanos que somos, a veces las personas tenemos sentimientos de no merecernos ciertas cosas y
nos las negamos a nosotros mismos o a los demás, quizás este tipo de regalos,
son los más difíciles, pero quizás y sólo quizás, sean los más afortunados pues
demuestran la generosidad de lo imposible, comparando el valor de lo dado con
el valor de lo recibido, pues la felicidad que le hayas podido proporcionar a
otra persona ni que sea por un momento o a ti mismo,…, no tiene un valor
contable.
Ferrán Aparicio
25
de Enero de 2017