perserverar
ó perseverar: el secreto de la vida
Hace unos días apareció
en las redes sociales una publicidad que determinaba que la vida comienza a los
cincuenta años.
Es
cierto que pasada la cúspide de la pirámide de los cincuenta; supuestamente las
personas ya lo tienen bastante claro, se ha vivido, se ha sentido y sólo la
perspectiva del tiempo es de la experiencia vivida y es la que nos hace sentir
que la vida comienza de una forma adecuada.
Pero
quizás el secreto del trampantojo, es que la diferencia entre persistir y perseverar
radica exclusivamente en el proceso, pues no se trata de hacer continuamente las
mismas tareas en una única dirección, sino en concentrarse perseverando en la
meta que nos hemos propuesto como camino al, éxito.
No
hay nada más satisfactorio que saber lo que se quiere o en su ausencia al menos
lo que no se quiere, pues la perseverancia nos ayuda a poner todos los mecanismos para acercarnos a
lo que nos hemos propuesto.
El
secreto no radica en la inteligencia natural de la persona ni del personaje que
ejercemos, se trata que cada uno tenemos unos dones naturales que nos hacen
diferentes, sin embargo sólo la perseverancia es lo que cada uno le lleva al
puerto elegido.
La
perseverancia nos asegura aceptar las equivocaciones y corregir las estrategias,
no siempre acertamos a la primera y son una fórmula que envilece y ayuda a
fortalecer el carácter y la fortaleza, porque siempre hay una nueva oportunidad
de ejercer el don desde la oportunidad de la perseverancia.
Hay
toda una filosofía en torno a la perseverancia, pero el punto en común es el
hecho filosófico de lo que se cree posible es lo que se hace cierto.
No
obstante no es virtuoso quien lo habla sino quien lo practica y para ser
perseverante es importante saber lo que uno quiere, pues sino no hay meta o
objetivo no hay razón para perseverar.
Como
siempre practicar la actitud positiva y excluir cualquier pensamiento negativo
es lo que nos ayuda a proyectarnos hacia una meta, siendo la energía que nos
proyecta mediante la actitud perseverante.
Nada
sucede como un regalo y más en el ejercicio de un logro, por ello asumir que
vamos a tener dificultades nos entrena a pensar siempre en nuestro objetivo,
sin caer en la rutina desmotivada e innecesaria de un esfuerzo inútil.
Les animo como siempre a practicar la perseverancia desde la consciencia, pues al fin y al cabo es un don de evaluación continua que se consigue como siempre, paso a paso.
Ferrán Aparicio
20 de diciembre de 2015