La educación es el proceso de facilitar el aprendizaje o la adquisición
de conocimientos, habilidades, valores, creencias y hábitos de un grupo de
personas que los transfieren a otras personas, a través de la narración de
cuentos, la discusión, la enseñanza, el ejemplo, la formación o la
investigación, nos define la Wikipedia.
Sin embargo La
educación no solo se produce a través de la palabra, pues además está presente
en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes y también en nuestros compromisos,
ante nosotros mismo y para con los demás.
Existe una educación
conocida como no formal que es la
estudia la pedagogía y analiza los compromisos con aquellos
valores que nos resultan fundamentales para nuestra vida.
Esos compromisos fundamentales
se basan en la sensibilidad, la bondad,
el respeto, la humildad, la confianza, la fe, la gratitud, la sabiduría, la sinceridad, el
amor, la amistad, el cariño y la incondicionalidad, por decir unos cuantos.
Por nuestras vidas
pasan un sinfín de personas, la mayoría de ellas tiene algo que enseñarnos,
algo que aportarnos o algo especial que sacar de nosotros para que nos
conozcamos mejor y es con quienes
aplicamos esos compromisos fundamentales de nuestra propia pedagogía.
Si pudiésemos escoger
a las personas con las cuales nos rodeamos, que muchas veces es posible,
recomendaría hacerlo de aquellas que nos permiten ser nosotros mismos, que
respetan nuestros compromisos fundamentales,
como la esencia de nuestros valores y de
nuestra personalidad.
Si bien es cierto que esto no debería depender
de las personas que nos rodean, sino que nuestra autenticidad debería estar
constantemente con nosotros, también es cierto que eso no es tan práctico como
suena, que muchas personas ejercen algún tipo de influencia sobre nuestro ser
que puede limitar nuestra esencia.
Aquellas personas con
las que se nos hace más sencillo expresar nuestras ideas, hacer nuestras
bromas, llorar en ciertas ocasiones, contarles nuestros planes, aquellas con
las que desarrollamos un alto grado de confianza, que nos permiten expresarnos
libremente, cómodamente, que no esperan una conducta o una reacción particular,
son personas absolutamente necesarias en nuestras vidas, que nos recuerdan con
su presencia y con su trato que está bien ser como somos, que podemos ser
amados y aceptados sin colocarnos ningún tipo de máscaras o fachadas y convivir
perfectamente con nuestros compromisos
existenciales.
Por nuestras vidas
pasan un sinfín de personas, la mayoría de ellas tiene algo que enseñarnos,
algo que aportarnos o algo especial que sacar de nosotros para que nos
conozcamos mejor, pero lo importante es mantener el compromiso fundamental con
nosotros mismos y mostrarnos tal cual
somos nos permite reafirmar nuestra esencia, , nos da la libertad de ser
auténticos ante nosotros mismos y ante el resto de las personas.
Ferrán Aparicio
25
de abril de 2019