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sábado, 25 de marzo de 2017

GENTE HONESTA

La gente honesta no triunfa, escuche estas palabras el otro día y empezé a pensar que es la honestidad y que es el éxito  como conceptos básicos.

La honestidad, del término latino honestitas, es la cualidad del honesto. Por lo tanto, la palabra hace referencia a aquel que es decente, decoroso, recatado, pudoroso, razonable, justo, probo, recto u honrado, según detalla el diccionario de la Real Academia Española (RAE).

Sin embargo la misma RAE, es mucho más escueta para definir el éxito ,definiéndolo como : resultado feliz de un negocio, actuación, etc..y una segunda acepción como una  buena aceptación que tiene alguien o algo.

La persona honesta, por sí misma, es garantía de fidelidad, discreción, trabajo profesional y seguridad en el uso y manejo de los bienes materiales. Por el comportamiento serio, correcto, justo, desinteresado y con espíritu de servicio que adquirimos mediante la honestidad, esta se convierte en uno de los valores más importantes para el perfeccionamiento de nuestra personalidad. 

Cuando un ser humano es honesto se comporta de manera transparente con sus semejantes, es decir no oculta nada, y esto le da tranquilidad. Quien es honesto no toma nada ajeno, ni espiritual ni material: es una persona honrada. Cuando se está entre personas honestas cualquier proyecto humano se puede realizar, y la confianza colectiva se transforma en una fuerza de gran valor. Ser honesto exige coraje para decir siempre la verdad, y obrar en forma recta y clara.

 Con el éxito el planteamiento cambia; el éxito realmente, es ser reconocido, tener mucho dinero, poder influir en los demás, y te das cuenta que realmente es lograr y hacer aquello que te hace feliz. 

Ese éxito debería medirse por las veces que ríes cada día, por los momentos en que haces algo que te llena de satisfacción, por el tiempo que pasas con personas que te aman de verdad …, y lo que está claro es que la gente honesta triunfa.

La Honestidad es una cualidad humana que consiste en actuar de acuerdo a como se piensa y se siente, se puede entender como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas.

Es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo, que junto a la justicia, exige en dar a cada quién lo que le es debido. La honestidad es una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con los valores de verdad y justicia. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos, la honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo.

Es cierto que la honestidad no puede basarse en los propios deseos de las personas,pero tu éxito personal es simplemente actuar en forma honesta y requiere de un apego a la verdad que va más allá de las intenciones. 

Ferrán Aparicio
    25 de marzo de 2017

jueves, 1 de octubre de 2015

COSTUMBRES PERFECTAS

Dicen que existen modus vivendi, es decir lo que vulgarmente se llama costumbres o rutinas de vida, que ayudan a acercarse al éxito; yo a pesar de ser escéptico no estoy muy de acuerdo en relacionar costumbres y éxitos, simplemente me apoyo en la vida de Santa Teresa de Jesús, por decir un simple ejemplo, de la importancia de la clarividencia a través de la paz interior de cada uno que es personal e intransferible, independientemente de éxitos y costumbres.

Dicen también que las personas que han llegado muy lejos en la vida, lo han conseguido debido a unos planteamientos ciertos, de hábitos sólidos y principios básicos fuertes y a eso le llamo yo, perseverancia en el camino del éxito.

El mito del éxito muchas veces sin engañarnos demasiado, simplemente se trata de la idea feliz de estar en el sitio adecuado y en el ambiente adecuado y a la hora adecuada, independientemente de las decisiones que tomes en el camino de tu vida, y adquirir hábitos y rutinas y costumbres sanas, independientemente de que la excepción no confirma la regla por no hablar de algo o alguien, aunque ejemplos haberlos hay los.

Quizás el problema radica en tener costumbres sin ser conscientes de ello, más bien como un estilo de vida propio que te beneficia a todos los niveles en la vida. La gente brillante asocia su éxito con la felicidad, su paz interior u las acciones más positivas en lugar de hacerlo directamente con el dinero ya que no con todo el dinero del mundo, no puedes sentir la felicidad interior, si te sientes desgraciado.

Es cierto que como costumbre perfecta no hay otra a efectos de conseguir un éxito que tener los objetivos claros, eso sí a corto, medio y largo plazo. También resulta fundamental no estar obsesionados con la perfección de las acciones sino con su sano cumplimiento, por eso es fundamental rodearse de gente positiva y proactiva, evitando la toxicidad negativa de los tocapelotas y envidiosos.

Es cierto que no todo en la vida es coser y cantar y para tener un éxito hay que tener claro que la resiliencia que nos produce el fracaso para continuar perfeccionando nuestros intentos es básica para conseguir el éxito, y en éste sentido el fracaso es una parte esencial del camino hacia el éxito.

Pero en definitiva cosas tan sencillas y vánales, como no perder el tiempo en pensamientos negativos, no desanimarse con contratiempos y errores y mirarlos como oportunidades de aprender, no tener envidia de los progresos ajenos y no anclarse en el pasado son cosas que te mantienen animado hasta conseguir tu meta.

El evitar nuestros miedos y también los de los demás, son un indicador de la claridad que tenemos ante el objetivo que nos hemos marcado en las cosas del día a día y hacen todo lo posible por no darnos por vencidos.

A lo largo de la vida los planes, las estrategias y las tácticas personales pueden cambiar, pero lo que no podemos cambiar son nuestras costumbres perfectas porque al fin y al cabo son las que nos hacen diferentes, independientemente del éxito que obtengamos.

                                                             Ferrán Aparicio
                                                        1 de octubre de 2015

lunes, 15 de junio de 2015

EXITOS O FRACASOS

Últimamente y con la que ha caído después de estas últimas elecciones, sólo oigo hablar de éxitos o fracasos y la verdad, es que me resuena demasiado como para no reflexionar en voz alta, como siempre.
 
Como todo concepto antagónico, el éxito o el fracaso son conceptos opuestos que dependen de cómo se miren, tienen sus matices.
 
 
No hay éxito sin un fracaso previo, eso está claro y todo su contrario; después de un gran éxito puede haber  también un gran fracaso, al menos por aquello que tenemos los humanos que una vez conseguimos alcanzar aquello que hemos anhelado con gran fuerza y trabajo, deja de interesarnos  y nos perdemos en la inquietud de al menos mantenerlo.
 
Hay gente por el contrario que deja el concepto del éxito asociado al destino de cada persona, a su propio karma y por otra parte hay gente que piensa que el éxito esconde infinitas ventajas respecto al fracaso, ya que cuanto más aciertas más oportunidades tienes de seguir acertando, en la línea de que cuanto más logros conseguimos más accesibles vemos las siguientes metas que nos proponemos y en caso contrario nos aferraríamos a nuestra zona de confort, sin proponemos nuevas inquietudes, ni nuevos campos donde evolucionar o investigar.
 
Es cierto que el éxito en este sentido junto con  la motivación, el compromiso, la perseverancia, el esfuerzo y la constancia,……., menudo coctel, …, este coctel asegura cuanto al menos una mejora continua que no lleva a focalizar mejor el objetivo propuesto; pero también es cierto que gracias al fracaso  no se aprende de los errores pero si de la causa de los errores y como superarlos.
 
Superar un error constituye un éxito y así sucesivamente para llegar a la conclusión que no hay un único camino sino la combinación de muchos factores entre los que se encuentran cada una de las circunstancias que componen nuestra vida, aunque en ocasiones nos despistemos y  el  principal problema no sean las circunstancias sino seamos nosotros mismos.
 
En cualquier caso es evidente que los errores nos sirven para indagar en las causas que los provocaron y para generar aprendizajes de éxito, siendo un reflejo de tus acciones.
 
En definitiva  y en relación al maravilloso coctel que nos puede llevar al éxito o al fracaso, sólo queda pensar en las actitudes y aptitudes que nos pueden llegar a incidir en aquello que nos hemos planteado y que finalmente conformarán nuestras propias circunstancias y nuestro propio destino como parte del presente inmediato y del pasado recién vivido, es decir de este momento.
 
Por lo que les animo a plantearse su propio éxito dentro de sus propias circunstancias, pues lo que está claro que lo que no  hagan ustedes, está claro que no se lo va hacer nadie y simplemente por el principio de acción y reacción, algo obtendremos si al menos nos lo proponemos.
 
Ferrán Aparicio
15 de junio de 2015