Todos los humanos por excelencia, nos hemos planteado el éxito como un objetivo que nos permitiera acceder a la felicidad. Cuando hablamos de felicidad hablamos de ese estado de plenitud, donde nos encontramos con todos nuestros deseos cumplidos.
En definitiva ese estado de plenitud, abarca un conjuro de conceptos que van desde el éxito al bienestar, pasando, por una buena economía, una buena salud y por supuesto un buen estado afectivo y emocional. Cuando edificamos nuestra felicidad en base a los logros el resultado es muy efímero. Esto concretamente, se denota en la consecuencia de objetivos cumplidos, nos pasamos media vida buscando conseguir unos objetivos y cuando finalmente los conseguimos y supuestamente deberíamos estar en la plenitud de la felicidad, nos damos cuenta en poco tiempo que hemos conseguido no es lo que definitivamente queríamos y es entonces cuando necesitaremos otro objetivo y así sucesivamente.
Pues no, muchos científicos han demostrado que la actitud positiva está por encima de la felicidad, el camino adecuado para encaminarnos hacia el éxito es trabajar nuestro nivel de optimismo, pues son estos factores los que tienen mucho más peso que otros menos controlables como la inteligencia académica.
Si queremos ser felices no tenemos que poner el foco en lo que no hay que hacer o hay que evitar, sino en las cosas que debemos hacer para ser más positivos y comenzar un camino en el que la felicidad sea el punto de partida y no la meta a la que llegar.
El trabajo para entrenar a nuestro cerebro en un pensamiento positivo, es similar al trabajo que hacemos para entrenar nuestro cuerpo, el cual puede requerir esfuerzo y constancia, pero con el método adecuado, con el tiempo se vuelven una forma de actuar inconsciente en la que prevalece nuestro mensaje positivo enfocado a lo importante y un espacio reflexivo de lo vivido y conseguido.
Compartir, pensar, trabajar en dar más que en recibir, son actitudes positivas que nos alejan del estrés creando un cerebro positivo, rápido y productivo, lo que nos ayuda en definitiva a afrontar mejor los desafíos y esta es la ventaja de la felicidad que se centra en estar trabajando los éxitos del futuro.
Ferran Aparicio
15 de agosto de 2014