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viernes, 5 de mayo de 2017

FELICIDAD ABSOLUTA


Yo cada día soy y estoy, más escéptico y la verdad es que los conceptos absolutos me parecen más relativos y al final todo depende con el color con que se mire y las propias circunstancia que te rodean y al final lo absoluto, solo me resuena a esa marca de vodka  denominada “absolut”.

Es bien cierto que el concepto de felicidad  tiene muchos  adjetivos asociados que lo pueden llegar a aproximar a su  definición relativa, como plenitud a la vez que etéreo o puntual, por decir un algo.

El meditador Matthieu Ricard, definió la felicidad como: “La felicidad es el resultado de una maduración interior. Sólo depende de nosotros, al precio de un trabajo paciente, proseguido de día en día. La felicidad se construye, lo cual exige trabajo y tiempo. A largo plazo, la felicidad y la desdicha son, pues, una manera de ser o un arte de vivir. “,lo que tácitamente nos redirige a una labor de tomar consciencia y luchar por este estado que una vez encontrado se escapa de nuevo en el tiempo, es una anguila resbaladiza que permanece puntualmente en el día , semana o mes de una manera casual cuando el conjuro de muchas circunstancias concurren bien porque la hemos construido con trabajo y tiempo de una manera consciente , bien porque la hemos ido desarrollando a partir de un aprendizaje algo subliminar desde la propia experiencia por descarte de conceptos banales.

La felicidad  la define la Wikipedia como  una emoción que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada, el problema surge como humanos que somos si una vez alcanzados esas metas que nos generan la felicidad emocional, como nuestro inconformismo nos  impide  disfrutar de la plenitud del éxito conseguido aunque sea temporalmente, de ahí que el estado  de plenitud sea etérea.

Es por ello que  la felicidad se puede considerar como una medida de bienestar subjetivo que influye en las actitudes y el comportamiento de los individuos, generando un enfoque positivo y motivador de seguir en el camino de lograr  conquistar nuevas metas.

También es bien cierto que la felicidad absoluta o relativa, no entiende de conceptos y colores y lo que uno puede sentir como situación feliz para otra puede llevar aparejada insatisfacción e incluso frustración, por lo que se considera una situación subjetiva y propia del individuo, en contraposición a hechos objetivos en los que diferentes observadores concordarían.

Ser feliz es auto realizarse, alcanzar las metas propias de un ser humano postura defendida por Aristóteles y en cierto sentido, también Platón puede ser encuadrado en esta postura, si bien el horizonte de la felicidad, según Platón, se abre a la vida después de la muerte. La idea de ser feliz te acerca a la idea  de ser autosuficiente, valerse por sí mismo sin depender de nada ni de nadie experimentando el placer intelectual y físico y conseguir evitar el sufrimiento mental y físico.

La mayoría de los autores especialistas en materia coinciden  en que la felicidad es una actitud mental que el hombre puede asumir conscientemente, es decir, es una decisión, que no hay que confundir  con  el carácter emocional y efímero, pues  la felicidad absoluta perdura en el tiempo y se identifica como una cualidad, tal y como ser uno mismo y ser una persona es feliz.

                                                               Ferrán Aparicio

                                                           10 de mayo de 2017

martes, 5 de julio de 2016

INTELIGENCIAS Y CAPACIDADES

Hablar De inteligencias y capacidades es hablar de palabras mayores, solo hay que murar alrededor de donde usted esta situado en este momento para darse cuenta que los recuerdos  y acontecimientos que mejor se fijan en nuestra mente son aquellos asociados a vivencias emocionales.

Si lo mejor que recordamos es aquello experimental-emocional hay que replantearse si en un mundo especialmente cambiante y comunicativamente rápido y complejo predecir en base al pasado puede ser coherente con nuestra realidad actual.

Si somos sinceros y examinamos nuestra memoria honestamente nos damos cuenta que gran parte de lo que recordamos no sucedió tal como nosotros lo recordamos, salvo error o excepción.

La mente es capaz de viajar al pasado sin embargo nuestra mente está sesgada por nuestros sentimientos y creencias actuales, lo cual supone un filtro a la hora de valorar las emociones vividas en el pasado.

Jeff Hawhins definía la inteligencia como la capacidad para realizar predicciones válidas para nuestra vida, de ahí lo inteligencia y capacidad van asociadas en una proyección hacia el futuro que depende mucho de la fragilidad de nuestra memoria en cuanto a creencias y emociones vividas o sentidas.

En este sentido nuestro posicionamiento ante la vida nos  sesgara hacia lo positivo o lo negativo en cuanto al posicionamiento de pensar que la felicidad que nos traerá un determinado bien o acontecimiento.

Cuantas veces nos hemos preocupado por algo que nos estaba pasando y con la perspectiva del tiempo nos hemos dado cuenta que realmente era una tontería el haber sufrido por algo que realmente no valía la pena. A contrario sensu cuantas veces hemos creído que algo no valía la pena y una vez obtenido hemos sentido la felicidad de lo deseado.

Esto nos pasa en ocasiones más o menos a todos, pero también hay personas que viven más inmersas en una de estas tendencias. El posicionamiento a sesgo hacia lo positivo y sesgo a lo negativo, es lo que diferencia la inteligencia emocional de cada persona. Lo curioso del caso, es que no sólo esos escenarios imaginados no suelen ocurrir nunca, sino que además en el caso que ocurran, la reacción de la persona suele ser mucho mejor de lo que ella se esperaba, tanto a sesgo positivo como a negativo.

Le animo  con su inteligencia y capacidad a detectar en que tendencia nos identificamos más para saber si vamos a tener un sesgo positivo o negativo ante la vida , porque una vez te has equivocado siempre existe un plan “B”, con el rectificar y ajustarte a los nuevos datos , vivencias y emociones que tienes en este momento, tu momento.


                                                              Ferrán Aparicio

                                                           5 de julio de 2016