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sábado, 1 de junio de 2019

SIMPLEMENTE PACIENCIA

Dicen que la paciencia es la capacidad de sufrir y tolerar desgracias y adversidades o cosas molestas u ofensivas, con fortaleza, sin quejarse ni rebelarse. Pero la paciencia
como estado también comprende  y atiende a  la calma o tranquilidad para esperar.

En relación con el tiempo  resulta la capacidad de realizar una actividad larga, pesada o que requiere mucha precisión.

Sin embargo, la paciencia podemos definirla como una actitud,  una característica, un estado, una manera… sea cual sea la definición que le demos a la paciencia, definitivamente es una virtud, una virtud que acompaña al ser humano y que se caracteriza por el poder soportar todos los contratiempos y las dificultades que se nos atraviesan en el camino.

La paciencia está muy relacionada con la perseverancia, pues la paciencia es la constancia valerosa que se opone al mal y a pesar de lo que sufre el hombre no se deja dominar por él y en cierto modo también con la resiliencia, pues ser paciente ante las adversidades nos hace crecer y ser más fuertes.

La paciencia es un ingrediente fundamental para  relacionarnos y ejercer cualquier actividad es como la sal en la cocina , es lo que le da un sabor especial a la vida, pues muchos momentos de nuestra vida requieren de paciencia, pues implica tolerancia, calma, pasividad frente a la manera en la que accionamos ante determinadas situaciones o determinados momentos.

Al fin y al cabo ser paciente no implica  únicamente el  poseer la virtud del aguante, de la tolerancia a las adversidades, consiste además en enfrentar estas contrariedades con fortaleza, con entereza y sin lamentos, esto es lo que caracteriza a las personas maduras, aquellas que saben esperar con calma lo que no depende de ellas y que definitivamente transforman el sufrimiento que acompaña la espera.

A todo el mundo nos ha ocurrido  que en determinadas  circunstancias en nuestra vida lamentablemente no podemos cambiar de forma inmediata, hay momentos que no podemos transformar de una manera rápida, y definitivamente no siempre se obtendrán resultados que esperamos o que queremos, sin embargo, desarrollando la paciencia, cultivando la sabiduría de esperar y de tolerar cualquier adversidad y cualquier situación, esa espera será distinta, nos hará diferentes, será parte de la madurez del ser humano, será parte de nuestra personalidad y de nuestra manera de enfrentar la vida… y finalmente, sabremos reconocer cuando llegan los resultados oportunos y sacar provecho de ellos.

El reconocer la paciencia , ser consciente de ella  convertirla  en tu aliada, es aprehender a ser una persona más serena, más comprensiva, con menos prejuicios y consecuentemente  tener una visión más clara de todas las cosas, pues  al final de todo,  uno de los secretos de la vida, es tener simplemente paciencia.

 Ferrán Aparicio
1 de Junio de 2019

domingo, 20 de diciembre de 2015

PERSEVERAR O PERSEVERAR, EL SECRETO DE LA VIDA


perserverar ó perseverar: el secreto de la vida
Hace unos días apareció en las redes sociales una publicidad que determinaba que la vida comienza a los cincuenta años.  
 
Es cierto que pasada la cúspide de la pirámide de los cincuenta; supuestamente las personas ya lo tienen bastante claro, se ha vivido, se ha sentido y sólo la perspectiva del tiempo es de la experiencia vivida y es la que nos hace sentir que la vida comienza de una forma adecuada.

Pero quizás el secreto del trampantojo, es que  la diferencia entre persistir y perseverar radica exclusivamente en el proceso, pues no se trata de hacer continuamente las mismas tareas en una única dirección, sino en concentrarse perseverando en la meta que nos hemos propuesto como camino al, éxito.

No hay nada más satisfactorio que saber lo que se quiere o en su ausencia al menos lo que no se quiere, pues la perseverancia nos ayuda  a poner todos los mecanismos para acercarnos a lo que nos hemos propuesto.

El secreto no radica en la inteligencia natural de la persona ni del personaje que ejercemos, se trata que cada uno tenemos unos dones naturales que nos hacen diferentes, sin embargo sólo la perseverancia es lo que cada uno le lleva al puerto elegido.

La perseverancia nos asegura aceptar las equivocaciones y corregir las estrategias, no siempre acertamos a la primera y son una fórmula que envilece y ayuda a fortalecer el carácter y la fortaleza, porque siempre hay una nueva oportunidad de ejercer el don desde la oportunidad de la perseverancia.

Hay toda una filosofía en torno a la perseverancia, pero el punto en común es el hecho filosófico de lo que se cree posible es lo que se hace cierto.

No obstante no es virtuoso quien lo habla sino quien lo practica y para ser perseverante es importante saber lo que uno quiere, pues sino no hay meta o objetivo no hay razón para perseverar.

Como siempre practicar la actitud positiva y excluir cualquier pensamiento negativo es lo que nos ayuda a proyectarnos hacia una meta, siendo la energía que nos proyecta mediante la actitud perseverante.

Nada sucede como un regalo y más en el ejercicio de un logro, por ello asumir que vamos a tener dificultades nos entrena a pensar siempre en nuestro objetivo, sin caer en la rutina desmotivada e innecesaria de un esfuerzo inútil.

Les animo como siempre a practicar la perseverancia desde la consciencia, pues al fin y al cabo es un don de evaluación continua que se consigue como siempre, paso a paso.

                                      Ferrán Aparicio
                                20 de diciembre de 2015

                                                    

martes, 1 de diciembre de 2015

PROBLEMAS COMPLICADOS ,..., SOLUCIONES SENCILLAS


Me viene a la mente esa reacción natural que tenemos las personas cuando se nos presenta un problema, cuestión que no es baladí ni agradable, pero lo es también nuestra reacción a cómo enfrentarnos en el momento.

Todos perseguimos nuestros sueños, y en ellos no entran los problemas por definición , pero sin embargo en el camino aparecen, como siempre sin más. Sin embargo cuando tenemos la sensación de vivir y estar plenamente vivos, no hay sensación  que resulte más satisfactoria cuando aparecen los problemas  por muy complicados que sean de posicionarnos ante ellos de una manera sencilla.

Hay personas que centran su vida en la estrategia y esto los convierte en grandes estrategas, y no hay sensación humana y más comprensible que ser uno mismo, sin embargo a la vuelta de la vida, uno  se convence que ante problemas complicados sólo caben soluciones sencillas o en su caso descartar el problema ante la falta de una solución evidente.

Lo que nos diferencia a los grupos de caracteres humanos, es nuestra reacción ante los problemas, que tenemos todos  y el primero que no los tenga que tire la primera piedra, como decía  mi abuela.

Los estrategas muchas veces  actúan carentes de elegancia, buscan soluciones agresivas y complicadas que  por lo contario, la gente sencilla se encierran en sí mismos  y no son capaces de visualizar soluciones.

Las estrategias son buenas pero muy al margen de los  problemas que plantean la vida cotidiana sino como un rumbo en el camino, es por ello que las personas que no diferencia entre rumbo y estrategia se caracterizan por la complejidad de resolución ante los problemas cotidianos.

Como espectadores de lo que acontece en nuestra vida muchas veces concluimos que  la razón  y el sentido común  triunfan  ante la complejidad de  la sencillez de lo evidente.

Al final no podemos resolver aquello de lo que no conocemos, simplemente podemos  analizarlo, estudiarlo y trabajar en ese mundo de lo desconocido, pero el final siempre es lo mismo, hacemos bien aquello que conocemos y nos fortalece.

Al final solo se trata de resolver problemas  en aquellos temas que constituyen nuestro mundo, pues entrar en otros temas, sería como perder el tiempo  y la sencillez que nos conlleva aquello que sabemos, el hacer de una forma sencilla perdiendo la excelencia.

En cualquier caso la  complejidad de la solución debe estar a la altura de la complejidad del problema, pero no hay que olvidar  que las grandes respuestas a los problemas complejos vienen de de la sencillez de las respuestas.

Ferrán Aparicio
1 de diciembre de 2015