Últimamente y con la
que ha caído después de estas últimas elecciones, sólo oigo hablar de éxitos o
fracasos y la verdad, es que me resuena demasiado como para no reflexionar en
voz alta, como siempre.
Como
todo concepto antagónico, el éxito o el fracaso son conceptos opuestos que
dependen de cómo se miren, tienen sus matices.
No hay éxito sin un fracaso previo,
eso está claro y todo su contrario; después de un gran éxito puede haber también un gran fracaso, al menos por aquello
que tenemos los humanos que una vez conseguimos alcanzar aquello que hemos anhelado
con gran fuerza y trabajo, deja de interesarnos
y nos perdemos en la inquietud de al menos mantenerlo.
Hay
gente por el contrario que deja el concepto del éxito asociado al destino de
cada persona, a su propio karma y por otra parte hay gente que piensa que el
éxito esconde infinitas ventajas respecto al fracaso, ya que cuanto más
aciertas más oportunidades tienes de seguir acertando, en la línea de que
cuanto más logros conseguimos más accesibles vemos las siguientes metas que nos
proponemos y en caso contrario nos aferraríamos a nuestra zona de confort, sin proponemos
nuevas inquietudes, ni nuevos campos donde evolucionar o investigar.
Es
cierto que el éxito en este sentido junto con
la motivación, el compromiso, la perseverancia, el esfuerzo y la constancia,…….,
menudo coctel, …, este coctel asegura cuanto al menos una mejora continua que
no lleva a focalizar mejor el objetivo propuesto; pero también es cierto que
gracias al fracaso no se aprende de los
errores pero si de la causa de los errores y como superarlos.
Superar
un error constituye un éxito y así sucesivamente para llegar a la conclusión
que no hay un único camino sino la combinación de muchos factores entre los que
se encuentran cada una de las circunstancias que componen nuestra vida, aunque
en ocasiones nos despistemos y el principal problema no sean las circunstancias
sino seamos nosotros mismos.
En
cualquier caso es evidente que los errores nos sirven para indagar en las
causas que los provocaron y para generar aprendizajes de éxito, siendo un
reflejo de tus acciones.
En
definitiva y en relación al maravilloso
coctel que nos puede llevar al éxito o al fracaso, sólo queda pensar en las actitudes
y aptitudes que nos pueden llegar a incidir en aquello que nos hemos planteado
y que finalmente conformarán nuestras propias circunstancias y nuestro propio
destino como parte del presente inmediato y del pasado recién vivido, es decir
de este momento.
Por
lo que les animo a plantearse su propio éxito dentro de sus propias circunstancias,
pues lo que está claro que lo que no hagan ustedes, está claro que no se lo va
hacer nadie y simplemente por el principio de acción y reacción, algo
obtendremos si al menos nos lo proponemos.
Ferrán
Aparicio
15 de junio de 2015