No sé si por cultura,
asociación de ideas o simplemente educación emocional, los humanos asociamos la
luz a la ilusión y la luz de luces como ese conjunto de aspectos que nos motivan
en la claridad vital.
El
problema surge cuando se pierde la ilusión, la rutina nos atenaza y entramos en
un ritmo de vida en el que los problemas nos agobian y necesitamos recuperar la
ilusión.
Recuperar
la ilusión es el argumento básico cuando queremos salir de un bache o
situación, pero en el fondo la mayoría de las veces no sabemos lo que hablamos
ni de lo que queremos, no es algo concreto sino es más una fuerza hacia el deseo de sentirnos bien.
La
ilusión como motor de la vida es un
concepto ambiguo que en realidad refleja un esperanza infundada, sin embargo
funciona como energía vital para perseguir los objetivos que nos proponemos,
superando cualquier tipo de dificultad o al menos intentarlo sin que nos afecte
cualquier desavenencia.
Por
esta misma razón hay que tener en cuenta que la ilusión es una esperanza por
ser muchas veces intangible e infundada, lo que la convierte en una creencia vital que sólo se maneja dentro
de una motivación ordenada.
El
ser conscientes que un término es
infundado es necesario para en todo momento mantenerse alerta en el orden de
ideas ya
que de lo contrario como de una manera mágica puede llegar a desaparecer.
Nada
es gratuito en esta vida y todo tiene su sobrecoste, en este aspecto la ilusión
nos ayuda a manejar emociones pequeñas en periodos cortos y con objetivos
concretos y accesibles, lo que permite tener una claridad vital como luz de
luces que es la ilusión.
Quizás
la ilusión está reñida con lo material por aquello que el dinero no da la felicidad,
pero ayuda , es por ello que
preferiblemente mantener la ilusión
respecto a personas , lo que nos permite tener un dialogo de emociones como feed back de lo que sentimos y lo que
invertimos para que las luces estén encendidas.
Si
bien todos hemos pasado por alguna desilusión con el consiguiente apagón, todos
en mayor o menor medida hemos conseguido como humanos que somos , reponer esa
luz como capaces que somos de reponernos ante las adversidades.
Esa
resiliencia bien practicada nos permite de alguna forma resurgir como el ave Phoenix
de cualquier adversidad aprendiendo que la clave es al menos mantener una ilusión activa.
Ferrán Aparicio
10
de noviembre de 2015