Vivimos en una sociedad donde gracias a los medios
técnicos y de comunicación hemos llegado a un extremo en que nos pasamos la
vida imaginando, como dice la canción imaging people.
Lo que está ciertamente claro es que de alguna forma
vivimos en el imperio de lo mental de las experiencias pensadas pero no vividas
, quizás por ese exceso de información tanto racional como imaginativa, bien
por falta de tiempo para experimentar y asimilar toda la información que pasa
por nuestras vidas, y que de alguna forma no experimentamos.
Por otra parte es bien cierto que tendemos a la
teorización; es decir no llegamos a experimentar aquello que de alguna manera aprehendemos
y a veces contamos como si lo hubiéramos experimentado.
Una realidad virtual es que hoy en día, por poner un
ejemplo podemos conocer cualquier destino viajero, sin apenas movernos de una
silla frente a un ordenado, incluso ver las cosas en tres dimensiones.
En este sentido se manifiesta nuestra inteligencia
que al fin y al cabo como dicen y coinciden algunos autores no es más que la
capacidad para realizar predicciones válidas para nuestra vida.
Sin embargo no es tan fácil el proceso de imaginar
pues al fin y al cabo nuestra memoria y capacidad sensitiva está sesgada por
nuestros propios sentimientos, nuestras experiencias pasadas virtualizadas con
el paso del tiempo y con nuestras creencias actuales, que de alguna manera
serán pasajeras en cuanto se supone que todos evolucionamos con el tiempo.
Al final de todo proceso y cuando entramos en el
estado de la duda aparece de repente nuestra intuición que es como la base de
datos que nos permite racionalizar cualquier acontecimiento y nos salva de las
falsas creencias en que hemos ido evolucionando, pues al fin
y al cabo aunque situaciones pasadas no predicen situaciones futuras si
nos dan una idea de cómo hemos evolucionado en el tiempo.
No hay mayor principio real que el de acción y
reacción y como humanos que somos sólo
se trata de ante cualquier error o equivocación reaccionar y ajustar el proceso
a la nueva base de datos que rigen nuestra vida en el momento presente.
Animo como siempre a practicar el imaging people, es
decir imaginarnos como queremos ser, sentirnos en ese momento inmediato al que
estamos viviendo, pues al fin y al cabo es un proceso racional de forzar la
intuición, base general de datos de toda nuestra experiencia acumulada , como
siempre personal e intransferible.
Imaginando, nos sorprenderemos descubriendo
sensaciones y emociones que nunca hubiéramos imaginado, sino lo hubiéramos intentado,
pues descubrir nuestra pasión interior es descubrir nuestro propio elemento.
Ferrán Aparicio
10 de septiembre de 2016