Cuanto
más mayor te haces si lo analizas te haces más indiferente, si bien hay
momentos en los que deseamos captar la atención y ser protagonistas, pasadas ciertas edades, lo que de verdad cobra
importancia para nosotros es vivir nuestra vida sin destacar para los demás,
solo para nosotros mismos y nuestro entorno.
El dinero siempre se ha
dicho que no hace la felicidad, pero en el fondo ayuda , sin embargo hay cosas
que no se compran con dinero y es lo que nos impide adoptar la postura de
indiferencia.
También es cierto que a lo
largo de la vida nos hemos decepcionado
muchas veces, hemos depositado nuestra confianza en cientos de ocasiones y,
bueno, la verdad es que no siempre hemos obtenido el resultado que esperábamos.
Esta es la manera en que dejas de esperar algo de los demás, comienzas a darte
cuenta de que debes dejar de preocuparte sobre lo que los demás esperan de ti.
Cuando en un momento de tu vida,
den esos que te llega sin pedirlo una pensamiento como una idea feliz llegas a
pensar que estas en un punto de mi vida
en el que ya no necesitas impresionar a nadie, pues te das cuenta que eres como eres , sin que te importe lo que
los demás piensan de tí.
Consecuentemente razonas y sientes
que no necesitas engañar, ni fingir algo que tú no eres, pues te has
desprendido del papel que te has buscado o te han buscado y asignado en el
teatro de la vida. Pasas de actor a persona, y abandonas el personaje de la
comedia para ser quien eres realmente.
También te das cuenta que no necesitas ser igual que nadie, y sobre todo me aceptas
la realidad tal y como eres, con tus virtudes
y tus defectos, con tus manías y con tus habilidades.
Este es el momento en el que
tomas las riendas de tus deseos, guías tu vida, tienes iniciativas propias, no
elogias en exceso a los demás y compartes tus pensamientos libremente, por una
parte parece un abandono en tu vida social pues todo el mundo parece que quiere
que mantengas el personaje que has interpretado pero por otra parte sientes el
comienzo de tu libertad emocional, que al fin y al cabo es tu verdadera identidad.
La pura realidad aunque
llegue tarde es que no necesitamos complacer a nadie, solo a nosotros mismos y
lo que está claro es que las personas más infelices en este mundo son las
personas que se preocupan demasiado por lo que piensen los demás.
A casi todos nos llega ese
momento vital en el que lo que opinen los demás ya deja de importarnos, pues
nos damos cuenta de que lo verdaderamente importante somos nosotros, pues la
única manera de ser una persona de acero inolvidable es no pretendiéndolo y mantener
esa indiferencia vital.
Ferrán
Aparicio
1 de mayo de 2019