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lunes, 10 de mayo de 2021

CONFLICTOS INNECESARIOS

 

La Wikipedia define la mediación, como  un mecanismo de resolución de conflictos, en el cual un tercero imparcial y profesional, busca facilitar la comunicación para que las partes sean capaces de resolver un conflicto.


Es bien cierto que  la mediación tiene sinónimos circunstanciales como son, arbitraje, intervención, conciliación, entrometimiento e  injerencia, por decir un algo, pero en cualquier caso la mediación siempre tiene  que ser clara y objetiva. Pero como arbitraje responde a un juicio, dictamen, decisión, peritaje, sentencia, veredicto, fallo, resolución incluso a una sanción, y resulta un comodín muy codiciado en el póker de la vida.

Sin embargo si lo analizamos fríamente, siempre hay algún aspecto positivo que podemos sacar de la mediación que estamos viviendo en nuestra vida de una manera inconsciente y es que hay algunas lecciones que podemos aprender para aplicarlas al ámbito personal o profesional, simplemente desde la observancia.

No es este un escrito sobre derecho, ni especializado en él, ni tengo intención de defender una postura radical, pues no soy especialista en el tema, sin embargo, creo que hay que aprender de los errores, especialmente si son otros quienes los cometen, desde la observancia como si de un espectador se tratara, en el teatro de la vida. 

Al hablar de mediación clara y objetiva, uno de los factores primeros y principales es tener valores claros y ser capaz de defenderlos cuando sea necesario, eso sí con una estrategia psicológica que medie entre las partes, pues ser juez de nadie no es una postura fácil, y el que calla no otorga nada.

Cuando demuestras que algo es importante para ti y lo haces de forma consistente, acabas generando confianza y credibilidad aunque haya quienes no compartan tus mismos criterios, y esa es la estrategia de la mediación transmitir la confianza de un valor a través de un  criterio imparcial, apoyado si es posible en derecho, como medio de justificar su cumplimiento por ambas partes.

El problema de mediar y de la propia mediación es que si vamos a elegir a alguien no es por lo que puede solucionar sino por el valor que puede aportar, por lo que puede hacer por nosotros.

La mediación como concepto surge como mecanismo entre las partes, puedes utilizar lo de ponerte enfrente de algo o alguien para establecer tu posicionamiento, pero inmediatamente después debes demostrar que eres mejor que aquellos a los que atacas, por lo que el mediador debe actuar como árbitro del arbitraje en cuestión. 

Al final el problema es que antes o después deberás dejar de parecer para demostrar que eres y haces lo que dices y si no hay coherencia va a ser casi imposible que te recuperes.

Considero que la mayoría de la gente no tiene  tiempo ni ganas de estar litigiando en todas partes. Sin embargo, siempre hay gente dispuesta a solucionar a través de la mediación para mantener el enfoque y defender los principios que nos hacen ser como somos, eso sí, claros y objetivos, como siempre sin más.
                        
Ferrán Aparicio
10 de Mayo de 2021

domingo, 5 de noviembre de 2017

COMPATIA

Hace poco descubrí en un artículo esta palabra compatía, una palabra que no aparece en el diccionario  y fue creada por  un educador llamado Al Sierbert. La verdad es que me sorprendió como la mente humana puede ser tan lógica y utilizar el sentido común Aristotélico, de una manera tan pragmática, pues compatía es una palabra que resulta de la unión de compasión y empatía.

Este término fue creado para dar respuesta a situaciones en las que como persona requieres de una fortaleza emocional significativa y una inteligencia emocional considerable para escuchar y comprender a las personas que están enojadas o molestas contigo.
La compatía tiene como finalidad el controlar el efecto feed back de nuestra intervención con personas que están enfrentadas, enfadadas o simplemente en contra de nuestra persona o simplemente en situaciones y pensamientos de enfrentamiento personal bilateral.

En definitiva, la compatía tiene como finalidad poder resolver aquellos conflictos que te suceden con personas que están enfadadas contigo por alguna razón. La compatía puede serte de gran utilidad porque, proyectándola hacia esas personas que están enojadas contigo, serás capaz de comprenderlas mejor, tendrás mayor capacidad de resolución y sabrás qué decir y cómo decirlo, para que la situación de enojo pueda revertirse en una situación de calma y diálogo.

Es muy difícil que un conflicto se resuelva sin saber cómo se quiere resolver y sin que uno de los dos lo sepan y el objetivo de la compatía es mediar los niveles de comunicación  con la idea de llegar a  compartir un objetivo común para una posible solución al conflicto que ha causado el enojo, drama o simplemente falta de entendimiento.

No hay nada más efectivo cuando te enfrentas a una persona enojada que dicha persona perciba que la estás escuchando. En muchas ocasiones en lugar de escuchar se tiende a mirar para el otro lado o pensar en una réplica contundente. Si no escuchas o piensas en cómo defenderte del enojo, difícilmente conseguirás crear opciones frente a la persona enojada.

No es lo mismo compatía que empatía, pues siendo  empático lograrás comprender lo que siente el otro y siempre separando su estado emocional del tuyo. Lo que si es cierto es que la compatía te permite ser empático, pero a la vez generar opciones para resolver un conflicto. En resumen, la empatía sirve para escuchar, mientras que la compatía es la empatía destinada a la actuación y a la resolución de conflictos.

En cualquier caso esta teoría es mucho más compleja que la puedes llegar a comprender si lees el libro: “La resiliencia: Construir en la adversidad, de Al Siebert.”, como siempre sin más.
                                                           Ferrán Aparicio

                                                 5 de Noviembre de 2017

miércoles, 30 de noviembre de 2016

MEDIACIÓN CLARA Y OBJETIVA

La Wikipedia define la mediación, como  un mecanismo de resolución de conflictos, en el cual un tercero imparcial y profesional, busca facilitar la comunicación para que las partes sean capaces de resolver un conflicto.

Es bien cierto que  la mediación tiene sinónimos circunstanciales como son, arbitraje, intervención, conciliación, entrometimiento e  injerencia, por decir un algo, pero en cualquier caso la mediación siempre tiene  que ser clara y objetiva. Pero como arbitraje responde a un juicio, dictamen, decisión, peritaje, sentencia, veredicto, fallo, resolución incluso a una sanción, y resulta un comodín muy codiciado en el póker de la vida.

Sin embargo si lo analizamos fríamente, siempre hay algún aspecto positivo que podemos sacar de la mediación que estamos viviendo en nuestra vida de una manera inconsciente y es que hay algunas lecciones que podemos aprender para aplicarlas al ámbito personal o profesional, simplemente desde la observancia.

No es este un escrito sobre derecho, ni especializado en él, ni tengo intención de defender una postura radical, pues no soy especialista en el tema, sin embargo, creo que hay que aprender de los errores, especialmente si son otros quienes los cometen, desde la observancia como si de un espectador se tratara, en el teatro de la vida. 

Al hablar de mediación clara y objetiva, uno de los factores primeros y principales es tener valores claros y ser capaz de defenderlos cuando sea necesario, eso sí con una estrategia psicológica que medie entre las partes, pues ser juez de nadie no es una postura fácil, y el que calla no otorga nada.

Cuando demuestras que algo es importante para ti y lo haces de forma consistente, acabas generando confianza y credibilidad aunque haya quienes no compartan tus mismos criterios, y esa es la estrategia de la mediación transmitir la confianza de un valor a través de un  criterio imparcial, apoyado si es posible en derecho, como medio de justificar su cumplimiento por ambas partes.

El problema de mediar y de la propia mediación es que si vamos a elegir a alguien no es por lo que puede solucionar sino por el valor que puede aportar, por lo que puede hacer por nosotros.

La mediación como concepto surge como mecanismo entre las partes, puedes utilizar lo de ponerte enfrente de algo o alguien para establecer tu posicionamiento, pero inmediatamente después debes demostrar que eres mejor que aquellos a los que atacas, por lo que el mediador debe actuar como árbitro del arbitraje en cuestión. 

Al final el problema es que antes o después deberás dejar de parecer para demostrar que eres y haces lo que dices y si no hay coherencia va a ser casi imposible que te recuperes.

Considero que la mayoría de la gente no tiene  tiempo ni ganas de estar litigiando en todas partes. Sin embargo, siempre hay gente dispuesta a solucionar a través de la mediación para mantener el enfoque y defender los principios que nos hacen ser como somos, eso sí, claros y objetivos, como siempre sin más.
                        Ferrán Aparicio
                                                 30 de noviembre de 2015