Es cierto que los tiempos han cambiado, en ocasiones cuando
reflexionas sobre el tema te das cuenta que lo han hecho muy rápidamente en
todos los temas que nos rodean, no sólo
en el tema de la informática y los medios de comunicación, sino en el
legislativo, social, político y en general en todos los que nos preocupan y conforman
el mundo en que vivimos, nuestro mundo y el mundo global, pero si hay un hecho
que caracterice la época que vivimos es la incertidumbre del día a día.
Es cierto que la resiliencia nos hace fuertes,
o en ciertos aspectos inmunes al hecho de que cada día cuando nos levantamos no
sabemos con qué nos vamos a encontrar,
desde un nuevo caso de corrupción hasta el drama social más inhumano para una
sociedad moderna, que se presupone apta para resolver cualquier tema que le surja.
Sin embargo por mucho interés que pongas
en estar a la última, siempre surge un nuevo tema que te sorprende y sigues
aprendiendo dentro de lo cotidiano creándose el síndrome de la incertidumbre
diaria en el sentido de qué ocurrirá hoy que vuelva a sorprenderme y me quede a cuadros y tenga que reorganizar
mi estructura mental para afrontar o aceptar el acontecimiento, tanto
globalmente como profesionalmente en tu propio trabajo.
Por mucho interés y tiempo le dediques a
estar al día siempre hay sorpresas, por una parte es un atentado a nuestra
propia organización pero por otra es un envite a estar actualizado, lo cual no
es cuestión baladí, en cuanto a la capacidad de asimilar en qué mundo vivimos y
que hay que moverse a su ritmo.
Es cierto que en un orden lógico de
temas cada uno organiza su vida alrededor de unos ejes que de alguna forma va
clasificando como primarios, secundarios,…, y así hasta llegar al enésimo que
no tiene número, pero la incertidumbre diaria lo que te demuestra es que la
racionalidad es relativa y es sustituida por una interpretación primaria de cuál
es la necesidad básica a la que nos tenemos que enfrentarnos en cada momento.
A todos en la medida de lo posible nos
gusta seguir unos esquemas y ordenes, pero también hay que estar preparado para
cambiarlos rápidamente en función de las circunstancias.
Todas las personas y en general la ciudadanía ven rotas sus
expectativas cuando por ignorancia de
los medios humanos se produce una incertidumbre que impone modos y maneras
totalmente ajenos a lo perseguido en tiempo y formas, pero lo que también es
cierto que hay que estar preparados para la improvisación ante la incertidumbre
pasajera que cada día nos puede abordar.
Les animo como siempre a reflexionar, porque
aunque el mundo cada día es más complicado y aun disponiendo de más medios, muchas veces
resulta difícil trabajar y vivir, pues aunque el tiempo es el mismo para todos
los que integran parte del proceso,
existe un margen de decisión ante las incertidumbres diarias, que debemos
abordar con naturalidad al margen de nuestros propios derechos, pensamientos y
sentimientos.
Ferrán Aparicio
15 de
septiembre de 2015