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miércoles, 15 de febrero de 2017

ACTOS CONSCIENTES

Llevamos unas semanas derivando en el mar de los propósitos, tras la entrada en un año nuevo lleno de buenas intenciones. Es un acontecimiento que sucede año tras año y este año, y este año he decidido coger el toro por los cuernos y que no se me escape una año más, antes de la cuenta atrás, pues el tiempo no vuela, galopa especialmente cuando  pasas el hemisferio de los cincuenta.

Cada día tengo más claro y en ese sentido estoy y sigo escribiendo, que para llegar a un estado de plenitud continuo, solo se trata de simplificar cualquier procedimiento o situación  y poner consciencia a lo que estamos haciendo.

Solo se trata de visualizar y fijar unas metas y objetivos diarios, que junto a los  hábitos que vamos fijando, mecanizan el procedimiento de una forma natural, desarrollando esa parte de nosotros mismos, es decir la conciencia, que es observadora de nuestra propia experiencia.

Siempre y cada día más, he creído y atendido a la sincronicidad de las cosas y situaciones como una esencia fundamental y espíritu de vida, pero lo que es bien cierto o al menos a mí me lo parece es que la visualización de lo que queremos,  es una capacidad para focalizarse en la experiencia pero sin perder la conciencia de que estamos en esa experiencia, desde el yo observador.

Lo bueno de observar desde la observancia, de ser espectador  de nosotros mismos, es que las situaciones no nos arrastran  sino que podemos decidir cuándo nos entregamos a ella  y cuando mantenemos una distancia prudencial. Al final solo   se trata de un acto consciente  selectivo  en el que materializamos una manera de ver el mundo y relacionarnos con él, sabiendo que es algo nuestro, propio e interno y que no depende de nada exterior.

El observar desde la observancia, es simplemente ejercer lo que muchos gurús tildan de meditación y simplemente desde el espacio neutro de una mente en blanco, enfocar para aprehender a observar nuestro ego o dicho de otra forma captar lo que nuestra mente está intentado transmitir desde su interior, para trasladarla al aquí y el ahora o simplemente para visualizar de una forma la esencia de algo que tenemos pendiente o simplemente nos preocupa. Lo que está claro y el tiempo y tu corazón a través  de tu tensión arterial te va a demostrar, es que también se trata de ir bajando el ritmo, no podemos seguir en un estado de stress continuo corriendo de un lado para el otro.

Cuando tenemos una decepción, un duelo o dolo o simplemente perdemos a alguien cercano, nos viene a la cabeza siempre y comúnmente a los humanos el hecho de que esta vida es un pasar , y que sólo se trataría como actos conscientes que son el disfrutar de las pequeñas cosas y a veces no tan pequeñas que la vida nos da cada día, agradeciendo estar vivos y  con la posibilidad de disfrutar de todo y cada uno de lo que las vida nos aporta, pues es una forma  de actuar que nos lleva de vuelta al presente, a lo que hay aquí y ahora. De la misma forma aceptar que la vida no es perfecta y aceptar que cada día la vida nos va a traer pequeñas contrariedades sin importancia o con ella pero que al fin y al cabo sin tiene solución serán subsanables y si no la tienen  simplemente habrá que aceptarlas como lo que son contrariedades.

Estas actitudes son la base desde la que luego podrás construir aquello que desees, porque lo esencial es sentirse bien en el interior y con uno mismo, cada día como un acto consciente,  y a partir de ahí se pueden todo lo que te propongas.

                 Ferrán Aparicio
15 de Febrero de 2016

sábado, 20 de agosto de 2016

AQUIETANDO EL RITMO


Hay días que sin saber por qué o por qué no, uno aquieta su vida y reflexiona sobre todo lo que sucede a su alrededor y en la vida de uno mismo, esos días coinciden normalmente con acontecimientos como un final del año o un simplemente su propio cumpleaños o comúnmente cuando llega la noticia de la muerte de alguien cercano, que queremos o simplemente ha formado parte de nuestra vida.

Es bien cierto que la vida se compone de momentos, días, etapas,…, incluso años, pero lo que también es cierto que como en la vida misma estamos obligados a hacer más cosas con menos recursos y por ello aquietando el ritmo bien voluntariamente o bien circunstancialmente, te das cuenta que sólo se trata de enfocarse en las cosas más importantes en lugar de pasar el día apagando fuegos, por decir un algo.

Todos los humanos por definición queremos sacarle el mayor jugo a la vida y ser efectivos en aquello que nos interesa, pero sin embargo nuestros hábitos productivos están desenfocando la visión hacia el camino que realmente queremos coger, si es que en algún caso conocemos la dirección.

Al final de pensar en blanco durante un buen rato, llegas a la conclusión de que la clave está en organizar tu vida y la información que llega a tu vida de una forma más sencilla y de una forma más eficaz, en categorías apropiadas basada en cómo hay que accederla.

Dicen la gente hábil y práctica, que se trabaja la mitad con un trabajo ordenado, si lo proyectamos al conjunto de factores que integran nuestra vida, quizá y sólo quizá, la clave esté en crear el hábito de mantener tu vida organizada.

Tener una rutina que te permite empezar cada día con un plan sencillo y alcanzable y tener claro a donde nos lleva sea una de las pautas básicas no solo emocionalmente de sentirnos mejor sino de estar más satisfechos con el paso del tiempo.

La clarividencia de saber organizar y priorizar cuales son los aspectos más necesarios en cada momento y su escala de valores en cuanto a conseguir nuestros objetivos a corto y largo plazo, resulta una técnica infalible y ágil para avanzar cada día.

No sólo se trata de salir de la zona de confort pues al fin y al cabo si nos va bien no hay por qué cambiarla, sino de analizar si en esa zona estamos realmente plenamente felices.

La inconformidad es un acto de rebelión contra nosotros mismos y la finalidad un reto que nos mueve a otra zona que nos pueda mejorar el sentimiento de bienestar, por lo que te animo a aquietar el ritmo, a dedicar al menos unos minutos a pensar qué estamos haciendo y qué hacer con nuestras vidas , para salir de esas zonas improductivas no en el sentido económico de la palabra sino más bien emocionalmente, pues no hay mayor satisfacción de estar peleando al levantarme cada día por algo bueno y para mí , y se lo digo porque hoy es mi cumpleaños y este es mi auto regalo.

Ferrán Aparicio
20 de agosto de 2016