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domingo, 15 de octubre de 2017

ARTE URBANO


Después de una baja temporal en mi ciudad, me he quedado prendado de como la evolución social y la comunicación social han llegado a la calle.

Paseando por la ciudad, me ha llamado la atención como la calle va más lejos y hemos pasado a trascender el arte en la calle. La calle se ha convertido en un escaparate de la vida social, donde los cuestionamientos artísticos pueden superar sus límites simbólicos y acceder a cambios radicales no sólo a nivel de representación, sino a nivel de la realidad misma.

En todas las ordenanzas municipales que conozco, siempre se ha tratado el tema del tratamiento estético de las medianeras, en cuanto que son parte estética del edificio y parte de impacto visual urbano, en definitiva, un elemento que aceptamos y comprendemos como tal.  Pero en la evolución urbana actual estas medianeros, muros y vallados de parcelas, se han convertido en lienzos de expresión artística dotando de un escaparate natural de la expresión artística y social.

Un paso más allá es cuando las persianas de los locales comerciales, normalmente pintadas de gris o efecto metálico plateado, de común acuerdo entre el artista y los propietarios se convierten en cartel anunciador del producto que se ofrece, el comercio que la posee.

En este sentido la calle y los espacios y elementos urbanos de naturaleza privada, favorecen esa esquiva relación porque al no aislar el arte de sus productores-consumidores y en general la sociedad en su totalidad, mantiene la trama de sus relaciones interpersonales.

Hasta ahora el arte pertenecía al espacio museo-galería, donde los actores sociales preponderantes de la sociedad se apoderaban de toda producción simbólica de la sociedad y se apoderaban de toda de toda la producción artística de la sociedad, lo descontextualizaba en un ámbito exclusivo, con un acceso intimidatorio limitado a unas clases sociales que comercializaban particularizando el fruto del omnívoro poder económico.

El arte urbano permite la participación del espectador en cuanto le supone ser sujeto pasivo destinado a la captación del mensaje del artista. Muchos críticos profesionales en el mundo del arte consideran estas artes como subartísticas o simplemente indignas de ser consideradas como arte, si bien en la mayoría de los casos, las obras quedan firmadas por los autores, siendo un producto individualizado y reconocido.

De la observación de estas manifestaciones y habiendo investigado un poco sobre las tendencias, se puede distinguir desde las que su objeto final varía desde la tendencia urbana que procura modificar la difusión del arte a través del espacio urbano a las obras que se destinan a la transformación del entorno, buscando actuar sobre la consciencia de los participantes y convertir las obras en ensayos o detonantes de un mensaje personal.

En cualquier caso es un lujo desde mi punto de vista que el entorno urbano se revista de arte siempre y cuando se respeten las normas de convivencia y urbanidad, agrupando aquellas expresiones que intentan alterar lúdicamente los códigos habituales el entorno físico y social de la ciudad.

Ferran Aparicio

15 de octubre de 2017