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martes, 5 de abril de 2016

MISERICORDIA DIVINA


 

Llevamos un tiempo en que no sólo los españoles, sino los  ciudadanos europeos y todos los ciudadanos del mundo estamos condenados al entendimiento y es que no hay día que alguna noticia nos siga sorprendiendo, que no asombrando, en cuanto a contenidos  diversos y solo se detecta que el mundo está   revuelto y en plena ebullición.

Cada uno de nosotros tenemos unas creencias que hemos ido forjando como fruto de nuestra experiencia, el problema surge cuando nos topamos con la misericordia divina como concepto y la intentamos transpolar al mundo de lo humano.

Dice la Wikipedia entre otras fuentes  que la misericordia es la disposición a compadecerse de los trabajos y miserias ajenas, el problema surge cuando la  comparecencia es diaria y uno se habitúa como nos habituamos a las jaquecas o al dolor de estómago, por decir un algo.

El problema surge cuando aplicamos la misericordia a aquellos que nos gobiernan y concluimos que sólo  es necesario atender al perdón como medio de reconciliación.

La misericordia también entraña un sentimiento de pena  o compasión al poder comprobar como una sociedad,  sin entrar en detalle ni nacionalidad,  en vez de evolucionar, involuciona en conceptos y prácticas que creíamos superadas y asimiladas.

Sin embargo esa misericordia divina que no humana,  entraña la miseria que la encarna etimológicamente como concepto y es  que el sentimiento plural se está sustituyendo en cualquier nivel en posturas individualizadas muy fuera del bien común, perdiendo esa doble  vertiente en cuanto a su propio significado.

Esa dicotomía entre el sentimiento de pena o compasión y la propia virtud a ser benévolos en el juicio o castigo nos ha confundido como sociedad a la hora de generar unos principios y valores colectivos.

En cualquier caso no hay que confundir misericordia con lástima, ya que  la palabra lástima no se deriva del sentimiento sino al objeto que lo provoca, porque aquella no explica por sí sola más que la sensación de la pena, o el disgusto que causa el mal ajeno.

Una sociedad que no evoluciona no tiene compasión colectiva por aquello de que la lástima es común a todos los que la integramos y simplemente nos da lástima de aquel esfuerzo por el que todos hemos luchado y nos ha llevado a la situación que vivimos.

Misericordia, está claro que sólo hay una  y es la misericordia divina, pues la compasión como sentimiento verdadero no nos va a mover de la actualidad que vivimos en cualquier tema o situación.

Tomarnos a ligera la lástima que nos da el vivir el panorama que estamos viviendo, es tan alegre como decir que lástima que no haga buen tiempo , por decir un algo, pero tener claro que la misericordia es la disposición a compadecerse de los trabajos y miserias ajenas, es tanto como asumir nuestra responsabilidad en la mentalidad colectiva.

                                                      Ferrán Aparicio
                                                    5 de abril de 2016