Vistas de página en total

Mostrando entradas con la etiqueta NAVIDAD PARA ADULTOS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta NAVIDAD PARA ADULTOS. Mostrar todas las entradas

viernes, 25 de diciembre de 2015

LUCES DE NAVIDAD


Hay días en el año que de alguna forma relucen de una forma especial y entre ellos se encuentra el día de Navidad, nos guste o no nos guste.
Desde un punto de vista agnóstico la navidad significaba la celebración del solsticio de invierno en el hemisferio norte, para los cristianos, el nacimiento o pasión del niño Jesús recién nacido, en ambos casos se revive como algo nuevo, pero en ambos siempre hay luces por navidad.

La navidad por sí misma es una época llena de connotaciones pues todos y digo todos, incluso los agnósticos y  muy escépticos de alguna forma hemos tenido que oir resonar campanas, villancicos y ver luces de navidad  en algún momento y es que en nuestro entorno siempre hay algún símbolo que nos recuerda que estamos en Navidad nos guste o no nos guste, la celebremos o no la celebremos.

Y es que resulta  imposible en un ámbito occidental y ya en muchos no tan occidentales donde el arraigo misionero llegó por excelencia, el no poder ser invadido por luces de colores, adornos, árboles de navidad y como no y más al norte hacia el sur, de la invasión de Papa Noel que llegó de repente sin haberlo llamado a nuestras vidas.

La comida, el abeto, el Belén o los adornos son acontecimientos u objetos simbólicos comunes a todas las familias, que sirven para dar sentido a estas fiestas, y cada una los apropia organizándolos a su manera y atribuyéndoles sus propios valores, pero la luz, las velas y otros adornos son los que  participan para dotar a dar una atmósfera mágica.

Las fiestas de navidad siempre tienen la misma secuencia y es que después de haber pasado por una nochebuena en que los excesos han hecho su aparición en la mesa familiar, se llega en pocas horas, la hora de volver a compartir mesa de nuevo con familia bien natural bien política con sus correspondientes intercambios de regalos simplemente por la obligación del calendario y como siempre de una manera rutinaria, lo cual por sí mismo es un exceso, el que se lo pueda permitir, y hasta al  cuerpo humano le llama la atención.

El problema general surge cuando en la mesa nos faltan personas que nos han creado nuestra navidad especial y a las que echamos de menos  y pasamos de ser el personaje estrella a personaje de  segunda generación bien porque hemos accedido a la paternidad , bien porque  disfrutamos de los niños de los demás.

La navidad perdura y perdurará, independientemente del posicionamiento que tenga la sociedad, la familia o el individuo pues como testigo  y muestra heredada de la generación anterior trasciende de su contenido como una etapa más en el sosticio de inviernbo , que queramos o no sucede todos los años.

La magia de la navidad queramos o no queramos nos sirve para unir familias, que con su magia y su luz, nos posiciona ante el mundo y a nosotros mismos ante él y ante nuestra familia, como siempre sin más.

 

                                                             Ferrán Aparicio

                                                    25 de Diciembre de 2015