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jueves, 30 de noviembre de 2017

NI BLANCO , NI NEGRO

Hay situaciones en la vida en que uno tiene que mediar en problemas, situaciones, relaciones y cualquier tipo de concepto o situación en que te das cuenta que  las cosas no son blanco o negro: hay muchísimos matices de color gris.

Esta situación la comprendí en una conferencia sobre la obra del Pintor Antonio López que casualmente tenía la especialidad de componer y colorear  con grandes grises diferenciados que mantenían un escéptico realismo, sin llegar a los extremos formales de un color puro, es decir grises había muchos más que los propios colores primarios, simplemente con una combinación exhaustiva de pequeños matices y cantidades combinadas hasta llegar al cromatismo deseado.

Este tono, en toda su amplísima variedad, es uno de los neutros más agradecidos, pues sea cual sea su intensidad, combina con todo el resto de colores, se integra diferencia y convive  con una especial resonancia.

Es bien cierto que la elegancia de los grises se duplica al tener como fondo un color como el blanco en toda su gama, blanco perla, blanco roto, blanco marfil y en definitiva  el simplemente blanco.

En este mismo sentido el gris como color lo podemos asociado a realidades físicas, como son materiales orgánicos como la Piedra, pizarra, antracita… sea cual sea el matiz, el gris aparece diferenciado con pequeños matices del resto de los colores, gris azulado, gris verdoso, gris amarillento y tantas y tantas combinaciones que nos dan una paleta infinita de posibilidades, como la vida misma.

Durante mucho tiempo el gris se ha asociado como concepto peyorativo, habiendo todos escuchado expresiones como cerebro con materia  gris, situaciones grises, o asociándolo a algo pobre o degradado.

La técnica, la cultura, el arte la decoración de interiores,  y la  propia comunicación han evolucionado  y han dejado el concepto subliminar de qué color gris es aburrido.

Independientemente de si está de moda o no, el gris siempre es y ha sido una apuesta segura para lograr ambientes de serenidad y calma, y eso nos lo demuestra que de alguna forma las grandes tendencias del arte, de la decoración, de complementos lo utilizan en toda sus gammas y con todo  tipo de acabados, desde el sutil brillo al elegante acabado mate.

Dicen los psicólogos  que el gris transmite calma y serenidad, sin embargo, a diferencia del blanco o del beige o de cualquier otro neutro, el gris tiene ese punto especial de sofisticación y elegancia.

Aunque su personalidad es relajada, no hay que subestimar el intenso efecto que puede llegar a producir, especialmente si optamos por tonos fuertes. En el caso de los grises perla transmite paz, equilibrio y elegancia.

Al final como todo en la vida, solo se trata de ver la vida con el color que se mira , con que les animo  plantearse de una vida pacifica, rejada y equilibrada, pues al final  aunque colores hay muchos como en la viña del señor, solo  se trata de disfrutar conscientemente de aquellos pequeños detalles que nos puede transmitir una felicidad plena.

                                                         Ferrán Aparicio

                                                 30 de noviembre de 2017