Hay situaciones en la
vida en que uno tiene que mediar en problemas, situaciones, relaciones y
cualquier tipo de concepto o situación en que te das cuenta que las cosas no son blanco o negro: hay
muchísimos matices de color gris.
Esta
situación la comprendí en una conferencia sobre la obra del Pintor Antonio López
que casualmente tenía la especialidad de componer y colorear con grandes grises diferenciados que mantenían
un escéptico realismo, sin llegar a los extremos formales de un color puro, es
decir grises había muchos más que los propios colores primarios, simplemente
con una combinación exhaustiva de pequeños matices y cantidades combinadas
hasta llegar al cromatismo deseado.
Este
tono, en toda su amplísima variedad, es uno de los neutros más agradecidos,
pues sea cual sea su intensidad, combina con todo el resto de colores, se
integra diferencia y convive con una
especial resonancia.
Es
bien cierto que la elegancia de los grises se duplica al tener como fondo un
color como el blanco en toda su gama, blanco perla, blanco roto, blanco marfil
y en definitiva el simplemente blanco.
En
este mismo sentido el gris como color lo podemos asociado a realidades físicas,
como son materiales orgánicos como la Piedra, pizarra, antracita… sea cual sea
el matiz, el gris aparece diferenciado con pequeños matices del resto de los colores,
gris azulado, gris verdoso, gris amarillento y tantas y tantas combinaciones
que nos dan una paleta infinita de posibilidades, como la vida misma.
Durante
mucho tiempo el gris se ha asociado como concepto peyorativo, habiendo todos
escuchado expresiones como cerebro con materia gris, situaciones grises, o asociándolo a algo
pobre o degradado.
La
técnica, la cultura, el arte la decoración de interiores, y la propia
comunicación han evolucionado y han
dejado el concepto subliminar de qué color gris es aburrido.
Independientemente
de si está de moda o no, el gris siempre es y ha sido una apuesta segura para lograr
ambientes de serenidad y calma, y eso nos lo demuestra que de alguna forma las
grandes tendencias del arte, de la decoración, de complementos lo utilizan en
toda sus gammas y con todo tipo de acabados,
desde el sutil brillo al elegante acabado mate.
Dicen
los psicólogos que el gris transmite
calma y serenidad, sin embargo, a diferencia del blanco o del beige o de
cualquier otro neutro, el gris tiene ese punto especial de sofisticación y
elegancia.
Aunque su personalidad es relajada, no hay que subestimar el intenso
efecto que puede llegar a producir, especialmente si optamos por tonos fuertes.
En el caso de los grises perla transmite paz, equilibrio y elegancia.
Al
final como todo en la vida, solo se trata de ver la vida con el color que se mira
, con que les animo plantearse de una
vida pacifica, rejada y equilibrada, pues al final aunque colores hay muchos como en la viña del
señor, solo se trata de disfrutar
conscientemente de aquellos pequeños detalles que nos puede transmitir una
felicidad plena.
Ferrán Aparicio
30 de noviembre de 2017