Hablar del
duende es hablar del personaje misterioso que todos tenemos dentro y muchas
veces aflora sin avisar y que
normalmente siempre trae consigo algo positivo y creativo, en cualquier campo o
aspecto de la vida.
Pero el duende como
tal es un concepto intangible dentro del
pensamiento intelectual, pues su racionalidad carece de fundamento, es pura
pasión y de alguna manera reflejo de sentimiento.
Normalmente como
concepto se asocia a las artes y se
asocia a un estado de expresión que refleja una emoción interior de cierta
autenticidad, es como el personaje que nos habla desde el subconsciente y
transmite ideas evocadoras de un tema que conscientemente o no, podríamos haber
llegado a ellas.
Analizando el tema he
descubierto el texto de Federico García Lorca, en su brillante conferencia titulada "La
teoría y la Función
del Duende", donde intenta arrojar
algo de luz sobre el misterioso e inexplicable tristeza que vive en el corazón
de ciertas obras de arte, donde el duende es el poder y no la obra.
Simplemente transcribiendo algún párrafo
de este ensayo se capta el anima del duende mostrando la relación entre el arte
y verdad, entre ética y estética, sin más: "Todas las artes son capaces de
duende pero donde encuentra más campo es en la música, en la danza y en la
poesía hablada, ya que éstas necesitan un cuerpo vivo que interprete, porque
son formas que nacen y mueren de modo perpetuo y alzan sus contornos sobre un
presente exacto"
Sin embargo el duende como tal es un
estilo vivo, esa forma lógica de hacer las cosas que aparece de nuevo y no se
repite nunca, quizás porque nosotros no somos siempre los mismos y vamos
mutando y evolucionando como un tránsito del alma en el que el personaje que
exteriorizamos refleja la voz del arte, la voz del amor y en su esencia, el de
la muerte que se nos aproxima.
El origen del término duende viene del espíritu
de la evocación y de todos es conocido bien como conocedores bien como
espectadores que viene desde el interior como una respuesta física y emocional
de un acto de alguna forma expresivo.
Pero la estética del
duende no entiende de palos, ni de
personas, ni de educación, incluso de clases sociales,.., y aunque habitualmente
se le ha asociado al flamenco en cualquier expresión representa el espíritu de la energía que ayuda al
artista a ver las limitaciones de la inteligencia ayudando al artista a crear y
comunicar lo más espontáneo de nosotros mismos sin ningún tipo
de esfuerzo y de alguna manera consciencia.
Les animo como
siempre a despertar a su duende como símbolo de ese poder misterioso que todos
sentimos y tenemos y ningún filósofo puede explicar y racionalizar , pero como
las brujas haberlas,…, hailas.