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jueves, 13 de julio de 2023

CAMINO A LA FELICIDAD

         

Según cualquier diccionario, la definición de felicidad coincide como el estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno.


En cualquier caso, la felicidad es el objetivo último del ser humano, y la riqueza es decir, la propiedad libre, individual y absoluta), su principal baluarte, pues esta, circunstancia o suceso es el que teóricamente produce ese estado, sin menos cabo de que la riqueza y el dinero no hace la felicidad.

La felicidad no es un ente que se deba perseguir insistentemente, sino un estado asociado a una emoción positiva, según la psicología; para muchos filósofos constituye el fin último del ser humano, relacionado más con una forma de caminar por la vida, que con el lugar al cual se llega

La felicidad no es un ente que se deba perseguir insistentemente, sino un estado asociado a una emoción positiva, según la psicología; para muchos filósofos constituye el fin último del ser humano, relacionado más con una forma de caminar por la vida, que con el lugar al cual se llega. Por ello, su búsqueda obsesiva conduce a la frustración, pues al obsesionarnos con ella, parece que se vuelve inalcanzable.

La felicidad, es la sensación de creer y tener esperanza en el futuro, en que las cosas estarán bien, sentirse con ánimos y en una situación en la cual parece que las relaciones marchan de manera positiva.

El problema aparece cuando creemos que la felicidad debe permear toda nuestra vida, pues debemos transitar por cada emoción que existe: tristeza, ira, ansiedad, miedo, etcétera.

Aunque sea una sensación de bienestar muy intensa, la felicidad nos resta atención en el ambiente y minimizamos errores que pueden ser importantes.

La felicidad es un estado deseado, pero de poca ponderación de los eventos que suceden y con esa perspectiva, es importante no mantenernos completamente felices todo el tiempo.

Si nos planteamos qué nos hace felices como pregunta subjetiva y personal; contestamos que corresponde a las características de nuestro entorno, historia de aprendizaje y expectativas, pues lo que está claro es que en general, nos da felicidad mantenernos en una situación donde sentimos que avanzamos en nuestras metas personales.

La felicidad es una cuestión individual y la felicidad es un estado emocional caracterizado por sentimientos de alegría, satisfacción y plenitud. Y si bien la felicidad tiene muchas definiciones diferentes, a menudo se describe como un conjunto de emociones positivas y un sentimiento de satisfacción con la vida como el amor, respeto, empatía, honestidad, autonomía y perdón son los valores fundamentales que toda persona necesita para conocer la felicidad, por lo que el camino se centra en mantener una actitud basada en nuestros valores.

Ferrán Aparicio
25 de Mayo de 2023

sábado, 5 de octubre de 2019

ETERNOS

Siempre hemos pensado que la vida iba a ser eterna, hasta que en un momento nos damos cuenta de lo frágiles que somos. Esto nos pasa especialmente cuando perdemos un ser querido, hacemos una retrospectiva del pasado o simplemente recordamos a gente que ya no está entre nosotros.

La pura realidad es que sabemos conscientemente que eternos no vamos a ser nadie, que estamos de paso, que simplemente crecemos como personas o al menos lo intentamos y aun así cometemos los mismos errores, no priorizamos lo que más podemos disfrutar, dejando para mañana lo que no nos apetece hoy.

Hasta aquí creo que tenemos todos, todo claro, no hay que hacer un master de especialización para entenderlo, sentirlo o simplemente vivirlo.

Sin embargo lo eterno como concepto es muy relativo y lo podemos sentir muy positivamente como a una existencia sin tiempo o fuera del tiempo.

Una de las sensaciones del concepto eterno entre otras muchas, no relacionadas con la inmortalidad, es cuando uno pierde el sentido del tiempo, del movimiento y de la materia, y eso sucede por ejemplo cuando nos sumergimos en un fondo marino y perdemos la línea del horizonte.

En ese momento ya no existe el tiempo, no existe la materia como tal y no existe el movimiento pues como decía Aristóteles son los únicos principios que son eternos, y sin embargo han existido y existirán siempre.

Tenemos la mala costumbre de dejar para luego principios y cosas como pedir perdón, decir te quiero o simplemente decir lo siento, y no somos conscientes de que no somos eternos y somos susceptibles de no llegar a tiempo.

La vida que llevamos nos automatiza material y sentimentalmente y nos hace olvidar del placer de sentimientos gratuitos y placenteros, como es la gratitud de los pequeños detalles y sentimientos.

Tenemos la mala costumbre de dar consejos y juicios de valor sin ser conscientes del poder que pueden tener nuestras palabras, creyendo que lo sabemos todo.

En conclusión pensemos que la eternidad es un concepto relativo y que somos eternos por nosotros mismos en cuanto seamos conscientes de disfrutar cada momento como si fuera el último, sin que la mala costumbre sea la invitada de honor en los días que nos quedan por vivir a partir de hoy.

Ferran Aparicio
5 de Octubre de 2019

domingo, 30 de octubre de 2016

OLVIDO

No sé si porque me estoy ya haciendo mayor y peinando alguna que otra cana, bien porque no como rabos de pasa, pero el olvido está cada día más presente en vida diaria.
Lo mejor de todo es que el olvido como concepto es en realidad y desde un punto de vista de psicológico, la  plasmación interior y exterior, posterior al perdón, lo cual ya es difícil pues hay una vieja frase, que de vez en cuando se oye  que es: perdono pero no lo olvido, que al fin y al cabo ratifica el proceso racional y conceptual.

También es importante diferenciar los conceptos y entenderlos, con nuestra actitud ante la vida, pues una cosa es olvidar y otra recordar desde  la propia experiencia y sabiduría,  y desde la perspectiva del tiempo, generalmente se formaliza desde el recuerdo de lo vivido.

Quizás en el olvido se debe depositar todo aquello que de alguna forma u otra nos ha supuesto un agravio y que en principio no nos aporta ningún beneficio independientemente de la experiencia que nos ha aportado que no debemos recordar pero si considerar.

Muchas veces el olvido es despiste o falta de importancia a algo que realmente no nos preocupa pero otras veces establece la condición sin la cual no se puede continuar para salir del sufrimiento que nos produce y otorga el rencor almacenado.

En el tiempo el  olvido, es vivir el presente y proyectarnos al futuro, sin más, pues olvidar al fin y al cabo es no dejarse anclar en el pasado.

Pero olvidar también genera un sentimiento placentero que hay que experimentar de una forma solidaria con uno mismo pues al fin y al cabo somos los primeros beneficiados en sus consecuencias inmediatas  en cuanto que desaparecen del presente y se impide su proyección en el futuro.

Todos y digo todos tenemos cosas que no perdonamos y consecuentemente no olvidamos y pensándolo fríamente solo manifestamos una muestra de intolerancia contenida hacia nosotros mismos que no lleva más que acumular rencores y problemas posteriores.

Al final de todo, la pócima de la felicidad, resulta mucho más sencilla de lo que nos parece y en relación al olvido, sólo se trata de no volver a prestar atención a algo que pasó y nos afectó de alguna manera.

También es cierto que independientemente de que se olviden los agravios recibidos no hay que olvidar y valga la redundancia, que no podemos seguir contagiándonos de la toxicidad de las personas, situaciones, hechos y amores que son buenas razones que propiciación y generaron la situación de la separación, anulación u olvido.
  
Olvidar no requiere ningún procedimiento, es tan simple como ser consciente de que tenemos derecho a vivir, lo que nos pertenece como propio derecho, como siempre,.., sin más.
                                                               Ferrán Aparicio

                                                           30 de Octubre de 2016

domingo, 5 de julio de 2015

PERDONA ATU PUEBLO,SEÑOR


Siempre hemos oído hablar de aquello de que perdono pero no olvido, o todo su contrario , …, olvido pero no perdono , pero realmente nos hemos cuestionado que es el perdón, me pregunto.


Perdón, es según la Wikipedia, la acción por la que una persona que estima haber sufrido una ofensa decide no tener resentimiento de modo que las relaciones entre el ofensor y el ofendido no queden afectadas o en su caso queden menos afectadas. Pero la verdad es que no me convence mucho el hecho de que una persona se sienta ofendida por la actitud de otra , salvo que por error o excepción haya una amenaza directa.


En general la vara de medir cada uno la tenemos de un color y una longitud gracias a Dios o por la gracia de Dios, es por esto que lo que otras personas considerarían una ofensa para mi puede no ser más que un desafortunado comentario o acción aislada.


También hablando muy por encima, el perdón no beneficia a nadie, pues el ofendido que no manifiesta su resentimiento no comunica al ofensor, su sentimiento no es conocedor de dolo o culpa que le acontece y así con todas las interrelaciones que pueden ocurrir.


En cualquier caso lo que es evidente que para pedir perdón tenemos que ser conscientes de que hemos ofendido y en su caso que el perjudicado de la ofensa se sienta ofendido, lo cual muchas veces no lo sabe ni el mismo, ni nosotros por ignorancia, acción u omisión.


El problema del perdón radica en cuanto las dos partes son conscientes y conocedoras y no son capaces de llegar a un punto intermedio bien por orgullo o simplemente por convicción de argumentos.


Lo que es evidentemente claro es que perdonar no es otorgar clemencia, pues en este caso no trascenderíamos la pena que llevamos dentro tanto como ofensores como ofendidos.


Al final de todo, uno llega a la conclusión que pedir perdón es un sentimiento egoísta de liberación de culpa, por el que ni la persona ofendida o muy ofendida alcanza el poder de la negociación de éxito o batalla ganada y la que ha ofendido no se libera totalmente de la sensación de haber actuado según sus principios generales.


Lo que está clarísimo y no es discutible o al menos eso a mí me parece, es que perdonar sea renunciar a tus derechos, ni negociar nuestros principios y valores que nos definen, pues supondría el principio de una sociedad sin endosicrasia, lo cual nos llevaría a ser una sociedad individual enfrentada por el principio del rencor y resentimiento.


En definitiva lo que es más común por humano que somos, es el hecho de buscar la tranquilidad del alma, es decir saber cuándo y cómo tenemos que utilizar el perdón, tanto como ofensores como ofendidos, y desde el egoísmo tener una mente más amplia para reconocer hasta dónde puede llegar la ofensa del que la pretende y plantearnos siempre la postura en contrario para reconocer la intencionalidad de los acontecimientos, por que como dice el dicho: líbrame señor de mis enemigos que de mis malos amigos ya lo hago yo, eso si como siempre, perdonándolos.


Ferrán Aparicio
5 de Julio de 2015