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domingo, 30 de junio de 2019

VOCACION MANIFIESTA

En estos momentos las universidades están prácticamente cerradas en su época estival ,pero  en septiembre  darán comienzo las clases para los noveles alumnos, me pregunto cuanta gente ha entrado a la universidad  con algo de vocación y quien no se ha preguntado con los tiempos que corren a que me dedico y a por qué me decido.

Además de toda la burocracia de certificaciones, identificaciones, ingresos y demás componentes de esta receta componentes de admisión, está la dichosa nota de corte, que a favor o en contra ha jugado a que estos noveles universitarios pudieran acceder al menos a sus deseos o en su lugar a la lista de vacantes en las cuales han sido aceptados como recurso de última generación.

Es bien cierto que hoy en día nadie tiene el futuro asegurado, que la fuga de talentos es una realidad en esta España querida y que sería mucho más loable tener vocación que acostumbrase y fabricarla para ser al menos un correcto profesional, lo que también es cierto, es que los jóvenes de hoy en día, por las entrevistas que he tenido con ellos lo que les preocupa en primer lugar es cuanto se gana, en vez si realmente es su vocación.

La información de los sectores profesionales que corren en los últimos meses afirma que aunque con dificultades han sobrevivido a la crisis, independientemente que la tasa del paro ronda el 25% entre los universitarios que han acabado sus carreras y no encuentran árbol donde ahorcarse.

Lo cierto es que algunas profesiones han sido duramente golpeadas por el desempleo, especialmente aquellas derivadas de la construcción y de la burbuja inmobiliaria en la que la demanda es cero o menos uno, por decir un algo.

Las profesiones clásicas como  son las vinculadas a la sanidad, la educación y el derecho mantienen cuotas de paro  bajas frente a las derivadas de la comunicación y la protección al medio ambiente.

Hoy Internet les permite acceder a encuestas donde se determina con datos los profesionales que se encuentran trabajando en un puesto relacionado directamente con su formación académica y de alguna forma ratifican que la elección de su vocación ha sido un acierto al pleno.

También es cierto que por la estadística de edad mucha gente no está trabajando directamente en  lo que se ha licenciado  o para donde encaminaron sus estudios y se encuentran haciéndolo en campos relacionados o próximos, sin ser necesario comentar el caso de los ninis, que son los que fundamentalmente se ocupan en el campo de los servicios, con vocación o sin ella o simplemente por dinero o diversión.

Animo a todo el mundo que ha empezado un proyecto de estudios a desarrollarlo y acabarlo con vocación, pues no hay que perder la esperanza  y pensar que siempre hay oportunidades para trabajar en aquello que verdaderamente te guste, sin perder la esperanza y con gran esfuerzo y como siempre , con algo de suerte.

                                                                Ferrán Aparicio
                                                            30 de Junio de 2019

miércoles, 25 de mayo de 2016

PASION POR EL TRABAJO

Hace un tiempo asistí a unas charlas-coloquio sobre coaching personal y laboral, en el centro donde trabajaba.

Entre todas las charlas  y cada una con su variantes, hay una que me llamó la atención y que hablaba en general del decálogo para tener éxito en el trabajo. Reproducirla sería absurdo, pues es como teorizar sobre lo teórico, lo cual vuelve la palabra en retórica y eso en general nos aburre a todos, pero si me llamó la atención el concepto de pasión por el trabajo.

Es cierto que la “pasión por el trabajo”  no hay que confundirlo con el “don del trabajo”, ni tampoco confundirnos con la idea de trabajar para vivir o vivir para trabajar, pero lo cierto que en cualquiera de sus variables, cuando  haces lo que te gusta se genera el factor “ pasión”, lo cual no es cuestión baladí, pues hablando de  trabajo y como tradicionalmente conocemos por  Confucio: “ escoge un trabajo que te apasione y no trabajarás ni un día más en tu vida”.

Es bien cierto y en eso coincidimos casi todos que si haces algo que te gusta todo se desarrollará de una manera más placentera, si bien habría que distinguir en este caso lo que en la vida supone una afición y lo que supone una practica profesional, pues la diferencia estriba en su practica, nuestras aficiones las ejercemos sin ser profesionales aun siendo habilidosos y la profesionalidad exige un conocimiento exhaustivo de lo que practicamos, ejercemos y en cualquier caso vivimos, por aquello que normalmente vivimos de nuestro trabajo y no de nuestras  aficiones, por un decir un algo y salvando algunas raras excepciones.

Es cierto que en  etapas de cansancio incluso de hastío, te planteas que te apetece hacer en la vida, aun cuando en situaciones de crisis, las elecciones son para lo más privilegiados y muchos, la mayoría sólo nos planteamos como generar unos ingresos para tener un mínimo nivel de vida digna, con pasión o sin ella.

También es cierto que predicar que uno debe hacer lo que le gusta es una falta de respeto para los que asumen trabajos no elegidos y simplemente como medio de subsistencia, por aquello de que el salario es el precio del trabajo, te guste o no.

De ahí la diferencia entre pasión por el trabajo y el disfrute por el trabajo, que no es más que aceptar que no puedes vivir del aire  y ya que hay que trabajar,…, hacerlo con alegría.

Al final y hablando de pasiones, incluso de la pasión por el trabajo, llegas a la conclusión, o al menos esa es mi postura de que la cuestión,  no está sólo en dedicarte a lo que te gusta, sino además, poder vivir de ello.

                                                          Ferrán Aparicio
                                                     25 de mayo de 2016



domingo, 10 de mayo de 2015

TIEMPOS DE CAMBIO


El comienzo de un nuevo siglo y la supuesta salida de una crisis, viene acompañado de una necesidad de cambio, tratando de aprender de las experiencias pasadas para mejorar las acciones del futuro.
 
 
Sin embargo durante el período de transición es difícil encontrar la brújula que indique el camino a recorrer, especialmente cuando andamos justos de medios  y todo nos cuesta demasiado o en demasía, depende de lo que hablemos.
 
Las personas nos convertimos  en  un proyecto de vida diaria cuando, después de soñar durante mucho tiempo con el cambio, la remodelación o simplemente con una visión de futuro, tenemos que recurrir a un  profesional que pueda hacer realidad ese sueño, ese cambio o ese consejo mágico que nos cambie la vida , sin tener que hablar de cirugía plástica.
 
Muchas veces, estos comitentes son los primeros en cometer el gravísimo error de no elegir el profesional que pueda interpretar cabalmente cuáles son sus necesidades, gustos, preferencias, modo de vida y posibilidades económicas, traspasando a un papel el presupuesto de materializar cualquier proyecto que hemos imaginado, desde un viaje a un proyecto de reforma interior o reforma de nuestro baño o cocina.
 
Es cierto que la sociedad hemos cambiado y nos hemos  transformado en autosuficientes, también es cierto que nuestro nivel cultural y de conocimientos ha aumentado y todos ya sabemos de todo, si a esto le añadimos la aparición de empresas que nos proporcionan todos los ingredientes  o nuestras consultas virtuales a los buscadores mágicos de vuelos y hoteles,  y sin más nos convertimos directamente en los magos del cambio, eso sí, sin pasar por una formación universitaria o de ciclo de  formación cualquier índole.
 
Todos en general buscamos a aquel profesional que nos dé más por menos, pero no todos los profesionales responden igual  con el valor más bajo al concepto de mayor calidad de producto o en su caso respuesta.
 
Buscar en el mercado el producto que necesitamos o soñamos y  quién pueda ofrecer con lenguaje similar el producto buscado, al más bajo precio no es sinónimo de buena calidad ya sea en cuestión de diseño o de materiales, ya que se transformaría todo en un proceso mágico o de cuento chino.
 
Jugar con nuestros sueños es entender el significado de la popular frase busque, compare y se encuentra algo mejor cómprelo, pero también es valorar la profesionalidad de quien se la merece.
 

La decisión de encomendar un sueño es demasiado importante en la vida de una persona, de una familia o de un grupo de personas para que los malos entendidos o la inexperiencia  de un mal profesional frustren el proyecto soñado, es por ello que a la hora de elegir un profesional tenemos que dejarnos de autoengaños, tenemos que elegir con los sentidos  y luego con el bolsillo, y así seguramente no nos equivocaremos.
 
Ferrán Aparicio
10 de  mayo de 2015