Vistas de página en total

Mostrando entradas con la etiqueta SENTIMIENTOS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta SENTIMIENTOS. Mostrar todas las entradas

jueves, 7 de abril de 2022

SIMPLEMENTE DUELO

 

No hay nada más doloroso que perder a un ser querido especialmente cuando se trata de un parentesco de primer grado, es decir de tu padre o tu madre.

El duelo como tal  es el proceso psicológico al que nos enfrentamos tras las pérdidas, algo que todos, tarde o temprano, viviremos a lo largo de la vida.

Siempre asociamos el duelo a la muerte , pero esto no es realmente así, las pérdidas pueden ser muy diversas: rupturas de pareja, cambios de domicilio, cambios de estatus profesional, procesos de enfermedad o algo que significa una pérdida emocional que sabemos no vamos a recuperar.

Salvo excepciones donde no existen sentimientos en relación a las pérdidas de seres cercanos, la pérdida de cualquier objeto de apego provoca un duelo, si bien la intensidad y las características de éste pueden variar en gran medida en función del grado de vinculación emocional con la persona , de la propia naturaleza de la pérdida y de la forma de ser y la historia y relación de cada persona, que perdemos.

Las pérdidas más dolorosas y las que requieren de mayor tiempo de sanación son las de un ser humano cercano, en especial padres e hijos y no podemos generalizar ya  que cada individuo manifestará sus emociones de forma diferente, pues esto depende del grado de identificación que tenga la persona con la persona que pierde.

El duelo se manifiesta de muchas formas, pero en general la tristeza profunda, el dolor y pensamientos constantes acerca de la pérdida del ser querido, manifiestan la pena del alma ante las circunstancias que posponen la pérdida., pero también se manifiesta con procesos comunes como la falta de concentración en cuestiones que no sean la muerte del ser querido y el deseo o añoranza intensos y persistentes por el difunto.

Muchas personas creen que el duelo es una sola ocasión, o un periodo breve de dolor o de tristeza en respuesta a una pérdida, como las lágrimas que se derraman en el funeral de un ser querido, pero no es realmente así , pues los estudios afirman que, de media, el duelo puede durar entre uno y dos años.

A medida que avanza el proceso de duelo y se va asumiendo la realidad de la pérdida, se comienza a contactar con lo que implica emocionalmente la ausencia, lo que se manifiesta de diversos modos: pena, nostalgia, tendencia al aislamiento social y pérdida de interés por lo cotidiano, asumiendo una sensación de irrealidad o de incredulidad que puede verse acompañada de una congelación de las emociones.

Al final del proceso , como todo en la vida solo queda la aceptación , lo que supone la llegada de un estado de calma asociado a la comprensión, no sólo racional sino también emocional, de que la muerte y otras pérdidas son fenómenos inherentes a la vida humana y una parte del ciclo de la vida.

 

                                                        Ferrán Aparicio

                                                     5 de Abril de 2022

domingo, 20 de febrero de 2022

SIMPLEMENTE RECUERDOS

 

Si atendemos a su significado, este puede ser alternativo según el ámbito circunstancial de lo que hablemos. En general un recuerdo es la memoria que se hace o aviso que se da de algo pasado o de que ya se habló o vivió, si bien como algo material puede trasladarse  al objeto que se conserva para recordar a una persona, una circunstancia, un suceso, etc.

 

Es curioso analizar el origen etimológico de la palabra recuerdo que no es ni más ni menos, que emana del latín, y más exactamente del vocablo recordari, que estaba compuesto por el prefijo re-, que es equivalente a “de nuevo”, y cordis, que es sinónimo de corazón.

 Lo importante de los recuerdos es que gracias a la capacidad para contemplar el pasado, el ser humano está en condiciones de planificar el futuro, independientemente de su temporalidad pues  los recuerdos pueden estar vinculados a la memoria a corto plazo o a la memoria a largo plazo.

Es por ello que el cerebro es un órgano capaz de almacenar, ordenar y priorizar todos nuestros recuerdos y dado  que nuestros recuerdos tienen una relación muy estrecha con las emociones, somos capaces de experimentar nuevamente las emociones originales cuando los volvemos a situar en el foco de nuestra atención, y de la misma forma seleccionar aquello que no queremos recordar.

Está bien claro que nuestros recuerdos son lo que somos, lo que hemos vivido, nuestra experiencia en el camino de la vida y en cierta forma  nos hace tomar las decisiones que tomamos, actuar como actuamos y amar como amamos.

Todos los recuerdos llevan consigo una o varias emociones asociadas, si bien recordarlo todo es imposible, ya que nuestra memoria no retiene la totalidad de lo que vivimos o experimentamos, lo que hace de una forma natural es seleccionar y diferenciar entre lo que nos hace sentir bien y lo que nos hace sentir mal, y a elegir siempre el camino que nos lleve a sentirnos mejor.

Un hecho evidente es que objetos, imágenes , fotos , discos, y un sin fin de elementos y en especial las fotografías son los elementos que nos hacen identificar y recordar sucesos y emociones, es por ello que la organización de nuestros recuerdos es tan importante como capturarlos.

Hay que tener en cuenta  que la parte más importante de un recuerdo es la emoción o emociones que trae consigo, pues representa  aquella imagen del pasado que se tiene guardada en la memoria.También hay que reconocer que existe una parte negativa en el tema de los recuerdos y es aferrarse a un recuerdo es dirigirse al  camino de la depresión y en las situaciones más extremas de esta situación, a conseguir una ruptura con la realidad actual.

Les animo a valorar sus recuerdos, en especial aquellos que son materiales pues a veces es muy difícil desprenderse de los recuerdos que vamos atesorando en la vida, o al menos quedarse con aquellos más significativos e importantes para nuestras vidas, y los emocionales los llevamos puestos y son positivos, pues lo negativos nos obligan dejar de retener alguna información en nuestra memoria.

 

                                                       Ferrán Aparicio

                                                  20 de febrero de 2022

lunes, 10 de septiembre de 2018

LOS BOTONES DE MI MADRE


Hace tiempo leí un artículo firmado por Mónica Lalanda, médico de urgencias en algún lugar de España, cuyo titulo era los botones de mi madre, que me llamó francamente la atención.

Hoy estoy de guardia con mi madre, que con ochenta y un años, tiene una movilidad reducida y se lo dedico con gran cariño, pues me identifico esencialmente con la idea fundamental que transmitía.

Mónica Lalanda se define en su biografía  como idealista y sobre todo inconformista y transmite que casi todo se puede hacer mejor y para eso hay que echarle arrojo, valentía, fuerza, ilusión, imaginación y esfuerzo , principios y valores, con los que me he convivido todos los años de mi vida y que de momento no pienso abandonar per sé.

Reflexionaba en su artículo, por la vivencia que había tenido y que todos hemos vivido en mayor o menor  implicación que deshacer la casa de tus padres, tus abuelos, o cualquier familiar cercano en la escala de proximidad sanguinea,  es el siguiente escalón a enterrarlos, un duro trago que se hace con una mezcla de ternura, emoción y tristeza infinita.

Supone de alguna manera y ante la ausencia de esa persona querida,  rescatar recuerdos, encontrar pequeños tesoros que no recordabas o que ni siquiera sabías que existían, lo mismo que nos pasa en nuestra casa cuando sacamos un armario o abrimos una cómoda, sin hacer mención a ese trastero en el que olvidamos aquello que no utilizamos pero ha sido parte de nuestra vida y por ello lo guardamos.

Cuando hablamos de los nuestro, hablamos de recuerdos, situaciones y etapas pasadas que nos vuelven a la memoria y recordamos fielmente como si hubieran acontecido ayer mismo, pero cuando hablamos de los demás nos acordamos de las virtudes, trabajos y esfuerzos que dejaron en una caja, una colección de botones que  en antaño se reciclaban para nuevos modelos o simplemente para reponer alguno que con el cambio de botones parecía una nueva creación.

En todo este proceso de recordar la caja de botones de nuestras abuelas o de nuestra propia madre reconoces, personas excepcionales que victimas de una posguerra , de una situación económica mejor o peor , pero en cualquier  caso dificultosa, fueron capaces de desarrollarse sabiendo o sin saber , pero con un gran sentido común a la vez que práctico y pragmático,  como excelentes economistas que eran capaces de ahorrar, de dirigir familias numerosas, fantásticas cocineras, cuidadoras dedicadas, maestras de vida,..,madres, esposas, hijas y mujeres de gran envergadura.

Vivimos en una sociedad siempre con prisas, descentrada, incapaz de parar a realizar tareas sencillas o poco llamativas, hemos dejado de encontrar placer en la simplicidad de las cosas, vivimos con un pie en la virtualidad de las redes sociales, pero lo que nadie nos podrá quitar son los recuerdos y la admiración y  agradecimiento a esas personas que nos labraron como personas y personajes que somos, como siempre, sin más, pero con gran recuerdo y emoción  añadida.

                                                           Ferrán Aparicio
                                                 10 de Septiembre de 2018


martes, 10 de mayo de 2016

EL DOLOR DEL ALMA


EL DOLOR DEL ALMA

Hay estudios que confirman que el ser humano no puede vivir sin una cuota de displacer o malestar y es que parece ser que existe un mecanismo en nuestra psiquis que regula la cuota de malestar que todo ser humano puede aguantar o en su caso tolerar.

Cuando somos conscientes que rondamos esta zona  retornamos a un estado que podríamos definir como placentero y que evita el sufrimiento.

Cuando en cualquier caso sobrepasamos  cierta dosis de malestar se rompen por regla general ciertas barreras de defensa y nuestra mente experimenta lo que llamamos dolor, que cuando no es físico puede ser lo que algunos autores definen como dolor del alma.

Pero sin ánimo de cuestionar fenómenos de intensidad de los dolores más difíciles de abordar, los más peculiares  son los llamados dolores del alma.

Cuando nos duele el cuerpo tenemos una referencia concreta al origen que produce el dolor y si no lo buscamos a través de nuestros matasanos, que nos dan una referencia concreta del posible origen, sin embargo cuando el dolor es psíquico siempre suele ir acompañado de una tristeza asténica que genera estar susceptible ante los hechos  de la vida cotidiana, haciéndose todo más pesado y menos llevadero, lo que antes era una alegría ahora parce como que una nube, una sombra hubiese cubierto tu vida.

Otro de las datos que todos hemos podido observar o analizar a nuestro alrededor es el hecho de que el dolor del alma es difícil de cuantificar, solo la persona que lo siente, sabe hasta  dónde y cómo le duele.

Este dolor aparece ante ciertos hechos, actos acontecimientos, desencuentros, pensamientos o simplemente vivencias de manera  que la persona que se siente acosada por el dolor, se siente insegura incluso con miedo a la nada y en este sentido son los factores que cuantifican el grado del dolor.

Una  de las causas más comunes y donde mejor se detecta este tipo de dolor es en la perdida de los seres queridos, algo común a todos los humanos y que independientemente del grado de parentesco, relación o identidad, más nos afecta. Pero la verdad es que pasado nuestro propio luto con algo de esfuerzo y voluntad, se puede llegar a sobrellevar, siempre y cuando la persona tenga una identidad sostenida en otros valores y no exclusivamente en la pérdida de algo de alguna forma egoístamente querido.

Lo mismo sucede con el amor, cuando nuestra necesidad de amor sólo colma a una persona, nos arriesgamos a si la perdemos a caer en el abismo del desamparo y la perdición, aunque sólo sea de una manera sentimental.

El dolor de vivir  sin embargo  responde a una formula cotidiana  que tiene que ver de cómo somos los mortales  y de tener consciencia que aquí estamos de paso, reconociendo cada día cuando amanece como que  el mundo existía antes de que nosotros apareciéramos en él.
 
Pensar la vida desde la globalidad  es asociarla de alguna manera al dolor, pero también a la alegría los proyectos, al amor ya tantas y tantas cosas  que resulta definir una formula general para la inteligencia colectiva.

En cualquier caso hay dos fórmulas para vivir la vida, independientemente de los paréntesis de dolor, de una manera alegre o de una manera triste y les aseguro  que vivir con cierta alegría incluso sin ataduras no es mala fórmula para evitar en la mayor manera los dolores del alma.                              

                                                       Ferrán Aparicio

                                                   10 de mayo de 2016

 

domingo, 20 de septiembre de 2015

SILOGISMO ABSOLUTO


Todos  conocemos el funcionamiento gramatical de un silogismo, partiendo de una premisa mayor y con la presencia de una premisa lógica menor alternativa llegamos a una conclusión, hasta cierto punto lógica, pero con  variable contenido en cuanto que podemos derivarla hacia donde nos interese a cada uno, pero siempre con unas reglas de coherencia lógica, ya que la  ausencia del sujeto en una de las premisas no correspondida con la naturaleza de la otra premisa, aunque tengan el mismo término medio, produce una conclusión errónea, por decir un ejemplo.
Está claro que somos capaces  de pensar lo que se nos ocurra, lo que no está tan claro es si el silogismo que elaboramos en el contexto de nuestras circunstancias, tiene una conclusión verdadera, cierta, incluso adecuada por no hablar de falacias.

Dicen que si vives cada momento al máximo tus posibilidades, entonces eres una persona inteligente, sin embargo los sentimientos no son simples emociones  que te suceden; son reacciones que eliges tener y eres dueño de tus reacciones.

Si contemplas el silogismo como la conjunción entre los sentimientos y las emociones y su conclusión es parte de tu elección quedando claro que en cierta forma estás pensando lógicamente.

El problema del silogismo  es que cuando cometes un error lógico, el resultado es una falacia, siendo esta un razonamiento falso, que puede darse por usar premisas equivocas, por cambiar el orden de las premisas o simplemente por tomar elementos de juicio ajenos a las premisas, eliminando elementos necesarios para la comparación, lo cual no es cuestión baladí.

Así tu premisa menor se apoya en una verdad, donde tus sensaciones te llegan precedidas por un pensamiento y sin la función del cerebro no puedes experimentar sensaciones, para dar coherencia a la lógica aplicada.

Pero en realidad todo es mucho más fácil de lo que parece, se trata de ejercer el control entre las partes y la conclusión del silogismo  será irreversiblemente ineludible.

En conclusión si controlas tus  pensamientos, tus sensaciones y tus sentimientos provienen de tus pensamientos, entonces eres capaz  de controlar tus propios sentimientos y sensaciones.

En cualquier caso para ser una persona libre y coherente en el ejercicio de tu pensamiento tienes que actuar y aprender a pensar de una forma diferente en el camino hacia tu libertad personal, pues hacerte cargo de ti mismo comienza de alguna forma  con tener conciencia de ti mismo, independientemente de la conclusión lógica a la que llegues.

 

                                                                Ferrán Aparicio
                                                           20 de septiembre de 2015