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sábado, 30 de diciembre de 2017

SOÑANDO VOY, SOÑANDO VENGO

No sé si es la llegada de la navidad o que últimamente tengo las hormonas del subconscientes revueltas, ante este cambio de estación, pero la verdad es que estoy soñando como un burro y valga la redundancia  en cuanto a cantidad y no a la calidad, pues los sueños que estoy teniendo no tienen desperdicio.

Ni estoy preparado para analizar el mundo onírico de Freud, ni tampoco me parce  necesario el hacer una tesis doctoral de investigación sobre el mundo de los sueños, sino simplemente una mera reflexión de lo que a todos y todas, nos une esta vivencia común que es la misma, simplemente un sueño.

El sentido de este artículo es intentar reflexionar sobre el proceso real  que seguimos en nuestros sueños para liberar  todas las emociones atrapadas en una situación que ocurrió en nuestro pasado, en nuestro presente y en nuestro futuro, pues como decía Carl Jung, muchas veces la expresión del subconsciente es algo atemporal y se trata de centrar la idea  de la expresión, en éste caso desde el mundo de los sueños.

Definir los sueños sería como definir el arco iris personal, cada uno tendríamos una perspectiva, un fondo, si bien el orden de los colores y de la forma del arco sería el mismo, independientemente de su inclinación, ángulo y luminosidad.

La versatilidad de los sueños  nos permite introducirnos en un mundo donde todo es posible, es como la noche fantástica de la emoción, donde es posible, navegar, volar, reir , cantar, amar y sobre todo vivir lo que nunca has vivido, morir y volver a nacer al despertar.

Pero dentro de los sueños también se incluye el mundo de lo premonitorio en el que determinadas imágenes nos van avanzando el futuro o al menos así lo dicen algunos científicos.

Otro reconocido proceso es la creación de sueños, el cual se trata de seleccionar pensamientos al azar, relacionar los pensamientos  con los acontecimientos del día, mezclados con algunos recuerdos del pasado, en la que caben todo tipo de sentimientos, personas, lugares, incluso canciones que hemos oído en ese día y en este conjunto tan amplio como queramos, lo dejamos fluir como si de una batidora o licuadora imaginaria se tratara y surge nuestro sueño emocional del día.

Una teoría racional que mezcla las teorías del sueño premonitorio y la del sueño emocional del día, se basa en que nuestra mente es capaz de organizar el subconsciente, tanto la información y observaciones como los datos que normalmente descuidamos o que no le damos importancia en nuestra vida diaria. En otras palabras nuestra  mente inconsciente sabe que vienen antes de nosotros conscientemente y así organicemos la misma información. En este sentido somos capaces de liberar las emociones más intensas tras rastrear  las más escondidas y resistentes emociones que queden en nosotros y provocadas  por nuestros propios juicios sobre como nos comportamos ante esa concreta situación.

Aunque el paso del recuerdo al sueño, lo realizamos con nuestra propia imagen, al final solo se trata de aceptar que los sueños ayudan a liberar esos juicios y culpas, aunque sólo sea con el deseo de volver a despertar.

Ferran Aparicio
30 de diciembre de 2017