Hace un tiempo asistí a unas
charlas-coloquio sobre coaching personal y laboral, en el centro donde trabajaba.
Entre todas las charlas y cada una con
su variantes, hay una que me llamó la atención y que hablaba en general del
decálogo para tener éxito en el trabajo. Reproducirla sería absurdo, pues es
como teorizar sobre lo teórico, lo cual vuelve la palabra en retórica y eso en
general nos aburre a todos, pero si me llamó la atención el concepto de pasión
por el trabajo.
Es cierto que la “pasión por el
trabajo” no hay que confundirlo con el “don
del trabajo”, ni tampoco confundirnos con la idea de trabajar para vivir o
vivir para trabajar, pero lo cierto que en cualquiera de sus variables,
cuando haces lo que te gusta se genera
el factor “ pasión”, lo cual no es cuestión baladí, pues hablando de trabajo y como tradicionalmente conocemos
por Confucio: “ escoge un trabajo que te
apasione y no trabajarás ni un día más en tu vida”.
Es bien cierto y en eso
coincidimos casi todos que si haces algo que te gusta todo se desarrollará de
una manera más placentera, si bien habría que distinguir en este caso lo que en
la vida supone una afición y lo que supone una practica profesional, pues la
diferencia estriba en su practica, nuestras aficiones las ejercemos sin ser
profesionales aun siendo habilidosos y la profesionalidad exige un conocimiento
exhaustivo de lo que practicamos, ejercemos y en cualquier caso vivimos, por
aquello que normalmente vivimos de nuestro trabajo y no de nuestras aficiones, por un decir un algo y salvando
algunas raras excepciones.
Es cierto que en etapas de cansancio incluso de hastío, te
planteas que te apetece hacer en la vida, aun cuando en situaciones de crisis,
las elecciones son para lo más privilegiados y muchos, la mayoría sólo nos
planteamos como generar unos ingresos para tener un mínimo nivel de vida digna,
con pasión o sin ella.
También es cierto que predicar que
uno debe hacer lo que le gusta es una falta de respeto para los que asumen
trabajos no elegidos y simplemente como medio de subsistencia, por aquello de
que el salario es el precio del trabajo, te guste o no.
De ahí la diferencia entre pasión
por el trabajo y el disfrute por el trabajo, que no es más que aceptar que no
puedes vivir del aire y ya que hay que
trabajar,…, hacerlo con alegría.
Al final y hablando de pasiones,
incluso de la pasión por el trabajo, llegas a la conclusión, o al menos esa es
mi postura de que la cuestión, no está
sólo en dedicarte a lo que te gusta, sino además, poder vivir de ello.
Ferrán Aparicio
25 de mayo de 2016