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miércoles, 11 de mayo de 2022

EL DUELO

 

Cuando te pones analizar algo, es porque simplemente te preocupa y ahora lo que me preocupa como buen analista de valores, es mi duelo.

El Duelo es un proceso interno que se produce ante la pérdida de una relación afectiva, sea del tipo que sea, y hablando en general y aunque no nos acostumbremos haremos un proceso de duelo ante todas y cada una de las pérdidas que vayamos teniendo a lo largo de la vida

Es bien cierto y a todos los niveles que el tiempo no cura todas las heridas, pero el dolor de la pérdida disminuye con el tiempo, pero admitir que lo que está, sin estar…es siempre muy duro, pues pensamos, por lo general, que nunca va a llegar ese día, hasta que llega y se hace real., pues con la muerte comienzan a entenderse muchos aspectos de las vidas de las personas fallecidas.

Cuando se corta el cordón umbilical y con independencia de la edad, las personas suelen experimentar un sentimiento de abandono, pues es una muerte diferente a las demás, porque cuando ya no están, se experimenta su falta como un nunca más para una forma de protección y de apoyo que, de uno u otro modo, siempre estuvo ahí.

En el fondo es un sentimiento altamente egoísta, pero natural y hay que tomarse su tiempo, cada uno el suyo, porque lo que dicen los expertos es que esos duelos no resueltos retornan en forma de enfermedad, de fatiga, de irritabilidad o síntomas de depresión.

Los padres son el primer amor y es bien cierto que cuando perdemos en un grado directo ya no volvemos a ser los mismos y nos toca redescubrirnos y adaptar nuestra vida, nuestras costumbres y rutinas a las circunstancias, teniendo en cuenta los sentimientos propios.

Algunos profesionales dicen que una de las mejores formas de afrontar el duelo es escucharse a uno mismo, saber en qué fase te encuentras, sin mirar el tiempo, siendo fundamental escuchar el yo interior, acoger las emociones propias y hacer lo que se sienta.

No hay una única forma de hacer frente al duelo y, por lo tanto, cada persona debe encontrar su propia motivación o razones para hacerle frente, y sobre todo respetar y saber en que momento se encuentra, pues habitualmente lo más importante es hacer lo necesario para admitir y asumir la realidad, por dura que sea, ya que es lo que va a permitir a la persona hacerse responsable de su propio proceso de duelo, y con él de su vida.

La tristeza es la emoción asociada a la pérdida, por lo que en todo duelo habrá un espacio para ella y además de aceptar la pérdida a nivel racional, si hemos expresado las emociones que nos ha producido, estaremos disponibles para aceptar y agradecer aquello que la relación que termina nos aportó, cerrando el duelo con una capa positiva, constructiva y agradable, para que el recuerdo de la relación quede en positivo en la memoria.

Ferrán Aparicio
10 de Mayo de 2022

viernes, 5 de abril de 2019

PREVENCION , SIMPLEMENTE PREVENCION


Con la llegada de la primavera, llega un cambio de tiempo normalmente drástico que sin darnos cuenta puede afectarnos en nuestra vida diaria. El metabolismo  en cierta forma  se desestabiliza, desde el cambio de horario , hasta el cambio de temperatura , incluso la corporal y hay que estar prevenidos pues nuestra reacción puede derivarse a la abstenía , tristeza o simplemente por llamarlo por su nombre una depresión temporal.

Muchas veces  con cierta naturalidad decimos o sentimos que estamos cansados, nos sentimos desafinados  y bajo ese agotamiento sin forma ni razón se esconde cierta tristeza que pseudo conocemos y se acopla sin forma ni razón ese instala sin permiso en la mente y el corazón para inocularnos la apatía y el recogimiento.

Todos lo hemos vivido en algún momento y normalmente proveniente de algún problema que nos desconcierta o descontrola, pues si tuviéramos la solución ya no constituiría en si mismo ningún problema.

La prevención es el reto de cuando notamos el mínimo síntoma levantar la alerta para ver qué se esconde en aquello que nos ha sobrevenido y  mientras esta emoción no se prolongue en el tiempo y no interfiera de manera continuada nuestro estilo de vida, tenemos una buena oportunidad, por paradójico que resulte, para avanzar y crecer como personas.

A veces estamos cansados y es absolutamente comprobable que es por un esfuerzo físico, stress o simplemente por una acumulación de tareas en el tiempo que nos  sobrecargan en agotamiento y podemos resolver simplemente aquietando el ritmo o bien si resulta por necesidad  ayudándonos vitamínicamente para recargar la batería que nos mueve.

El problema es cuando no reconocemos la tristeza como estado vital y  el auxilio de la farmacopea no nos asiste pues el foco del problema no es más que la pura tristeza.La tristeza genera en nuestro organismo una disminución de energía muy notable y modifica nuestra conducta sintiendo  la necesidad de evitar las relaciones sociales , nuestras rutinas , derivando a un estado de soledad.

La tristeza hablando en general  es una advertencia que conlleva  la pérdida de energía, el estar cansados y faltos de recursos mentales para desenvolvernos en el día a día son solo síntomas de un problema evidente que debemos resolver, sabiendo que hay épocas en nuestra vida donde el cansancio tiene poco de físico y sí mucho de emocional, debiendo fomentar la prevención,.., simplemente prevención.

                                                             Ferrán Aparicio
                                                           5 de abril de 2019

martes, 10 de mayo de 2016

EL DOLOR DEL ALMA


EL DOLOR DEL ALMA

Hay estudios que confirman que el ser humano no puede vivir sin una cuota de displacer o malestar y es que parece ser que existe un mecanismo en nuestra psiquis que regula la cuota de malestar que todo ser humano puede aguantar o en su caso tolerar.

Cuando somos conscientes que rondamos esta zona  retornamos a un estado que podríamos definir como placentero y que evita el sufrimiento.

Cuando en cualquier caso sobrepasamos  cierta dosis de malestar se rompen por regla general ciertas barreras de defensa y nuestra mente experimenta lo que llamamos dolor, que cuando no es físico puede ser lo que algunos autores definen como dolor del alma.

Pero sin ánimo de cuestionar fenómenos de intensidad de los dolores más difíciles de abordar, los más peculiares  son los llamados dolores del alma.

Cuando nos duele el cuerpo tenemos una referencia concreta al origen que produce el dolor y si no lo buscamos a través de nuestros matasanos, que nos dan una referencia concreta del posible origen, sin embargo cuando el dolor es psíquico siempre suele ir acompañado de una tristeza asténica que genera estar susceptible ante los hechos  de la vida cotidiana, haciéndose todo más pesado y menos llevadero, lo que antes era una alegría ahora parce como que una nube, una sombra hubiese cubierto tu vida.

Otro de las datos que todos hemos podido observar o analizar a nuestro alrededor es el hecho de que el dolor del alma es difícil de cuantificar, solo la persona que lo siente, sabe hasta  dónde y cómo le duele.

Este dolor aparece ante ciertos hechos, actos acontecimientos, desencuentros, pensamientos o simplemente vivencias de manera  que la persona que se siente acosada por el dolor, se siente insegura incluso con miedo a la nada y en este sentido son los factores que cuantifican el grado del dolor.

Una  de las causas más comunes y donde mejor se detecta este tipo de dolor es en la perdida de los seres queridos, algo común a todos los humanos y que independientemente del grado de parentesco, relación o identidad, más nos afecta. Pero la verdad es que pasado nuestro propio luto con algo de esfuerzo y voluntad, se puede llegar a sobrellevar, siempre y cuando la persona tenga una identidad sostenida en otros valores y no exclusivamente en la pérdida de algo de alguna forma egoístamente querido.

Lo mismo sucede con el amor, cuando nuestra necesidad de amor sólo colma a una persona, nos arriesgamos a si la perdemos a caer en el abismo del desamparo y la perdición, aunque sólo sea de una manera sentimental.

El dolor de vivir  sin embargo  responde a una formula cotidiana  que tiene que ver de cómo somos los mortales  y de tener consciencia que aquí estamos de paso, reconociendo cada día cuando amanece como que  el mundo existía antes de que nosotros apareciéramos en él.
 
Pensar la vida desde la globalidad  es asociarla de alguna manera al dolor, pero también a la alegría los proyectos, al amor ya tantas y tantas cosas  que resulta definir una formula general para la inteligencia colectiva.

En cualquier caso hay dos fórmulas para vivir la vida, independientemente de los paréntesis de dolor, de una manera alegre o de una manera triste y les aseguro  que vivir con cierta alegría incluso sin ataduras no es mala fórmula para evitar en la mayor manera los dolores del alma.                              

                                                       Ferrán Aparicio

                                                   10 de mayo de 2016