Es bien cierto que todos, cuando actuamos de una manera reflexiva y nos situamos como espectadores de nosotros mismos, nos damos cuenta que las excusas las utilizamos todos los que nos podamos tildar como humanos y en el fondo son una manera de negarnos a nosotros mismos y a nuestros propios deseos. En cualquier caso y desde una actitud positiva también es positivo admitir las excusas como parte del argumento del fracaso reconocido y sobre todo justificado subjetivamente.
Si repasamos este año que pasa, nos daremos cuenta cuantas excusas hemos puesto para no cumplir con aquello que nos habíamos propuesto. En el fondo y no tan el fondo somos creativos en la creación de excusas y si dedicáramos ese mismo tiempo a estudiar y poner soluciones nos daríamos cuenta cuanto más fácil resulta discernir entre lo que realmente es importante y lo que obviamente no es necesario o superfluo.
En este mismo sentido y repasando algunos autores, se ha detectado la clasificación de la excusa en distintas categorías entre las que podríamos distinguir las que utilizamos para evadir nuestra propia consciencia de culpabilidad a las que realmente responden supuestos de resoluciones inalcanzables por la entidad a la que nos enfrentamos que resultan de imposible resolución.
Una de las excusas más comunes en aras a repasar el año que pasa, es su propio contenido, el tiempo. Cuantas veces al día nos oímos y oímos a los demás decir no tengo tiempo, cuando sabemos que disponemos de un tiempo limitado diario y que lo que se trata es de ordenar las necesidades que tienen en nuestras vidas siendo el valor residual si existe, el regalo para nuestro propio deleite.
Como siempre y al final no se de que forma llego a las mismas conclusiones y son el cultivo de la perseverancia y disciplina como medio de organización mental, pues al fin y al cabo lo que hacemos es seguir un esquema que racionalmente entendemos y creemos.
En general y como excusa muy extendida la gente se excusa en la suerte de los demás, pero sin embargo con un análisis más exhaustivo detrás de un gran éxito, siempre hay un gran trabajo de autodisciplina para conseguir lo que uno se propone en la vida.
Ser discípulo de una idea o lo que es lo mismo practicar la autodisciplina, es la clave para desarrollar aquello en lo que creemos, sin influencias ajenas que vicien nuestra esencia en cuanto a contenidos y obligaciones.
Repasar el año que ha pasado a través de las excusas que nos hemos inventado , es una actitud positiva de enfrentarnos a un nuevo estilo de vida, eso si como sienpre desde la humildad y sencillez de ser humanos.
Ferran Aparicio
15 de Diciembre de 2022