Cada persona interpreta de manera diferente cada una de las vistas que allí aparecen, de la misma manera que cada ámbito tiene su luz y cada subconsciente mueve el giro del caleidoscopio a su propio ritmo.
En otro sentido nuestra mente abierta puede dar lugar a visiones variantes del caleidoscopio en cuanto aplicando una lente de gran apertura, esta nos permite jugar con todo nuestro entorno, consiguiendo llegar a visiones en tres dimensiones.
En la visión caleidoscópica de la vida o la vida como visión caleidoscópica la persona se pierde en sus propios pensamientos pues no llega a comprender lo que esta viendo, tendiendo a confundir con fantasías que simulan un estado de plenitud y felicidad, si bien todos con el paso del tiempo llegamos a saber que la felicidad como concepto etéreo no existe y sólo existen momentos felices.
Esta situación nos lleva muchas veces a sentirnos rebeldes ante la imagen que estamos viendo en el calidoscopio de la vida, sin embargo no es más que una actitud y aptitud de ser realista, en cuanto que nos enfrentamos a la realidad como realmente es y no nos engañamos en el sueño imaginario de los justos cristales prismáticos que producen efectos simétricos de colores.
Muchas veces en esta sucesión de visiones, hechos y sentimientos, somos incapaces de recordar viejas imágenes obtenidas por el conjuro de una serie de factores, sin embargo si recordamos la satisfacción que nos produjo, es como una imagen vaga que mantenemos de aquellas personas que no están entre nosotros, las tenemos presentes pero su imagen se ha difuminado en nuestras mentes con el tiempo, manteniendo el sentimiento que tuvimos hacia ellas.
La capacidad del momento de la visión caleidoscópica de cada visión, también es un acto de consciencia, en el que tenemos que pasar de pagina imágenes que nos aportan nada de la misma forma que deberíamos ser capaces de mantener otras que nos hacen realmente felices sabiendo que no son indefinidas.
Ferran Aparicio
15 de Noviembre de 2014
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