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miércoles, 25 de febrero de 2015

EL PASADO TAMBIEN MARCA





Mucho se ha dicho sobre la necesidad de vivir el presente como concepto de vida, pero la verdad es que venimos y vivimos coherentemente de un pasado, pues el tiempo va hacia delante y ese segundo que está pasando casi ya es pasado.


La pura verdad es que en mi modesta opinión el pasado marca, pues en definitiva es lo que nos ayuda a tener una experiencia que nos marcan nuestras creencias como resultado de los significados que le damos a las cosas, conceptos y emociones, por decir un algo.

La creencia como concepto es aquello que etiquetamos en el mundo de la realidad es como una hipótesis en la que creemos sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre las cosas, sin embargo en el tiempo nos cuestionamos a nosotros mismos cuestionando nuestras creencias.

El problema surge cuando en el presente nos enfrentamos a ponernos en cuestión aquellas creencias que creemos que nos limitan y anclan en cierta forma en el pasado y en el fondo o en la forma son meras hipótesis limitadoras de nuestra evolución.

La cuestión surge cuando nos autoanalizamos y no sabemos diferenciar entre nuestras creencias y nuestras experiencias que nos han marcado en el pasado.

No es cuestión baladí el llegar a diferenciar aquello que es real y lo que suponemos real porque creemos haberlo vivido o sentido, sólo cuando algo no nos cuadra salta la liebre de la duda, en cuanto que llegamos a pensar si realmente estamos en lo cierto o es un montaje que llevamos arrastrando desde hace tiempo, por influencia, casualidad o causalidad como siempre.

Nunca es tarde cuando la dicha es buena, pero lo que también es cierto que no podemos a determinadas alturas de la vida perder el tiempo con algo que nos ancla en el pasado y nos limita a crecer y en definitiva a vivir según nuestra propia identidad.

Cada uno de los aspectos en los que creemos son los que integran nuestro mundo y no estamos obligados a mantenerlo definitivamente toda una vida. Es por ello que hacer limpieza y simplificar es una forma de dar un sentido a la vida más acorde con el presente inmediato.

Es evidente que todas estas influencias y circunstancias personales acaban configurando una determinada forma de pensar, pero también es cierto que en la variación está el gusto de vivir y no nos podemos mantener toda una vida con el mismo planteamiento general en el guion de nuestra vida.

No podemos renunciar a la educación que hemos recibido, ni a la experiencia que hemos acumulado, pero si podemos replantearnos el guion, pues no existe nada ni nadie que nos impida caminar hacia adelante, pues lo que está claro que anclarnos en el pasado no nos aporta nada.

 Ferrán Aparicio
25 de febrero de 2015





viernes, 20 de febrero de 2015

EL SINSENTIDO COMUN


 
Por suerte o desgracia, nunca se sabe, aunque estoy plenamente satisfecho, me eduqué en una familia donde prevalecía el sentido común sobre cualquier tipo de amenaza o castigo.

Mi educación se basó en la premisa de la consciencia de que todo el mundo sabíamos lo que hacíamos bien o hacíamos mal, por que éramos capaces de primar el sentido común sobre cualquier tipo de acción u omisión.

La verdad es que no me ha ido mal este concepto en la vida y en especial cuando no he querido engañarme en alguna autoevaluación o revisión de acontecimientos, hechos y amores que también son buenas razones.

Es bien cierto como dice el dicho popular que el sentido común  es el menos común de los sentidos, sin embargo y a la vuelta de la vida y con un grado de experiencia, la racionalidad del sentido común junto con la verdad de los acontecimientos como bandera simplifica las resoluciones más difíciles llevándolas al minimalismo de lo trivial.

Hoy en día y con la influencia de los medios de comunicación uno llega a dudar de la capacidad de pensar por uno mismo, sin embargo siempre salta la luz roja del sentido común cuando uno se da cuenta que va por el camino en dirección contraria a lo que sus propios sentimientos le están marcando, siendo esta  la razón por la que la mayoría de nosotros lleva un estilo de vida individualista y materialista, orientado a saciar su propio interés.

Pero como decía José Antonio Molina:  “Ningún individuo decide cambiar hasta que su situación deviene insoportable” y es cuando nos sentimos sin el sinsentido común; reaccionamos dirigiendo nuestra vida a lo que nos dicta el corazón, siendo esa la esencia de la responsabilidad personal.

Todos tarde o temprano pasamos esta crisis existencial a partir de la cual dejamos de engañarnos a nosotros mismos reconociendo que estamos actuando sinsentido común y que nuestra vida carece de propósito y de sentido. En estos momentos es cuando necesitamos reaccionar y activar el sentido común por lo que está en juego es nuestra libertad de pensamiento para descubrir quiénes somos realmente.

En cualquier caso  esto supone una pauta dentro del proceso de cambio a vencer los miedos de los conceptos y pensamientos que realmente estamos convencidos, que nos impiden construir una existencia más plena y con sentido común.

El sinsentido común explica de una  forma  amena y sencilla por qué en general los seres humanos solemos pensar y comportarnos de una misma manera, sin embargo desde lo racional podemos hacer de forma individual un proceso de transformación simplemente observando los resultados que están obteniendo las personas que verdaderamente han cambiado su forma de comprender la vida porque como decía Ortega y Gasset, aunque la mayoría de las personas no va hacia ninguna parte, es un milagro encontrarse con una persona que reconozca estar perdida.

                                                            Ferrán Aparicio
                                                       20 de febrero de 2015

domingo, 15 de febrero de 2015

ATRACCION FATAL


La verdad y como siempre o al menos últimamente, no sé si por casualidad o causalidad, me está rondando últimamente la ley de atracción como medio de conseguir aquello que me propongo, sin embargo y a pesar de la conocida tesis del “el secreto” (The secret), no sé cómo meterle intelecto que no mano, a esta atracción fatal que me persigue o soy yo la que le persigo yendo por delante.
Es cierto que la perseverancia como virtud basada en una constancia acaba atrayendo lo que buscamos sin límites, sin embargo ya es hora de tomar una pausa, aquietar mi vida, nuestra vida o la suya misma y empezar a plantearnos que es lo que definitivamente buscamos o queremos atraer hacia nosotros.
Estoy convencido de que se consigue un efecto mucho más duradero siendo disciplinado y siguiendo una rutina constante durante mucho tiempo que concentrando todas las fuerzas en un plazo mucho más corto.
Durante los años que llevo trabajando en lo público he visto a mucha gente que ha empezado con muchas ganas y a un ritmo imposible de sostener y que, lógicamente, se ha quemado rápidamente.
Quizás y sólo quizás, me ronda  por la cabeza  esa necesidad de aquietar, pues después de la experiencia laboral y empresarial, pues al fin y al cabo una profesional liberal de más de veinticinco años es de ser un empresario, aunque sea a riesgo y ventura de caer en un  precipicio , que ha llegado el momento de tomar las cosas con calma  e independientemente de todos esos rollos mediáticos de los maravillosos emprendedores que no están mal para los tiempos que corren hay que empezar a plantearse a respetar los tiempos y los plazos necesarios como para replantearnos la vida.
En definitiva y con la experiencia de la vida y la famosa teoría de Green, todos sabemos ya que las cosas llevan su tiempo y sus plazos, por lo que la nueva postura del “newage”, es que se centra en trabajar en atraer y generar interés que empujar o acosar. Quizás y sólo quizás sea cuestión baladí de la edad, de la experiencia o quizás de los tiempos y circunstancias que corren pero esta nueva filosofía es aplicable a todos los campos de la vida.
Es cierto que cuando algo nos ronda en la actualidad es más fácil encontrar un variopinto número de contestaciones o sugerencias, a veces en el mismo camino o a veces contradictorias o diversas en internet, pero lo que también es cierto es que esto provoca el acercarnos a un planteamiento afín a nuestras circunstancias y quizás al camino que deseamos simplemente por atracción fatal.
La atracción fatal además de una respuesta a nuestra economía es un impulso de nuestra autoestima en cuanto a todos nos gusta acercarnos o conseguir aquello que nos hemos propuesto aunque no sea un éxito perfecto, pero sin en su camino.
Lo que en definitiva queda claro es que en cualquier caso es mejor atraer que pedir, pues es una demostración de lo que somos capaces de hacer lo que haces y no lo que dices que haces, especialmente pidiendo. Os animo a visualizar vuestro momento, vuestras necesidades, que de las mías ya me ocupo yo, eso si demostrando al mundo lo que eres capaz de hacer mediante tu atracción fatal pero coherente.           
                                                          Ferrán Aparicio
                                                     15 de febrero de 2015

martes, 10 de febrero de 2015

idealist@s: EFECTO PIGMALION

idealist@s: EFECTO PIGMALION: Mucho he utilizado la palabra perseverancia, en este blog, pues estoy convencido de su significado y significante, aunque muchas veces n...

EFECTO PIGMALION




Mucho he utilizado la palabra perseverancia, en este blog, pues estoy convencido de su significado y significante, aunque muchas veces no sea merecedor de su contenido y contexto por comodidad o zona de confort, pero lo que si es cierto que en el ámbito de la perseverancia se desarrolla en el efecto Pigmalión bien por causalidad, bien por causalidad.

En este sentido el efecto Pigmalión es uno de los sucesos que tanto en el ámbito personal, como en el profesional, por determinar dos ámbitos básicos, pueden ser más productivos o contraproducentes en relación a la perseverancia o la ausencia de ella.

Sin embargo el efecto Pigmalión se puede identificar en varias versiones entre las que cabe destacar bien por el suceso por el que una persona consigue lo que se proponía previamente a la causa de la creencia de que puede conseguirlo o bien por la expectativa que incita a las personas a actuar en formas que hacen que la expectativa se vuelva cierta.

Es cierto que la sincronicidad en el día a día, aparecen y suceden actos porque conscientemente o inconscientemente, respondemos a los que las personas que nos rodean esperan de nosotros, desencadenando un conjunto de acciones que nos llevan mucho más allá de lo que podemos imaginar y en cualquier caso esperar, relegando de esta manera el concepto psicológico de efecto Pigmalión.

Como todo tiene su significado el efecto Pigmalión se basa en la mitología griega, en la que Pigmalión modeló una estatua de marfil tan bella que se enamoró perdidamente de la misma, hasta el punto de rogar a los dioses para que la escultura cobrara vida y poder amarla como a una mujer real. Venus decidió complacer al escultor y dar vida a esa estatua, que se convirtió en la deseada amante y compañera de Pigmalión.

Reconocer y reflexionar sobre el efecto Pigmalión es aceptar ese proceso mediante el cual las creencias y expectativas de una persona respecto a otro individuo afectan de tal manera a su conducta que el segundo tiene que confirmarlas de alguna forma o manera.

Como todo en la vida las profecías y mitologías tienden a realizarse cuando hay un fuerte deseo que las impulsa del mismo modo que nuestros propios miedos tienden a catalizar que se produzca lo que se teme, por lo que el equilibrio entre el deseo y el miedo es la virtud de los acontecimientos. Quizás y lo más conveniente sería poner el listón alto porque así subirían nuestras metas y expectativas, eso si dentro de nuestras posibilidades y siempre aprendiendo a usarlo de forma positiva.

Les animo a acrecentar la confianza que los demás depositan en ustedes, pues en cualquier caso es acrecentar una fuerza vital para conseguir nuestros propios objetivos en cuanto que nuestros éxitos están condicionados a las expectativas, de la misma forma y recíprocamente que nosotros podemos ejercer el efecto Pigmalión sobre las personas que nos rodean y favorecer que estos se desarrollen plenamente en sus objetivos vitales.

Ferrán Aparicio
10 de febrero de 2015




jueves, 5 de febrero de 2015

NO HAY DOS SIN TRES

Pasados los black fridays, los blue mondays y esa corretaila de propuestas, fiestas y festejos, se acabó la idea de gastar en algo que no tenemos, cuando lo que tenemos es para gastar y con ello  buscamos nuevas ideas, que de momento son gratis, hasta nueva orden, pues con la que llevamos no sabemos dónde vamos a llegar.

Y estaba yo  pensando en aquello de no hay dos sin tres y como cíclicamente  las cosas se paralizan hasta llegar a un número en que todo se detiene, por aquello de la numerología, cuando caí en la cuenta de que “no hay dos sin tres”, significa que cuando algo pasa dos veces, volverá a pasar una tercera. Pero al hablar de tres, me vino rápidamente la imagen de las tres gracias, algo que me pareció jocoso y sugerente, pues nunca me había parado a pensar en ello.

Hablar de Las tres Gracias, es hablar de mitología, pintura y escultura, pero también es pensar más allá del concepto de Gracia. Las tres gracias en la mitología griega eran las diosas del encanto: la belleza, la creatividad y la fertilidad.

Una constante en todos los documentos que he podido leer, es el hecho de que las Gracias otorgaban a los dioses y mortales alegría, liberalidad y sabiduría. La iconografía las reconoce siempre en unas posturas desnudas danzantes, jóvenes y sobre todo modestas, representando a su vez la sabiduría y el conocimiento  que siempre ha estado entre nosotros  y la descubre en  su entorno todo aquel que tienen inquietud de dar respuesta a los grandes interrogantes que la vida nos plantea.

Al parecer y al igual que las musas, las Gracias otorgaban  a artistas y poetas la habilidad para crear bellas obras de arte, no sé si  por el mito de sus habilidades o por sus atributos personales. Cada una de la tres Gracias en sus distintos desdoblamientos nos muestran una necesidad de hacernos conscientes de lo que tenemos en nuestro interior y sólo podemos  descubrirlo mediante la auto-observación.

De esta manera las tres Gracias, en sus distintas facetas nos muestran esa necesidad de hacernos conscientes de que tenemos en nuestro interior atributos que pueden constituir un error o una virtud, según los manejemos y que solo los podemos descubrir con nuestro auto-conocimiento, porque en definitiva muchas cosas que creemos  no tener las tenemos y muchas cosas que creemos tener no las  tenemos.

Es importante conocer el significado de lo que decimos y mencionamos, que no hay dos sin tres, que cuando algo pasa dos veces, volverá a pasar una tercera, que existen las tres Gracias que nos iluminan con su belleza y hechizan con su alegría, tanto en relación a la mitología griega y latina, como a nuestra esencia interior o para cuando estamos rodeados de significados huérfanos ser capaces de reaccionar con nuestros descubrimientos , pues como decía Ortega y Gasset :“ saber que no se sabe constituye, tal vez el más difícil y delicado saber”.
                                                            Ferrán Aparicio
                                                      5 de Febrero de 2015