Vistas de página en total

viernes, 25 de septiembre de 2015

INMOVILIZACION AFECTIVA


Muchos son los autores que definen la palabra inmovilización como el indicador de las emociones negativas.

Es cierto que vivimos en unos tiempos donde sobrevivir a la negatividad ya es un reto, bien por toxicidad ambiental, bien porque las circunstancias no favorecen la actitud positiva, ya que las circunstancias nos van marcando sentimientos de rabia, hostilidad, timidez y otros sentimientos de lo más variopinto.

Sin embargo y dentro de una actitud positiva, la medida de esos sentimientos sin darte cuenta, te inmovilizan y  debe ser un indicador para poder reaccionar a favor o en contra de ellos.

La inmovilización puede oscilar entre una acción total o la reacción controlada. Sin embargo hay que comprender que la inmovilización como tal, es un estado  en  mayor o menor medida que imposibilita  el funcionar al nivel que quieras funcionar.

Detectado el estado  no vale la pena seguir hacia adelante y simplemente se trata de no parar pero aquietar y marcar nuevos rumbos.

En general y como es lógico  todas las emociones negativas provocan un estado de inmovilidad que es como un estado de carencia de querencia del alma que no se encuentra en estado natural.

La forma de evitar las inmovilizaciones es vivir el momento presente, sin predicciones, ni recuerdos, sin marcar emociones futuras, ni recuerdos de es estar en el pasado, aunque sólo sea de referencia.

Las cosas llegan cuando tienen que llegar pero en cierta forma tenemos que ayudar a que lleguen sin sentirnos inmovilizados por sensaciones negativas.

Cuando nos adelantamos en el tiempo, vivimos unas sensaciones ilusorias que lo único que producen son una desilusión emocional pues resulta difícil el controlar todo cuanto puede ocurrir en el tiempo.

Todo el mundo conoce la frase anónima  que muchos autores han parafraseado que dice: que hay que vivir como si fuera el último momento de tu vida, no hacerlo es una equivocación, pues nos arrepentirnos en cualquier caso de lo que no hacemos, no de lo que realmente decidimos hacer.

 Por todo ello se trata de valorar los momentos presentes y de una forma positiva y proactiva pues si los desperdiciamos con actitudes auto frustrantes los habremos perdido para siempre.

La inmovilización afectiva nos puede llevar poco a poco a una depresión o una ansiedad anticipativa, pues carecemos de recursos para salir de ella si no la detectamos y abortamos las actitudes negativas para nuestro sistema afectivo.

 Los que en cierto momento abrimos la puerta a la depresión, sabemos que una vez abiertas estas nunca se cierran, por eso les animo antes de tomar una posición a revisar sus esquemas, porque en cualquier caso vale más la pena siempre vivir el momento que estar inmovilizado.

                                                           Ferrán Aparicio
                                                 25 de septiembre de 2015

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario