Si hay algo que en la actualidad cada día me llama más la
atención es el flujo de información masivo que recibo cada día y la posibilidad
de consulta que tenemos con los nuevos o
ya no tan nuevos medios de comunicación, que si queremos nos puede llegar a
convertirnos en bibliotecas andantes.
La
vida antes era de alguna forma estática, en cuanto a posicionamientos y sin darnos
cuenta se nos ha vuelto dinámica, en cuanto que podemos cambiar de punto de
vista en función de los datos y razones
que vayamos absorbiendo en un momento,
la realidad no se detiene sin dejar que nuestra mente descanse ni un sólo
instante, lo cual como siempre, no es cuestión baladí.
Pero
el problema surge cuando como bibliotecas andantes, muchas personas somos actualmente
incapaces de concentrarnos en un contenido, tendiendo a encadenar un mensaje o
concepto tras otro, sin apenas parar a digerir lo aprendido y sobre todo,
sin aplicarlo, lo que muchas veces nos lleva a desvirtuar el significado de los
conceptos y situaciones, así como a no
enfocar según nuestros propios principios y valores.
Lo
cierto es que resulta imposible
aposentar los nuevos conocimientos si no los llevas a la práctica, si no haces
uso de ellos, porque final tienes la
cabeza repleta de conocimientos que no sabes cómo usar.
Pensado
fríamente, solo nos queda que no parar,
pero si aquietar nuestros actos y movimientos y comenzar a analizar el problema,
donde se encuentra y vaciar de contenidos nuestra biblioteca andante para
volver a poner los principios, conceptos y valores en su justo y necesario
sitio.
Quizás
y como siempre sólo quizás, al final solo se trate de aprehender a vaciar nuestra mente
y cuando la mente está vacía poder aprender nuevas cosas y desde esa vacuidad
es más fácil centrarse, algo que podríamos tildar de Feng Shui mental.
Una
mente atiborrada de ideas y conocimientos se colapsa y aunque parezca un
contrasentido, lo único que puede hacer es repetir patrones. Para ser creativos
se necesitan experiencias reales, vividas, oídas, tocadas, olidas y degustadas.
Es en ese estar en el mundo en dónde podemos sorprendernos, interesarnos,
sentir la necesidad de introducir cambios. Si sólo vives dentro de tu cabeza,
acumulando información, no necesitas cambiar nada.
Lo
inteligente y en esa etapa de año nuevo, vida nueva, por colapso de ideas
acumuladas solo queda que dejar que nuestro cerebro haga lo que mejor sabe y es
clasificar toda esa información, eliminar lo accesorio y procesar lo
importante.
Pero
no desde lo racional, sino desde procesos inconscientes en los que confiamos
que nuestra intuición es tan válida como nuestra razón e incluso más.
Por
eso, para hacer cambios, para pensar creativamente, para variar nuestros
hábitos, hemos de atrevernos a soltar. Hay que tener el valor de vaciar la
mente, de soltar ideas preconcebidas, creencias, prejuicios, juicios y todo
aquello que nos aleje del momento presente pues al final de ese vacío vital, te encuentras a ti mismo, descubriendo que
todo lo que querías ser ya lo eres, lo que querías tener ya lo tienes y que la
vida se vive a cada instante a tu servicio.
Ferrán
Aparicio
30 de Enero de 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario