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lunes, 15 de septiembre de 2014

AUTOSUFICIENTES

AUTOSUFICIENTES
Llevamos desde unos años viendo tanto a nivel nacional como internacional , como cada día es más normal que nuestros hijos , amigos y familiares , es decir dentro de nuestros círculos de influencia, se produzcan migraciones involuntarias que no son más que una fuga de talentos de distintos grados , pero fugas en definitiva .

El problema surge cuando la desesperanza de muchos trabajadores no encuentra objetivos en los que sentirse realizado, si no mínimamente valorados, después de realizar una entrevista de trabajo.

Es cierto que a todos nos ha pasado durante alguna etapa de nuestra vida, el tener que trabajar en algo que no tiene que ver con nuestra formación, manera de ser, o personalidad, pero hay factores mayores que priman por encima de nuestra voluntad.

Si no estuviésemos acostumbrados a escuchar esas frases u otras similares, podríamos pensar que esto no tenía nada que ver con nosotros. Esa mezcla de conceptos en los que se mezcla el control, la actitud positiva, la lealtad y el miedo a la evasión, y lo cierto es que se ha generalizado y es habitual en muchas presentaciones de recursos humanos.

Es cierto que la crisis nos ha enseñado algo sobre la nueva forma de entender las relaciones entre profesionales y empresas pero con sus matices. Esa tendencia a mezclar lo emocional y lo profesional me parece, además de peligrosa, un terrible chantaje emocional, con una perdida de libertad de elección en cualquier caso.

Las personas por regla general, sintonizamos con otras personas no con sociedades anónimas ni con problemas de estado con los que colaboramos con nuestros impuestos, sin preguntas necesarias, sin menos cabo que estamos vacunados ante un espectáculo propio de Ali ba-bá y los 40 ladrones.

Lo que he tenido en mente desde el primer día es que los profesionales somos autónomos responsables y capaces de gestionar nuestra profesión como nuestro negocio y nuestro trabajo como nuestro producto, deberíamos ser autosuficientes. Debemos encontrar clientes con los que se pueda trabajar y con quién estaremos mientras ambas partes cumplan lo pactado, es una relación mercantil como otra cualquiera.

Creo que es posible ser feliz en una empresa, en nuestra auto empresa, tener amigos y disfrutar con lo que hacemos, pero eso es responsabilidad de cada uno y no debería venderse en paquetes de formación el estar doblegado a las circunstancias al igual que deberías tener claro que el salario es el precio del trabajo.

La experiencia nos ayuda a los profesionales a ser autosuficientes y eso no gusta a las empresas aunque presuman de lo contrario, y como dice Gandalf:” No podemos elegir los tiempos en los que nos toca vivir, lo único que podemos es decidir que hacer con el tiempo que se nos ha dado”.

Ferran Aparicio
15 de septiembre de 2014

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