El
comienzo de un nuevo siglo y la supuesta salida de una crisis, viene acompañado
de una necesidad de cambio, tratando de aprender de las experiencias pasadas
para mejorar las acciones del futuro.
Sin embargo durante
el período de transición es difícil encontrar la brújula que indique el camino
a recorrer, especialmente cuando andamos justos de medios y todo nos cuesta demasiado o en demasía,
depende de lo que hablemos.
Las personas nos
convertimos en un proyecto de vida diaria cuando, después de
soñar durante mucho tiempo con el cambio, la remodelación o simplemente con una
visión de futuro, tenemos que recurrir a un profesional que pueda hacer realidad ese
sueño, ese cambio o ese consejo mágico que nos cambie la vida , sin tener que
hablar de cirugía plástica.
Muchas veces, estos
comitentes son los primeros en cometer el gravísimo error de no elegir el
profesional que pueda interpretar cabalmente cuáles son sus necesidades,
gustos, preferencias, modo de vida y posibilidades económicas, traspasando a un
papel el presupuesto de materializar cualquier proyecto que hemos imaginado,
desde un viaje a un proyecto de reforma
interior o reforma de nuestro baño o cocina.
Es cierto que la
sociedad hemos cambiado y nos hemos transformado
en autosuficientes, también es cierto que nuestro nivel cultural y de
conocimientos ha aumentado y todos ya sabemos de todo, si a esto le añadimos la
aparición de empresas que nos proporcionan todos los ingredientes o nuestras consultas virtuales a los
buscadores mágicos de vuelos y hoteles, y
sin más nos convertimos directamente en los magos del cambio, eso sí, sin pasar
por una formación universitaria o de ciclo de formación cualquier índole.
Todos en general
buscamos a aquel profesional que nos dé más por menos, pero no todos los
profesionales responden igual con el
valor más bajo al concepto de mayor calidad de producto o en su caso respuesta.
Buscar en el mercado el
producto que necesitamos o soñamos y quién pueda ofrecer con lenguaje similar el
producto buscado, al más bajo precio no es sinónimo de buena calidad ya sea en
cuestión de diseño o de materiales, ya que se transformaría todo en un proceso mágico
o de cuento chino.
Jugar con nuestros sueños
es entender el significado de la popular frase busque, compare y se encuentra
algo mejor cómprelo, pero también es valorar la profesionalidad de quien se la
merece.
La decisión de
encomendar un sueño es demasiado importante en la vida de una persona, de una
familia o de un grupo de personas para que los malos entendidos o la
inexperiencia de un mal profesional
frustren el proyecto soñado, es por ello que a la hora de elegir un profesional
tenemos que dejarnos de autoengaños, tenemos que elegir con los sentidos y luego con el bolsillo, y así seguramente no
nos equivocaremos.
Ferrán
Aparicio
10 de mayo de 2015
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