Darma o Dharma, es una palabra que en
sánscrito quiere decir “proteger” o
“guardar”. Depende que religión lo introduzca adquiere un significado en
el caso del budismo es utilizado para señalar las enseñanzas del buda, mientras
que en el hinduismo es interpretado como una buena virtud, acción o deber
superior.
Como concepto se refiere a todo aquello que protege o guarda
y relaciona el bienestar individual y el colectivo.
Pero el Darma, se ha relacionado siempre con el Karma,
palabra mucho más integrada en nuestro lenguaje cotidiano y lo que muchos no
intuíamos es que Darma y Karma trabajan
como la ley de la causa y efecto.
Es la reencarnación o al menos los que creemos en ella, la
que explica la rueda de la vida, que tanto el ciclo como la rueda, por su
propia forma se entiende sin principio
ni fin, sino como una evolución en el camino y es el karma el que explica el concepto de la vida como una sucesión
continua de vida y muerte.
Todos conocemos de alguna forma, o de alguna anécdota que la
ley Karma. Esta se basa en que para cada acción tiene una consecuencia, para
cada causa hay un efecto, para cada acción hay una reacción natural y tiene el
efecto boomerang en el sentido que por ser parte del ciclo de la vida vuelve a
su punto de origen, si no antes,.., después, si no en esta vida,.., en la
próxima.
De ahí simplemente Darma en el sentido que toda acción que
beneficie al individuo, a quienes lo rodean o a la sociedad generará un buen
Karma y buen ciclo de la vida y así de una forma continua en el tiempo y del No tiempo.
El Darma como característica principal tiene el poder de
equilibrar el mal Karma acumulado es como el compensador del balance negativo
que cada uno tengamos acumulado y justifica el famoso dicho: haz el bien y no
mires a quien, pues al final redunda en nuestro propio bienestar, bien en esta
vida,.., bien en la próxima.
Para entender la acción del Darma sobre el Karma,
simplemente hay que analizar los efectos de la ley del Karma, que también ha
sido expresada en otras expresiones como la ley de recurrencia, todo
vuelve a ocurrir con sus consecuencias; la famosa ley del Talión, ojo por ojo y
diente por diente; la ley de la causa y el efecto, no existe causa sin efecto
ni efecto sin causa y por supuesto y evidentemente la ley de la igualdad en
cuanto de lo que se da se recibe.
Al final, la experiencia de ser humano implica tener la
libre opción de actuar de acuerdo a nuestras virtudes o defectos y el poder
está en nuestras manos, pues forjamos el presente y el futuro con nuestras acciones,
es por ello que nuestras decisiones y actuaciones independientemente del Karma
que tengamos acumulado podemos balancear la cuenta obrando de acuerdo con el simplemente Darma.
Ferrán
Aparicio
1
de Agosto de 2016
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