Cuando decimos la expresión «a mí plin», queremos expresar que algo nos importa un bledo, o que nos importa un comino, es decir, que nos es indiferente, nos da igual, no nos importa ni nos afecta…
Según el diccionario de
la RAE, plin
. que se puede expresar también «plim»
es una expresión coloquial usada para indicar que a algo no se le da ninguna
importancia.
Un ejemplo de su aplicación es: «Escuches lo que escuches, te digan lo que
te digan… a tí plin, tú haz
lo que debes hacer y punto.»
A pesar de que muchos nos
acordaremos del eslogan del anuncio de colchones «a mi plin, yo duermo
en Pikolin», el origen viene de mucho más atrás.
Los inicios de esta
expresión datan de la época de la Revolución Gloriosa (1868) cuando se produjo
una sublevación militar en España que supuso el destronamiento y exilio de la
reina Isabel II.
Uno de los grandes protagonistas
de aquella revolución fue Juan
Prim, general del ejército y político de ideas liberales, anti borbónico y líder progresista. Entre otras
muchas ideas, fue partidario de la independencia de Cuba si lo decidía el
pueblo cubano a través de referéndum). Finalmente sufrió un atentado junto a la
calle Alcalá de Madrid, aunque esa no fue la causa de su muerte.
Juan
Prim y Prats , Nació en Reus el
6 de diciembre de 1814 y murió en
Madrid, 30 de diciembre de 1870), conde de Reus, marqués de los
Castillejos y vizconde del Bruch, fue un militar y político liberal español del
siglo XIX que llegó a ser presidente del Consejo de Ministros.
En su vida militar participó
en la primera guerra carlista y en la guerra de África, donde
mostró relevantes dotes de mando, valor y temeridad. Tras la Revolución de
1868 se convirtió en uno de los hombres más influyentes en la España del
momento, patrocinando la entronización de la Casa de Saboya en la
persona de Amadeo I. Murió asesinado poco después.
Tras la revolución de
1868, la gente cuando expresaba sus posicionamientos políticos a favor de los
progresistas y congeniando con las ideas del general Prim, decía «a mí Prim», para aclarar que no
le interesaban las argumentaciones de monárquicos o conservadores.
Con el tiempo se empezó a
utilizar la expresión en los sainetes de los teatros y acabó derivando hasta
nuestros días en la que conocemos.
Ferrán
Aparicio
20 de marzo de 2025
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