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sábado, 10 de febrero de 2018

CONEXION


Se define por conexión la unión que se establece entre dos o más cosas, pero también se puede extender a las  personas para que entre ellas haya una relación o una comunicación, llegando al límite de la empatía como medio de conexión.

En el caso de la psicología de la conexión  versa sobre  saber qué procesos latentes hacen que la persona  se sienta más conectada o atraída por un producto determinado, y no por otro.

Tambien la conexión es una manera de especificar la diferenciación covariante en una variedad diferenciable y también puede referirse a la conexidad de un espacio topológico.

 Pero en cualquier ámbito y campo, la conexión es el enlace que se establece entre el emisor y el receptor a través del que se envía el mensaje.

En muchas  ocasiones, nuestras decisiones de relacionarnos se rigen por procesos tan inconscientes, tan complejos e inexplicables  pues en realidad, no es lo mismo coincidir con alguien que conectar con ese alguien.

En nuestro mundo diario conocemos sin duda a mucha gente, bien por nuestro trabajo bien por nuestras relaciones sociales, a diario convivimos con ellas; sin embargo, a lo largo de nuestras vidas solo llegamos a conectar en profundidad con unas pocas.

Las personas disponemos de una voz interior que nos dice en muy poco tiempo si algo o alguien puede ser relevante o significativo para nosotros, es una sensación innata que pocas veces nos traiciona, independientemente que esa sensación corresponde  en el tiempo que aparece y con el tiempo dado que las personas evolucionamos y cambiamos, esa sensación de conexión también  puede llegar a cambiar.

Las manos entrelazadas que representan la psicología de la conexión, son esa sensación de compenetración psicológica que nos acerca a los humanos y es un vínculo tan íntimo y revelador que cruza muchas más fronteras.

Lo que es bien cierto como proceso natural es que la conexión profunda va más allá de las miradas porque se origina mediante la interacción y el trato, pero acontece sobre todo a través de una palabra muy concreta, mágica y significativa para todos: “compartir”.

Yo que soy de la idea que compartir, también es vivir, si bien el proceso de compartir debe ser un acto transparente e íntegro regido por otra palabra esencial: la confianza.

Para concluir, a pesar de que no es precisamente fácil llegar a construir este tipo compromisos, de vínculos tan mágicos y fuertes en nuestro día a día, no vamos a perder la esperanza por ello y perder la oportunidad de conectar, pues es tan fácil como practicar la apertura, la confianza y  la sinceridad.

Lo que tenga que venir lo hará en su momento y lo notaremos en poco tiempo: nuestro cerebro y corazón responderán de forma intensa ante esa persona, pues al fin y al cabo todo llega en su justo momento, ni antes, ni después.
                                                      Ferrán Aparicio
                                               10 de febrero de 2018