Se define por conexión la unión que se
establece entre dos o más cosas, pero también se puede extender a las personas para que entre ellas haya una
relación o una comunicación, llegando al límite de la empatía como medio de
conexión.
En
el caso de la psicología de la conexión versa sobre saber qué procesos latentes hacen que la
persona se sienta más conectada o
atraída por un producto determinado, y no por otro.
Tambien
la conexión es una manera de especificar la diferenciación covariante en una
variedad diferenciable y también puede referirse a la conexidad de un espacio
topológico.
Pero en cualquier ámbito y campo, la conexión
es el enlace que se establece entre el emisor y el receptor a través del que se
envía el mensaje.
En
muchas ocasiones, nuestras decisiones de
relacionarnos se rigen por procesos tan inconscientes, tan complejos e
inexplicables pues en realidad, no es lo
mismo coincidir con alguien que conectar con ese alguien.
En
nuestro mundo diario conocemos sin duda a mucha gente, bien por nuestro trabajo
bien por nuestras relaciones sociales, a diario convivimos con ellas; sin
embargo, a lo largo de nuestras vidas solo llegamos a conectar en profundidad
con unas pocas.
Las
personas disponemos de una voz interior que nos dice en muy poco tiempo si algo
o alguien puede ser relevante o significativo para nosotros, es una sensación innata
que pocas veces nos traiciona, independientemente que esa sensación
corresponde en el tiempo que aparece y
con el tiempo dado que las personas evolucionamos y cambiamos, esa sensación de
conexión también puede llegar a cambiar.
Las
manos entrelazadas que representan la psicología de la conexión, son esa
sensación de compenetración psicológica que nos acerca a los humanos y es un vínculo
tan íntimo y revelador que cruza muchas más fronteras.
Lo
que es bien cierto como proceso natural es que la conexión profunda va más allá
de las miradas porque se origina mediante la interacción y el trato, pero
acontece sobre todo a través de una palabra muy concreta, mágica y
significativa para todos: “compartir”.
Yo
que soy de la idea que compartir, también es vivir, si bien el proceso de
compartir debe ser un acto transparente e íntegro regido por otra palabra
esencial: la confianza.
Para
concluir, a pesar de que no es precisamente fácil llegar a construir este tipo
compromisos, de vínculos tan mágicos y fuertes en nuestro día a día, no vamos a
perder la esperanza por ello y perder la oportunidad de conectar, pues es tan
fácil como practicar la apertura, la confianza y la sinceridad.
Lo que tenga que venir lo hará en su momento y lo
notaremos en poco tiempo: nuestro cerebro y corazón responderán de forma
intensa ante esa persona, pues al fin y al cabo todo llega en su justo momento,
ni antes, ni después.
Ferrán Aparicio
10
de febrero de 2018